En verano se alquilan apartamentos, chalés y también piscinas. El concepto está calando en toda España. Varias plataformas conectan a propietarios con personas interesadas en disfrutar de un día de verano en una piscina en compañía de amigos o con la familia, aunque la mayor parte de los usuarios son jóvenes.

La idea funciona. "Una chica francesa estaba pasando una tarde con unos amigos en una zona residencial del sur de Francia y se dio cuenta que había muchas piscinas bonitas, con jardín, y estaban casi todas vacías. Se dio cuenta que estaban siendo desaprovechadas y empezó a poner en contacto a propietarios con la gente que no tiene su propia piscina y quiere disfrutar de una", explica Estefanía Leyva, directora de comunicación de Swimmy, el Airbnb pionero del alquiler de piscinas privadas.

Tras un estudio de mercado de un año, con llamadas a más de 400 propietarios, cuajó el proyecto. "Recibió muchas respuestas positivas y creó la plataforma en 2017. Francia es el país que más piscinas privadas tiene, con un millón y medio, y España es la siguiente. A raíz de la pandemia se ha disparado la construcción de piscinas en casa".

Crecimiento con la pandemia

El alquiler de piscinas privadas ha sufrido un aumento importante en los últimos años, sobre todo con la pandemia del coronavirus. Ahora mismo, hay cerca de 500 en toda España. Pero el margen de crecimiento es muy grande. Se pueden alquilar por horas, media jornada o días completos.

Manuel Vázquez alquila su piscina de su chalé de Olocau, Valencia, desde el año pasado. Está contento. Como la gran parte de ofertantes, puede residir en la casa mientras los inquilinos disfrutan de un día en el agua. "Tengo una zona lateral en la casa, junto a la piscina, con terraza y un jardín exterior con tumbonas y jacuzzi, y allí la gente puede hacerse barbacoas", explica.

Manuel cobra 12 euros por hora para un grupo de 5 personas. Si son más personas, el precio asciende a 15 euros. "No tengo queja. Este fin de semana tengo los tres días llenos y están entre 2 y 4 horas. El año pasado, con la covid, creció mucho la demanda y parece que se mantiene", explica. En todo el verano, este vecino de València alquilas unas 12 veces su piscina. "Con eso me pago el mantenimiento, o parte de él, porque siempre ha de estar limpia y eso ya sabemos que cuesta dinero", añade Manuel.

El concepto de qué es lo que se alquila, efectivamente, ha de quedar claro. "Hay propietarios que pueden permitirse estar en casa ese rato o ese día, porque tienen las zonas separadas, pero otros no tanto. También depende mucho de si hay servicio en la zona de la piscina o ha de entrar en la casa", afirma Estefanía. Todas las condiciones se establecen a través de la web o aplicación de la plataforma. La búsqueda es muy sencilla: eliges el lugar, el tamaño y el día y buscas lo que más se adapte a tus preferencias.

A partir de ahí, el interesado tiene la opción de chatear con el propietario para cerrar los flecos, como qué elementos hay en la piscina y qué puedes llevar (nevera, hinchables, etc.) ¿Fianza? No hay, porque las empresas se encargan de asegurar todas las instalaciones.

La piscina de Castellar, en Valencia, abre sus puertas.

Los precios oscilan entre los 10 y los 20 euros por hora, dependiendo de la calidad, tamaño y de los servicios que ofrecen los propietarios. Incluso una piscina prefabricada tiene su público, porque el que la alquila es alguien que busca muy cerca de su casa.

"No sé como se les ocurrió esta idea, pero acertaron. Nosotros lo descubrimos el año pasado y desde entonces contamos con ellos. Tenemos el plan perfecto para quedar toda la familia, con amigos, hemos celebrado algún cumpleaños y pensamos seguir usando el servicio. Es como tener tu propia piscina y de forma privada2, asegura Sharon, una usuaria de la plataforma Swimmy.

"Los anfitriones de las piscinas en las que hemos estado son una maravilla. Nos hacen sentir como en nuestra casa, nos hacen saber que todo el espacio está a nuestra disposición ( barbacoas, baños, espacios para relajarse, etc) que si necesitamos algo ellos están ahí. Así que en ningún momento te sientes incómodo de saber que usas la piscina de otra persona, que ese era mi principal temor el primer día que utilicé el servicio, ya que hay veces en las que están los propietarios en sus casas", añade.