La Opinión de A Coruña

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El universo, como nunca se ha visto

El telescopio espacial James Webb envía las primeras fotografías de su misión, las imágenes del cosmos más detalladas jamás captadas

El universo, como nunca se ha visto

Presten atención a las imágenes que acompañan estas líneas, porque cada uno de los destellos que ven podría cambiar completamente nuestra manera de mirar (y entender) el universo. Fíjense en cada punto de luz. Hay brillos que indican el lugar donde reside una estrella. Otros que hablan de cómo es una galaxia. Otros que muestran qué hay detrás de un cúmulo de polvo cósmico. También hay chispazos que, hasta ahora, no sabíamos que estaban ahí y que a través de su brillo desvelan lugares recónditos del universo. Todo esto, y mucho más, es lo que hay detrás de las primeras imágenes captadas por el telescopio espacial James Webb, el observatorio espacial más grande y poderoso jamás lanzado. Las imágenes que están viendo suponen uno de los retratos más detallados jamás capturados de nuestro universo. También representan una pequeña muestra de todo lo que el James Webb es capaz de hacer. La primera tanda de imágenes que el telescopio espacial ha enviado a su planeta madre muestra, por ejemplo, el nacimiento de estrellas en la escarpada silueta de la nebulosa de Carina. O un quinteto de galaxias chocando entre sí a unos 290 millones de años luz de distancia. O una estrella moribunda rodeada de un mar de polvo y varias capas de luz. O la imagen infrarroja más profunda y nítida jamás captada del universo distante. Cada uno de estos retratos espaciales, explica el equipo científico de este proyecto, podría llevar a nuevos y emocionantes descubrimientos sobre nuestro cosmos. “En algún lugar, algo increíble está esperando a ser encontrado”, afirmó Bill Nelson, administrador de la NASA, justo después de la presentación de estas imágenes. “Estamos ante el amanecer de una nueva era en la astronomía”, añadió Josef Aschbacher, director de la Agencia Espacial Europea (ESA), durante el evento de ayer, que sumó decenas de miles de espectadores en todo el mundo.

El universo, como nunca se ha visto

Los primeros retratos espaciales captados por el Webb no solo sorprenden por sus llamativos colores o por las historias que explican entre destellos. La parte más espectacular es el detalle que consiguen. Sobre todo en comparación a lo que, hasta ahora, había logrado el telescopio espacial Hubble. Según explican los científicos detrás de este observatorio espacial, Webb es cien veces más sensible que su predecesor. La misma imagen que Hubble tardaba hasta dos semanas en tomar, Webb la capta en tan solo unas horas. Sus lentes son tan y tan potentes que pueden mirar hacia un punto tan pequeño como un grano de arena y captar, a partir de ahí, la luz de galaxias situadas a miles de millones de años luz de distancia.

El universo, como nunca se ha visto

“Esta misión será un antes y un después en muchos aspectos. Nunca hemos puesto en el espacio algo que mire el universo con estos ojos”, explicaba, justo antes del despegue del Webb, Begoña Vila, una de las científicas encargadas de coordinar los instrumentos a bordo del telescopio espacial James Webb, en una entrevista. “Es como cuando llevas toda la vida haciendo fotografías con una cámara malucha y de golpe te cambias a una cámara buena. Aunque saques una foto al mismo punto, la cámara buena sacará detalles que en la otra ni siquiera se aprecian”, comentaba la experta. Las imágenes publicadas ayer muestran que, efectivamente, los expertos estaban en lo cierto. Webb es capaz de captar detalles que, hasta ahora, ni siquiera sabíamos que estaban allí.

La historia de esta misión arranca hace casi de tres décadas. Han hecho falta muchos años de investigación, casi 10.000 millones de dólares invertidos y superar un sinfín de imprevistos (y polémicas) para lograr el despegue de este telescopio espacial de última generación. El instrumento, pese a todo, logró salir de su planeta madre el pasado 25 de diciembre. Entonces arrancó su verdadera odisea espacial. En sus primeros seis meses de vida, el telescopio ha tenido que desplegar su arsenal científico en el espacio a gravedad cero mientras esquivaba (o sufría) el impacto de pequeños meteoritos espaciales. Aun así, Webb ha logrado llegar a su destino, situado a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra. Desde ahí enviará sus crónicas sobre los rincones más recónditos del universo. Una de las primeras historias capturadas por el Webb habla, por ejemplo, de un exoplaneta gigante situado a unos 1.500 años luz de la Tierra.

El primer análisis espectroscópico de este cuerpo gaseoso, también presentado este martes, ha desvelado que el lejano mundo WASP-96 b tiene agua en su atmósfera. Probablemente en forma de nubes o de neblina. Este dato, hasta ahora inédito, es una muestra más de cómo este telescopio espacial puede cambiar nuestra visión del cosmos. En su primer año de vida, Webb dedicará alrededor del 25% de su tiempo en la observación de exoplanetas. Si todo va según lo previsto, esta misión apuntará hacia decenas y decenas de cuerpos celestes para descubrir qué hay donde, hasta ahora, no habíamos visto nada.

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