La ola de calor que azota la península desde el pasado día 10 y el goteo de víctimas mortales que sigue dejando el COVID no solo han disparado las cifras de fallecidos en Galicia, sino también el número de decesos por encima de las previsiones (exceso de mortalidad). El pasado mes, se notificaron 3.268 muertes por todas las causas en la comunidad, mientras que el exceso de mortalidad fue de 909, según datos del Panel MoMo del Instituto de Salud Carlos III, un sistema de motorización de mortalidad diaria observada con respecto a la esperada según las series históricas de mortalidad y que permite calcular, de forma indirecta, el impacto de cualquier evento de importancia en la salud pública.

Un mes anómalo.

En julio fallecieron 3.268 gallegos, 652 más que el mismo mes de 2021 y 701 más que en 2020, unos meses antes de que estallara la pandemia del COVID. Pero la diferencia es aún mayor si se comparan las cifras del exceso de mortalidad por todas las causas: 909 el pasado julio, 189 en el de 2021 y 123 en el de 2020.

COVID y ola de calor.

De los 909 fallecidos que el MoMo reporta como exceso de defunciones por todas las causas, 137 son atribuibles al calor y otro montante importante corresponden al COVID, que en julio experimentó un importante repunte en Galicia respecto a junio. Según los datos disponibles de la Consellería de Sanidade a fecha de ayer, y a expensas de que pudiera notificarse algún deceso más, julio se cerró con 221 fallecidos por COVID-19. Julio de 2021 sumó 21 víctimas mortales del coronavirus en la comunidad, lo que supone un incremento del 980%.

Calor.

Según los datos del MoMo, el pasado mes fallecieron en Galicia a causa del calor 137 personas, lo que supone un incremento de un 661% respecto a 2021, cuando se registraron 18 decesos atribuibles a esta causa, todos en 9 días (entre el 16 y el 24 de julio). Las cifras alcanzadas este año no son comparables con las de ningún mes de julio en los últimos ocho años. Los que más se aproxima, y de lejos, son los meses de julio de 2016, con 69 muertes atribuibles al calor, y de 2020, con 54.

La octava región con más muertes por calor.

Galicia es la octava comunidad con más decesos el pasado mes de julio atribuibles al calor. Madrid lidera la lista, con 504. Por encima de Galicia se sitúan también Andalucía, Aragón, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña y Extremadura. La única que no registró ningún deceso atribuible a las altas temperaturas fue Melilla.

Pontevedra encabeza la lista en Galicia.

Por provincias, la de Pontevedra es la que más decesos atribuibles al calor registró en julio: 46, seguida de Ourense (34), A Coruña (30) y Lugo (27). Sin embargo, tomando los datos de las muertes notificadas, A Coruña encabeza la lista, con 1.304, seguida de Pontevedra (942), Lugo (525) y Ourense (497). En exceso de mortalidad por todas las causas, A Coruña vuelve a ser primera, con 321. La siguen Pontevedra (275), Lugo (157) y Ourense (156).

Un mes de goteo constante.

Exceptuando la primera semana de julio, el resto del mes fue un goteo constante de decesos atribuibles al calor, que arrancaron el día 8 y que se dispararon a partir del 10, cuando comenzó la ola de calor. Los dos días que más decesos atribuibles a las altas temperaturas fueron el 16 y 17, con 14 decesos cada una. A partir de esta fecha, la cifra de fallecidos fue bajando gradualmente, desde los 13 registrados el día 18 hasta una muerte el 25, cifra que se repitió el resto de los días del mes hasta el 31.

Los más vulnerables, los mayores.

Como sucede con el COVID, el colectivo de mayor edad es el más vulnerable al calor. De las 137 muertes atribuibles a la temperatura ambiental, 94 fueron mayores de 85 años y 38 de entre 75 y 84 años. Por sexos, 90 fueron mujeres y 47 hombres.

Alerta roja.

Galicia y Madrid están en el nivel Kairós 3 (riesgo máximo) por alta temperatura, según este sistema de vigilancia del Centro Nacional de Epidemiología. Esto significa que la previsión de exceso de mortalidad por calor se sitúa por encima del 60%.

Mata más el frío.

Aunque según los datos de MoMo, el frío provoca más muertes atribuibles a la temperatura que el calor —solo en enero, el mes de mayor mortalidad por esta causa en Galicia, se registraron 227 decesos en 2021—, lo cierto es que en lo que va de año, el calor suma más muertes que el frío, al que hay que atribuirle 118 desde el pasado 1 de enero.

La ola de calor más extrema desde 1975 en el país

No ha habido hasta ahora ningún inicio de verano con un mayor exceso de muertes atribuibles a las altas temperaturas que este. La ola de calor del pasado julio, la más extrema desde que en 1975 comenzaron los registros unificados y también una de las tres más largas, ha dado lugar a cifras de fallecimientos sin precedentes en esta época. Según las estimaciones del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo), en el recién acabado mes fallecieron 2.222 personas debido a las temperaturas extremas, casi el triple que la media de los últimos años. La ola de calor más extensa desde que estos fenómenos se miden tuvo lugar en julio de 2015, con una duración de 26 días. En ella se encuentra la causa de 1.530 muertes, refleja el Momo. A partir de aquí, los números son muy inferiores: 751 muertes en el mismo mes de 2016, 693 en 2017, 119 en 2018, 936 en 2019, 521 en 2020 y 508 en 2021. Si se añade junio de 2022, periodo en el que el exceso de fallecimientos se situó en 830, el total de muertes por calor en estos dos meses (3.052) más que triplica la media de estos años anteriores. El único año que puede compararse al actual es 2003, especialmente cruento: 2.011 muertes atribuibles al calor en julio. Las cifras se dispararon al mes siguiente, hasta llegar a las 8.727, de la mano de una ola de calor que llegó a causar unos 70.000 decesos en toda Europa. Aquello marcó un punto de inflexión. Sanidad lanzó después un plan nacional con actuaciones preventivas por altas temperaturas, con medidas que deben aplicar las administraciones y recomendaciones para la población en general, como beber mucha agua y evitar hacer deporte a pleno sol. El aire acondicionado también se ha extendido desde entonces: los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) señalan que en 2008, último año del que existe información, el 35,5% de los hogares españoles disponían de este sistema de refrigeración, frente a menos del 5% a finales del siglo pasado. Todos estos factores han hecho que las muertes por calor, que siempre afectan a los más vulnerables (ancianos y rentas bajas), no hayan crecido al mismo ritmo que aumentaban las temperaturas. Al contrario. Un estudio del Instituto de Salud Carlos III, centro que también es responsable del sistema MoMo, refleja que cada vez hace falta que los termómetros lleguen más arriba para que la gente muera. Entre 1983 y 2003, la mortalidad aumentó el 14% por cada grado por encima de lo que se considera ola de calor en cada lugar de la geografía española: 33 grados en Barcelona y 36 en Madrid, por ejemplo. Entre 2004 y 2013, en cambio, el ascenso en la mortalidad quedó por debajo del 2% por cada grado. En el Instituto de Salud Carlos III subrayan que el Momo no refleja un número exacto de defunciones debido a las altas temperaturas, que en la mayoría de los casos tienen que ver con deshidrataciones, porque los golpes de calor representan solo una pequeña parte del total. “Se trata de estimaciones de excesos mortalidad que el modelo calcula que se está produciendo en un día determinado, en comparación con series históricas de mortalidad y temperatura en España”, explica este organismo.