La Opinión de A Coruña

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La fórmula portuguesa del éxito luso

El país vecino ha pasado en pocos años de estar a la cola a ser un referente europeo: currículos flexibles y reducción de ratios, algunas de las claves

Una profesora en una clase en Seixal, en pandemia. | // MANUEL DE ALMEIDA

En la clase de la profesora Glória Cardoso, en la escuela Santo Condestável de Lisboa, tan solo había nueve alumnos el pasado curso 2021-2022. Eran cinco niños y cuatro niñas de segundo de primaria que, cada semana, eran separados del resto de su grupo para recibir una clase especial de portugués. En una de las lecciones, por ejemplo, debían reconstruir una historia que habían leído en la sesión anterior y que Cardoso había dividido en varias tiras de papel para que los niños las pegasen en su libreta de forma correcta. Durante el proceso, la profesora respondía sus dudas, les refrescaba la memoria y les ayudaba de forma individualizada.

El ejercicio formaba parte del proyecto Mais Português, una iniciativa educativa destinada a los alumnos que muestran más dificultades en la comprensión y expresión de la lengua. “Al inicio del curso hacemos un test individual para saber cuáles son sus conocimientos y, en función de los resultados, formamos los grupos. Los que leen correctamente se quedan en el aula principal con su profesor, mientras que los que tienen más dificultades vienen conmigo”, explicaba la profesora. Durante casi una hora y media, los alumnos de Cardoso prestaban atención, levantaban la mano y seguían sus instrucciones.

El proyecto Mais Português está financiado con los recursos que el Gobierno luso destina a los Territorios Educativos de Intervención Prioritaria (TEIP), de los que la escuela Santo Condestável forma parte. Se trata de una iniciativa impulsada en 1996 por el Gobierno del entonces primer ministro António Guterres y destinada a combatir los altos índices de abandono escolar registrados en ese momento. El curso pasado, el programa aportaba recursos extra a 146 centros del país, ubicados en zonas desfavorecidas económica y socialmente, para ampliar el personal y estar más cerca de las realidades familiares de los alumnos.

El director de la escuela lisboeta, Luis Mocho, asegura que el programa TEIP ha sido fundamental para reducir de forma drástica la tasa de abandono escolar en Portugal, que en 1996 era de más del 40% y que en el primer trimestre de este año alcanzó su mínimo histórico, con un 5,1%. “Cada colegio es autónomo para decidir a qué fines destina estos recursos. En nuestro caso hemos hecho un equilibrio entre más docentes y más técnicos, como psicólogos, animadores de recreo o pedagogos”. La creación de un gabinete de apoyo familiar, en un barrio con problemas sociales y alta presencia de familias desestructuradas, también ha sido un factor decisivo para reducir la tasa de abandono escolar, según el docente.

Además de prevenir el abandono de los alumnos a edades tempranas, Portugal ha registrado un avance significativo en el informe PISA, que mide el nivel educativo de los principales países de la OCDE. Según la última edición, realizada en 2018, Portugal es uno de los países que más ha mejorado en los tres indicadores —lengua, ciencias y matemáticas— desde la primera edición, del año 2000.

El profesor de Ciencias Educativas de la Universidad de Coimbra, Carlos Barreira, atribuye este éxito a varios factores, entre los cuales destaca la formación de profesores y la continuidad de las políticas educativas a lo largo de los últimos años. “Hemos tenido políticas públicas caracterizadas por el consenso. Son programas que existen desde hace tiempo y que hemos logrado consolidar”, explica.

Los expertos señalan que la flexibilidad de los colegios para adaptar los currículos educativos, aprobada en 2018, también ha permitido mejorar los indicadores. Desde ese año, los centros escolares pueden gestionar el 25% de las horas de clase semanales e impartir materias que están fuera del contenido obligatorio. Aún así, los investigadores Tiago Neves y Gil Nata, de la Universidad de Oporto, destacan la dificultad para atribuir un motivo concreto a los buenos indicadores y señalan que todavía hay margen de mejora.

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