"Se suele decir que el amor es química, pero el amor también es matemática, o más bien la relación sentimental". Ángel Ferrández, profesor de Matemáticas, participa estos días en las jornadas para la divulgación de la Ciencia que organiza la Universidad de Alicante y asegura que con fórmulas matemáticas se comprueban las posibilidades de ruptura, se resuelven crímenes, ayudan a preparar la mejor caña de cerveza y también a hacer un buen café, el mejor italiano.

Hace ya dos años, en 2020, el Día Internacional de las Matemáticas lanzó el lema de que las matemáticas están en todas partes, y desde entonces el profesor Ángel Ferrández, de la Universidad de Murcia, intenta que así sea cada vez que alguien el pregunta al respecto. Incluso difunde una fórmula o ecuación del amor, descubierta hace ya una década pero con plena vigencia, y que demuestra que fructifica cuando uno se enamora y termina formando pareja pensando en que será para toda la vida.

Esfuerzo

Lo que aportan las matemáticas a la relación es fortaleza del sentimiento de una persona hacia otra y, por lo mismo, si existe posibilidad de ruptura.

"Se puede vaticinar estadísticamente porque la fórmula muestra que el sentimiento hacia otro decae de forma exponencial, pero que se puede complementar con el esfuerzo de cada uno de ellos". Está demostrado que a partir de que los enamorados forman pareja, el amor empieza a decaer y este decaimiento lo puede frenar el sacrifico o esfuerzo que se aporta, al modo de las fórmulas físicas del esfuerzo y la polea.

"Si el esfuerzo y empuje no es suficiente, a los dos o a los quince mese ese amor colapsará" advierte este experto que admite que las estadísticas no se han hecho todavía ni en España ni en Europa, pero que en California están más que acreditadas.

"La llaman la paradoja del fracaso, porque tras formarse una pareja para durar en el tiempo, lo más probable es que esa unión se rompa". Y de ahí la importancia del esfuerzo que se aporte, porque entre ambos pueden conseguir ralentizar la elevada probabilidad de fracaso que dictaminan las matemáticas.

Crimen y caña

Con el cálculo, como igualmente difunde Ferrández, también se puede contribuir a resolver un crimen. El caso que cuenta es real, de un experto perito, a quien llamaron a un juicio para que ratificara o no la declaración previa de un forense. "Se puede determinar con absoluta precisión cuándo murió la víctima con la fórmula del enfriamiento de Newton", desvela el profesor.

Y sabiendo la hora de la muerte, la resolución sobre el posible culpable entre dos personas que pasaron por la zona no dejó duda alguna al juez.

Hay otro modelo matemático que también favorece la preparación de una buena caña de cerveza. En este caso los ingredientes de la fórmula son la temperatura ambiente del sitio donde te tomas la caña, el tiempo de que se dispone, la cantidad de personas con las que te gustaría compartirla e incluso el humor que se tiene en ese momento, del 1 al 10.

"Es un resultado estadístico -explica- que concluye que la pinta perfecta se bebe a 17,8º C, dos días antes de trabajar, con tres o cuatro personas, de buen humor y muchos productos para comer». 

Expreso

Todo esto se traduce en números, incluso las emociones, que acaban siendo la clave de la fórmula como destaca el matemático. No quiere acabar su propósito de divulgar la Ciencia sin desgranar la que permite hacer un buen café, que no tienen nada que ver con que también se beba como la cerveza.

"Este trabajo surge de una observación muy simple". Los italianos, maestros en el tema, solo toman un dedito, y seis investigadores ingleses comprobaron que el café italiano usa cinco gramos, un poquito de agua por taza, lo muelen muy poco en el grano grueso y el agua pasa rápidamente, sin presión, por lo que se queda con el aroma "y sale un café que se considera excelente".

Por contra, fuera de Italia se emplean entre 15 y 25 gramos, muy molido a mucha presión por lo que al agua le cuesta pasar y se perjudica al café, "al margen de que se estima una pérdida de miles de euros. Y todo demostrado a partir de los