La Dirección Xeral de ASistencia Sanitaria subraya que las 20 notificaciones tras fallecimiento después de la administración de vacunas contra el COVID-19 “son sospechas de reacciones adversas, notificadas por profesionales sanitarios y ciudadanos, pero no implican una relación de causalidad entre el medicamento y la reacción sufrida”.

Como informó ayer LA OPINIÓN, recogiendo los términos expresados en el boletín del Centro de Farmacovixilancia, estos eventos adversos se definen como el resultado adverso que ocurre durante o después de la administración de un fármaco, pero que puede o no ser atribuido a este. Se trata, por tanto, de sospechas que tendrían que ser confirmadas o descartadas por un estudio minucioso posterior.

“Los profesionales sanitarios tienen la obligación de notificar todas las sospechas de reacciones adversas —añade la Dirección Xeral de Asistencia Sanitaria—; posteriormente se evalúa su causalidad y si esto puede ser motivo de una señal”.

Esta veintena de notificaciones tras fallecimientos se realizaron después de haberse administrado 6.700.344 dosis de vacunas contra el COVID en Galicia; es decir, hubo una notificación de este tipo por cada 335.000 dosis.

Las vacunas contra el COVID muestran una relación beneficio/riesgo muy favorable. Según el Centro de Control de Enfermedades estadounidense, las personas sin vacunar fallecen de COVID con 24 veces más frecuencia que aquellas que tienen la pauta completa y dos refuerzos.