La Opinión de A Coruña

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César Bona Maestro y escritor; es el único español que ha aspirado al Global Teacher Prize, el ‘Nobel de la educación’

“La salud y la gestión de las emociones deberían tener más peso en las escuelas”

“Para mí el fin de la educación es dar a los niños herramientas para que crezcan y sepan relacionarse con ellos mismos y con las personas que les rodean y el mundo en el que viven”

El reputado maestro César Bona, en el Hospital Universitario de A Coruña (Chuac). CARLOS PARDELLAS

Es el único español que ha aspirado al Global Teacher Prize, el ‘Nobel de la educación’, y eso que nunca soñó con ser maestro. A profesor extraordinario llegó tras licenciarse en Filología inglesa y empezar a dar clases “como una salida profesional más”. Cursó Magisterio, para ampliar su formación, y fue “estando ahí, rodeado de niños y niñas en el aula”, cuando se percató de “cuán importante es cada minuto, lo que les dices y lo que les escuchas”. La escucha es, precisamente, uno de los pilares de la nueva educación que defiende. Potenciar las emociones, el otro. César Bona (Ainzón, Zaragoza, 1972) asegura que en cada pequeño hay un talento por descubrir y aboga por situarlos “en el centro” del sistema educativo. La semana pasada estuvo en A Coruña, donde habló de la emoción de aprender y la transformación educativa, en el marco del 50.º aniversario del Complexo Hospitalario Universitario (Chuac).

Su visita al Chuac ha sido su estreno como conferenciante en un hospital. ¿Qué tal la experiencia?

Muy interesante, especialmente después de lo vivido en los últimos tiempos. Antes de la conferencia, hicimos un recorrido por las instalaciones del Hospital Materno Infantil Teresa Herrera, conocí el aula donde reciben clase los niños y niñas ingresados y a su profesora, Laura Lizancos, y me pareció impresionante. El mimo que todos los profesionales del centro ponen en esa labor y su sensibilidad me dejaron absolutamente encantado con el viaje.

Un maestro ante un auditorio de profesionales sanitarios. ¿De qué les habló?

Analizamos qué puntos tenemos en común los docentes y los sanitarios. Unos y otros trabajamos con personas que dependen de nosotros, por tanto, más allá de cuánto sepamos, el modo en que nos comunicamos es muy importante. También compartimos el hecho de que trabajamos con personas vulnerables, y nuestra labor consiste en hacerles la vida mejor, o en darles herramientas para que así sea. Hablamos de todo esto y fue un encuentro muy, muy enriquecedor.

Haciendo uso del lenguaje médico, ya que ha estado en el Chuac, ¿cuál es su diagnóstico de la educación en España?

Basándome, precisamente, en el hecho de haber estado en el Chuac, conjugaré ambos términos, educación y salud. Antes de la pandemia de COVID, se daba por hecho que los chavales tenían que salir del colegio con cosas aprendidas y, obviamente, con la salud con la que entraban, pero hemos visto que somos frágiles y que tenemos que darle mucho más peso a la salud. Con esa palabra habría que ‘recomenzar’ después de lo vivido, y hago referencia a la definición de salud, según la OMS, como “el estado de completo bienestar físico, mental y social”, y no solo como la ausencia de afecciones o enfermedades. Es fundamental que demos más peso a la salud en estos tres ámbitos. Para los adultos, la pandemia de COVID han sido dos años de incertidumbre, incerteza, miedo y preocupación. Para un niño de 4 años, ha sido la mitad de su vida, para otro de 8, la cuarta parte, y habrá que ver cómo se reproduce esto en la socialización.

En su último libro, 'Humanizar la educación', reivindica la pandemia de COVID como una “oportunidad única” para “transformar la educación”. ¿Qué cambios propone?

Creo que debemos pensar y reflexionar sobre lo vivido en los dos últimos años. La solidaridad y la resiliencia salvaron miles de vidas, y la creatividad y la capacidad de adaptación salvaron miles de empresas. A lo mejor es difícil poner una nota numérica a estos asuntos, pero eso no significa no tengan que estar en las escuelas. Si la salud, obviamente, es tan importante, ¿no tendría que tener más peso en la educación? Saber, por ejemplo, en qué consiste la maniobra Heimlich, qué es una ERCP (reanimación cardiopulmonar) o cómo hay que actuar ante una reacción alérgica, son cosas tremendamente básicas que deberíamos tener en cuenta. También es fundamental educar hacia la convivencia y la gestión de las emociones. Durante la pandemia de COVID hemos vivido frustración, ira, miedo... pues veamos qué herramientas podemos dar a los niños y niñas, que a nosotros no nos dieron y que el ser humano necesita, para manejar todo eso.

El sistema educativo tiende, sin embargo, a medir mucho a los alumnos, a hacerlos competir...

Lo que más me sorprendía, durante lo peor de la pandemia de COVID, era precisamente eso. Todo el mundo estaba fuera de la escuela, preocupado por la vida, sin embargo, cuando se miraba hacia ella, lo que importaban eran los contenidos y terminar el curso. Ya no es que la escuela esté preocupada solo por el tema de los resultados académicos o las notas, es que es la propia sociedad la que hace que esta cambie tan poco, porque cualquier mínimo cambio es mirado con recelo. Y resulta curioso que siempre se pida una evidencia científica para llevar a cabo cambios que quizás puedan ser tremendamente interesantes para obtener buenos resultados académicos y sociales y para que el individuo se reconozca a sí mismo, y que no se exija lo mismo a lo que se está haciendo ahora, cuando uno de cada cuatro alumnos no termina sus estudios.

Hablando de cambios, ¿qué opina de la nueva ley educativa?

Al hablar de educación siempre tenemos que hablar de “la nueva ley” y eso da rabia, porque la gente creo que ha alcanzado ya un hastío y se pregunta hasta cuándo será “la nueva ley”. Dicho esto, pienso que el texto incluye cuestiones interesantes que, obviamente, tenemos que aplicar. Hace más énfasis, por ejemplo, en el respeto a las diferencias y al medio ambiente, dos puntos fundamentales que deberían estar recogidos en cualquier normativa futura, y a partir de los cuales deberíamos actuar también. Y aunque el temario sea un asunto recurrente, creo es interesante leer el currículo para ver que es flexible y que permite hacer cosas.

Acaba de arrancar el curso, el primero sin medidas antiCOVID en las aulas. ¿Cuáles son, desde su punto de vista, los grandes retos?

Uno de los grandes retos pendientes es que escuela y sociedad caminen juntos, de la mano, y a lo mejor cambiar también las preguntas y empezar a pensar cuál es el fin de la educación. Para mí es dar a los niños y niñas herramientas para que crezcan y sepan relacionarse con ellos mismos y con las personas que les rodean y el mundo en el que viven. Estaría bien que todos nos preguntásemos para qué nos gustaría que nuestros hijos fuesen a la escuela, porque las respuestas nos unen.

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