Plantea la posibilidad de que distintos grupos de comunicación colaboren también para crear suscripciones comunes a sus medios. ¿Cuáles cree que deben ser los siguientes pasos en este sentido?

Creo que sería una manera de facilitar la vida al lector, algo que a todos nos interesa. Hay algunas iniciativas que ya se han puesto en marcha y que han funcionado bien en algunos países. En Holanda, por ejemplo, montaron un proyecto que se llama Blendle, que básicamente era esto, hacer un 'Spotify' de periódicos. Creo que son cosas que hay que ir explorando. No tengo ninguna clave todavía. Cada grupo quiere ser dueño de la información que genera del usuario y quiere ser el primero en llegar y en poder coger la ventaja. Pero ahí entra el tema de la generosidad: o colaboramos y perdemos un poco todos para ganar en el conjunto, o será muy difícil. En el fondo, esta idea es exportable a muchas cosas. Lo hemos hecho en el mundo de la publicidad y es trasladable a la suscripción. Hay que pensar en el usuario, en lo que necesita, y siempre y cuando los grupos veamos el retorno adecuado, me parece que hay que explorarlo.

Puede ser una alternativa para evitar tener que acumular suscripciones para leer periódicos diferentes…

Muchas veces no se trata de una única solución, sino de poner varias alternativas al usuario. Habrá gente que no querrá leer 50 periódicos, sino solo EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del grupo Prensa Ibérica. Entonces, para eso podemos tener una suscripción individual, y el que sea un friki de la información, le vendrá muy bien tener un 'Spotify' de periódicos.

Dentro de la gran variedad de actores que hay en Internet, los medios no son los únicos en ofrecer contenidos y noticias. ¿Cómo se puede seguir ganando la confianza de los lectores cuando estos tienen tanta diversidad de opciones para informarse? Y sigue la lucha pendiente contra las fake news

La respuesta más importante es la del periodismo de calidad. Sin lugar a dudas. Hacer un periodismo fiable, de calidad e invertir en contenidos que sean relevantes para el usuario. A partir de ahí, hay que buscar los modelos de negocio que puedan hacerlo sostenible. El periodismo sigue siendo la clave del negocio. Si hacemos buen periodismo, tendremos que saber cómo empaquetarlo para venderlo. Pero si no tenemos un buen contenido, no podremos empaquetar nada.

Conseguir diferenciarse por la calidad de los contenidos...

La clave está en la calidad de los contenidos y nosotros, como grupo de medios locales, tenemos una ventaja que es la cercanía. Somos muy relevantes para nuestros conciudadanos y eso tenemos que seguir potenciándolo. Me ha gustado una cosa que ha dicho la CEO de Havas: la marca. Es importante defender y potenciar las marcas periodísticas y que sean sexis para el lector. Se ha perdido mucho de ese interés del lector porque ya nos ven como algo viejo, pasado de moda… Prefieren las redes sociales porque les parecen más sexi, sobre todo desde el punto de vista de los usuarios más jóvenes, aunque no solo. Al final, el contenido de calidad marca la diferencia y el modelo económico que tiene que venir detrás.

"La clave está en la calidad de los contenidos y nosotros, como grupo de medios locales, tenemos una ventaja que es la cercanía. Somos muy relevantes para nuestros conciudadanos y eso tenemos que seguir potenciándolo"

La guerra de Ucrania, la situación en Afganistán, alertan de los riesgos que entraña ejercer la profesión en algunos lugares del mundo. ¿Cómo se puede ayudar a proteger la libertad de prensa y el derecho a la información en estos países desde los lugares en los que sí se puede ejercer el periodismo con libertad? ¿Cómo pueden ayudar los medios libres a ejercer el periodismo allí con libertad?

(Reflexiona) Es una pregunta difícil de contestar. Si detrás no tienes un país con unos valores de libertad y democracia, es muy difícil que puedan sobrevivir medios que estén dispuestos a decir las cosas como son, o como creen que son, y tener su propia voz. Sabemos que en aquellos países que tienen un desarrollo menor, implantar una democracia o forzarla, acaba a veces generando situaciones incluso más complicadas o dramáticas que la anterior. Creo que desde las asociaciones internacionales y nacionales de prensa tenemos que defender siempre la libertad de prensa, también en los países con gobiernos democráticos. El presidente de la AMI ha recordado que se ha hecho una propuesta de ley sobre la información clasificada que puede hacer que no podamos investigar determinadas cosas ni publicarlas. Y que si lo hacemos, nos van a meter en la cárcel. Eso no puede ser. Eso lo tenemos que criticar duramente.

¿Cómo se puede recuperar a los lectores más jóvenes?

Hay un discurso muy establecido, y creo que es verdad, sobre que los jóvenes nunca han leído periódicos y que nunca los han comprado. Pero ahora hay una capacidad de canales de llegada e información, que a lo mejor no es la información pura y dura que publicamos en el periódico, pero que sí les interesa. Esto está relacionado con lo que hablábamos de la marca. Tenemos que hacer que los jóvenes sientan que nuestra marca es atractiva. Si no es atractiva para ellos, la van a rechazar. No nos podemos vestir de Lagarterana, nos van a pillar. Hay que buscar fórmulas. Se han hecho algunos intentos, pero tienen que ser medios hechos por gente joven, propuestas que se salgan un poco de nuestra manera de presentar la información.

Sin perder la óptica periodística.

Espero que esos jóvenes espero que tengan la capacidad de hacer periodismo de calidad, pero expresado de otra manera, a través de los lenguajes más audiovisuales, más rápidos, más frescos… Se pueden hacer cosas. Pero es un reto. Ahí hay que sembrar para que luego te relacionen con la marca adulta, no tanto porque ahora solo queramos jóvenes, porque el poder adquisitivo está en los mayores, así que si queremos anunciantes relevantes, la mayoría está en franjas de mayor edad.

Aitor Moll, en el hall del Palacio de Congresos de Zaragoza. ÁNGEL DE CASTRO

Veinte años después de la expansión de internet seguimos preguntándonos por el futuro del papel, que sigue con presencia fuerte en España, aunque cada vez más el análisis del futuro se centra en los contenidos digitales, como el pago de contenidos, las suscripciones… ¿Hasta cuándo puede durar el papel?

No lo sé (sonríe). Creo que el papel tiene que seguir estando. No creo que haya una solución única para todos. Habrá medios en los que el papel acabará desapareciendo porque dejará de ser relevante; en algunos ya no lo es. Pero a lo mejor no tiene sentido mantener el papel por las ventas, pero sí por la marca. Muchas veces somos conscientes de que para la gente que tiene puestos de responsabilidad en la Administración pública o en las instituciones, verse en el papel les presta más que verse en la página web. Mientras eso sea así y los ingresos menos los gastos del papel sigan siendo positivos, tiene que seguir habiendo papel.

¿Influye la inflación?

La inflación no está ayudando en este sentido porque los costes del papel se han doblado: antes una tonelada de papel costaba 500 euros; ahora vale 1.000. Eso hace que sea mucho más difícil rentabilizar esa parte del negocio, pero tenemos difusiones todavía muy relevantes y es algo complementario. Una de las desventajas del papel es que cuesta más reinventarse. Si no tienes papel en la redacción, es más directo, pero aquí tienes que hacer un doble trabajo.

Prensa Ibérica ha afrontado en los últimos años un gran proceso de crecimiento. ¿Qué balance hace?

Somos un grupo que hemos hecho un cambio muy importante en los últimos años, una apuesta muy decidida por el crecimiento e intentar ser líderes en el mercado nacional, y nuestros objetivos siguen vigentes a pesar de las dificultades del sector y del entorno en general. Pero queremos trasladar un mensaje positivo: estamos alcanzando en gran medida nuestros objetivos y vemos el futuro difícil, pero con esperanza.