Los últimos estudios apuntan a que el 43 por ciento de las personas que han pasado la Covid-19 padecen lo que se conoce como "niebla mental"; un perfil que queda "muy oculto" en esta infección porque, "de primera, no se observa una dificultad".

Pérdidas de memoria, dificultades de concentración, torpeza mental y problemas para mantener la atención: "Una fatiga que otra personas tendría cuando llevase trabajando doce horas". Son las consecuencias de que el virus haya afectado a sistema nervioso central y al cerebro.

El profesor del Máster en Neuropsicología Clínica de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) Aarón Fernández del Olmo ha detallado que se trata de personas que, tras pasar la infección, sostienen que ya no procesan igual la información. Se trata de algo que también se identifica con pacientes que han sufrido otros virus.

En una entrevista a Europa Press, Fernández del Olmo ha explicado que si hay una lesión importante a nivel cerebral puedes tener muy clara la causa, la pérdida de función y todo el circuito que hay para compensar.

Es algo que ocurriría por ejemplo cuando se sufre un ictus (algo que también puede llegar a causar el virus del Covid, ya que tiene un componente vascular).

En este caso, el ictus puede hacer que se desarrolle, por ejemplo, una dificultad en el lenguaje, o de memoria, que queda muy patente por neuroimagen.

No obstante, existe también un perfil que queda "muy oculto" tras pasar el Covid "porque, de primera, no se observa una dificultad". Así, "el problema surge cuando la persona empieza a acumular tiempo, sosteniendo la atención, trabajando en tareas que tienen más estímulos, y se empieza a generar una fatiga", ha explicado.

Se trata de una fatiga que, en otra persona, se generaría cuando se lleva trabajando doce horas, pero que a estas personas les puede ocurrir "en cuestión de muy poco tiempo y en función de lo que se le plantee de estímulos".

"Ese control cognitivo ante estímulos que están por medio molestando, como ruidos, que tiene que procesar muy rápido, que es lo que nos pide hoy en día la sociedad, se saturan muy rápido; y ahí tienes una dificultad muy grande para poder llevar a cabo tareas del día a día", ha relatado.

Se trata de algo que "claro que es frustrante" porque antes no les pasaba y, entonces, cuesta asimilarlo.

Hablamos de "niebla mental" cuando nos referimos a este conjunto de signos que no nos permiten funcionar de una manera rápida y que "nos saturan".

Pero, "nos vamos a encontrar con muchas causas distintas". Por tanto, lo "ideal" es que haya una valoración neuropsicológica detrás que permita discernir si estamos, realmente, ante un problema derivado del Covid o de otra situación, dado que hay personas que "creen" haber pasado el Covid.

A partir de aquí hay que plantear, tal y como ha relatado este experto, una doble vía de trabajo con las áreas que no funcionan, mediante ejercicios que ayuden a potenciar estas áreas que están afectadas.

Por otro lado, establecer estrategias para compensar: "Algo que antes no nos pasaba, como trabajar con la tele puesta, ahora nos satura más, así que hay que buscar espacios con menos estímulos, o más espacios entre una actividad y otra".

Fernández del Olmo ha advertido de que "nos encontramos en el terreno de la falta de estudios para ver los efectos de la terapia". Sí está claro que la estimulación cognitiva suele ser muy útil para frenar los efectos progresivos de las enfermedades degenerativas y, esto mismo, se podría extrapolar a las dificultades ante una niebla mental.

"La pauta sería diagnosticarlo correctamente a través de una buena valoración neusopsicológica y, después, hacer un tratamiento de rehabilitación para que la persona sea lo más funcional en su día a día", ha explicado.

La edad influye porque el cerebro de una persona mayor está menos conectado y eso "influye mucho en la velocidad procesal".

Cuando tenemos esa niebla mental lo que ocurre es que "se interrumpen un poco esas conexiones y no proceso tan rápido"; por tanto, a una persona mayor esta a situación va a ser "más complicada porque ya partimos de un cerebro con menos conectividad".