Más de 280.000 metros cúbicos de lodos taponan la desembocadura de los cauces nuevo y viejo del río Segura en Guardamar. Es una estimación conservadora ante la falta de un estudio técnico de cómo los temporales marítimos y las avenidas del río han colmatado el tramo final de la ribera desde que se llevara a cabo el último dragado hace quince años. En aquella ocasión se retiraron más de 480.000 metros cúbicos de sedimentos. 

La situación más preocupante, en opinión del Ayuntamiento de Guardamar, es la que presenta el cauce viejo del Segura en el tramo comprendido entre la barrera de retención de flotantes, después de recibir los aportes de los azarbes de la huerta en la margen derecha, y la gola del río ya en el mar. Son en torno a 775 metros lineales y casi un kilómetro contando con el espigón de abrigo de levante, en los que se han ido acumulando sedimentos en ambos márgenes que además se cubren de vegetación.

En la imagen se observa el estrechamiento del cauce viejo del Segura en la desembocadura. TONY SEVILLA

Cota más alta

La cota del terreno en este punto final del recorrido supera en varios metros a la que tiene el cauce a lo largo de varios kilómetros aguas arriba, circunstancia que favoreció la gran inundación de la huerta y zonas habitadas de la Vega Baja durante la DANA de septiembre 2019. Además de ser propiciada por la propia topografía del terreno está provocado por los sedimentos que se acumulan justo antes de llegar al mar. Aquella inundación provocó graves daños materiales y que miles de hectáreas de la huerta se mantuvieran bajo las aguas días, semanas e incluso, en algunos puntos, meses. 

Cauce viejo

La Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) construyó meses después dos compuertas que unen este cauce viejo y el nuevo -situado en una cota más baja- también en las proximidades de la desembocadura, al objeto de que ayuden a aliviar el caudal que asume el cauce viejo en caso de nuevas lluvias torrenciales. Que es mucho, porque a su ribera van a parar los principales azarbes de riego de la huerta, que en situaciones de DANA sirven de aliviadero de toda la margen derecha de la huerta tradicional y sus municipios. 

El alcalde de Guardamar, José Luis Sáez (PSOE) lleva desde 2019 advirtiendo que es necesaria una actuación de envergadura en el cauce nuevo, pero sobre todo en el viejo. El proyecto es complejo porque el espacio está amparado bajo varias figuras de protección ambiental dentro del catálogo de zonas húmedas de la Generalitat. Además este tramo final de la desembocadura forma parte del dominio público marítimo terrestre de Costas y no al del propio río, competencia de la CHS. 

Desembocadura del río Segura días después de la DANA de septiembre en la que se observa "el tapón" en el tramo final del río antes de la desembocadura en el mar. ÁXEL ÁLVAREZ

Reunión

El primer edil se reunió a mediados de septiembre con los responsables de la dirección general de Costas del Ministerio para Transición Ecológica para exponer la necesidad de llevar a cabo un proyecto «con tiempo, y con todas las garantías ambientales» a fin de resolver el problema de colmatación.

El humedal es zona con gran presencia de avifauna. Los técnicos de Costas se comprometieron a comunicar la petición del Ayuntamiento guardamarenco al secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, quien debe dar el visto bueno. 

Costas

El alcalde explica que mientras no se logra abordar este dragado tanto Costas como la CHS deberían elaborar y autorizar un protocolo de emergencia al objeto de que si se produce una crecida importante del caudal del Segura se pueda emplear maquinaria pesada con suficiente capacidad para despejar la zona en el momento y que el agua pueda evacuar en la desembocadura. 

También indicó que hay que actuar en el cauce nuevo, construido en la década de los noventa dentro del plan de defensa contra avenidas y al que algunos informes técnicos atribuyen los problemas de colmatación, pero en este caso se trata de una ribera capaz de evacuar 400 metros cúbicos por segundo sin tantas limitaciones como el viejo. 

El cauce antiguo es el que se observa en las dos imágenes en la parte superior. En la situada arriba, fechada en 2003 se aprecia el cauce despejado de sedimentos y vegetación. En la inferior se observa el proceso de colmatación

La N-332

La DANA de 2019 provocó la inundación de una parte muy importante de la huerta y de forma parcial del casco urbano de San Fulgencio, Dolores, Daya Nueva y Daya Vieja, Catral y Almoradí. La comarca recibió 129 hectómetros de agua en 72 horas. A la rotura del cauce del río Segura en Almoradí y la extraordinaria crecida de la rambla de Abanilla, que desbordó los azarbes desde su cabecera, se sumó este «tapón» de la desembocadura que retuvo el volumen de agua que buscaba la salida al mar y que obligó a actuaciones de emergencia, como la apertura improvisada de una salida al cauce nuevo. Ahora están las dos compuertas.

Dentro de las actuaciones del Plan Vega Renhace está contemplado elevar el trazado de la carretera N-332 que también actúa como barrera a esa evacuación, un proyecto que depende del Gobierno central y que no ha pasado del anuncio por parte de la Generalitat.

La administración autonómica también ha planteado otras medidas a través de la Dirección General del Agua como la transformación de los propios azarbes que desembocan en el tramo final del Segura en zonas de laminación y sacrificio de las aguas, incluso a través de un sistema de compuertas reguladoras. Proyectos que debe poner validar la CHS en su plan contra inundaciones en la cuenca que contempla una inversión de 600 millones de euros.