A pesar de que la evidencia científica ha demostrado los beneficios del contacto con la naturaleza, actualmente, solo uno de cada cuatro niños y adolescentes españoles juega a diario al aire libre, ya sea en un entorno natural o en un parque urbano (mientras que en la generación de sus padres y madres eran tres de cada cuatro). El mismo porcentaje (25%) es el de los chavales que salen, al menos, una vez al mes a jugar al aire libre. Son datos incluidos en 'Anales de Pediatría', publicación científica que explica que, en un altísimo porcentaje, la mala salud crónica (incluso las muertes) son prevenibles y están relacionadas con el deterioro y la contaminación de los ecosistemas.

Móviles sí, árboles no

“Los niños saben más marcas de móviles que nombres de pájaros o árboles”. La frase es de la profesora gallega Miriam Campos Leirós, que en 2017 creó, junto a otros docentes, el blog divulgativo 'El guiño verde'. Dos años más tarde, se unió al movimiento internacional Teachers For Future (Profesores por el Futuro) para que la educación verde no se limite a tener un huerto en la escuela u organizar una excursión al campo al año. La falta de contacto de los niños y las niñas con la naturaleza no solo es un problema educativo sino también de salud.

Los pediatras han identificado el déficit de contacto con la naturaleza como uno de los desafíos más importantes para la salud infantil tanto en Europa como en América Latina. “Aunque pueden variar las necesidades, los niños deberían pasar al menos una hora al día en el entorno verde o azul natural más cercano para satisfacer sus necesidades y favorecer un desarrollo saludable. Con todo, los efectos beneficiosos sobre la salud se notan ya desde pequeñas dosis de dos horas a la semana”, asegura el doctor Juan Antonio Ortega, coordinador del comité de salud medioambiental de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

"Los médicos deberíamos recetar más naturaleza"

Juan Antonio Ortega - Miembro de la AEP

“Los médicos deberíamos recetar más naturaleza y preguntar más en las consultas sobre estos aspectos, el número, el tipo y la duración de la experiencia ‘verde’. También deberíamos fomentar los vínculos con el medio natural como vía para fortalecer la salud y contrarrestar los efectos de las exposiciones a los contaminantes medioambientales”, añade el doctor Ortega.

Para revertir la preocupante desconexión con la naturaleza, varias sociedades científicas y organizaciones civiles, encabezadas por AEP y su comité de salud medioambiental, han suscrito un acuerdo para constituir la Alianza Global para Renaturalizar la Salud de la Infancia y Adolescencia (GRSIA), una iniciativa presentada hoy en Madrid y que pretende combinar la salud de los jóvenes con la biodiversidad y la salud del planeta, especialmente en las ciudades. Según los datos de 2015 (los últimos disponibles), el 74% de la población de la Unión Europea y el 80% de la de América Latina vive en ciudades, mientras que el 20% lo hace en suburbios, con mayor pobreza y menor cantidad de espacios verdes.

Ciudades 'jugables'

La reivindicación de las ciudades como espacios generosos con la infancia no es nueva. En los años 90 se creó la iniciativa de La ciudad de los niños, en Fano, ciudad natal de Francesco Tonucci. El pedagogo italiano es el autor de 'Por qué la infancia', un ensayo fundamental donde subraya, entre otras necesidades infantiles, la responsabilidad de la escuela y las familias de devolver a los niños el tiempo libre. “Debemos exigir que las ciudades sean un ambiente idóneo que los niños puedan jugar, ciudades jugables. Una ciudad democrática y preocupada por su futuro debería introducir entre sus objetivos administrativos prioritarios el hecho de convertirse en una ciudad que asegura a los niños poder jugar libremente”.

La alianza GRSIA -a la que pertenecen desde hospitales hasta asociaciones ecologistas así de como de padres y madres- se constituye como laboratorio de ideas (lo que se conoce como 'think tank') con el objetivo de identificar oportunidades y soluciones innovadoras a los principales retos y problemas de salud medioambiental de la infancia y adolescencia. Uno de sus primeros objetivos es realizar un estudio sobre el nivel de conexión con la naturaleza analizando los datos de 100.000 escolares españoles. Los primeros resultados de un estudio realizado en 3.800 escolares españoles de la región de Murcia durante abril 2022 revelan, además, una paulatina e incesante desconexión a medida que la edad de los niños progresa y diferencias de género en el nivel de conexión con la naturaleza: las niñas, a todas las edades del estudio desde los 7 a los 17 años mantienen mejores niveles de conexión 'verde’.