Activistas en defensa del medio ambiente rociaron con líquido negro un cuadro del pintor Gustav Klimt en el Museo Leopold de Viena, para denunciar que “los nuevos pozos de petróleo y gas son una sentencia de muerte para la humanidad”. La acción, reivindicada por el grupo Última Generación, que ha subido las imágenes a sus redes sociales, ha tenido como objetivo la obra Muerte y Vida, que la organización ha querido utilizar como metáfora de su denuncia.

Las imágenes muestran a personal del museo reteniendo a los activistas, uno de los cuales habría intentado pegarse al marco. El cuadro estaba protegido por un cristal y, según un comunicado del museo, ni el lienzo ni el marco han sufrido daños.

La institución, que precisamente ofrecía este lunes visitas gratuitas con motivo del día de San Leopoldo, ha afirmado que, si bien las demandas planteadas por este tipo de colectivos pueden ser legítimas, se equivocan al llevarlas a cabo en museos.

Este tipo de protestas se han generalizado en las últimas semanas, con acciones contra obras de arte en España, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia, entre otros países.

El cuadro Muerte y vida de Gustav Klimt (1862-1918) no ha sufrido daños y ya se trabaja para reabrir la sala donde se expone en el Museo Leopold. Tras evaluar el estado del cuadro, el equipo de restauradores del museo ha confirmado que la pintura, protegida por un vidrio de seguridad de más de 200 kilos de peso, no ha resultado dañada. “Los restauradores estuvieron frente al cuadro cinco minutos después del incidente y podemos asegurar que el líquido solo ha salpicado el cristal y no ha dañado la pintura”, señaló a EFE el director del museo, Hans Peter Wipplinger.

El grupo al que pertenecen los activistas, Última generación, difundió la protesta en su cuenta de Twitter y afirmó que el material que arrojaron al cuadro, en un principio descrito como “petróleo” por los medios austríacos, es un líquido negro aceitoso pero no tóxico ni dañino.

Con motivo de una festividad regional, la entrada al Leopold era hoy gratuita, patrocinada por la petrolera OMV, y pese a los estrictos controles los activistas consiguieron introducir ese líquido en una bolsa de agua caliente.

Uno de los activistas dijo tras arrojar el líquido sobre el cuadro: “Conocemos el problema desde hace 50 años, debemos actuar de una vez, de lo contrario el planeta acabará destruido”.

“Detened la destrucción de los combustibles fósiles. Nos dirigimos hacia un infierno climático”, agregó.