Entrevista | Jefa del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac)

Belén López Viñas: “Las mujeres que cargan peso a diario deben acostumbrarse a entrenar el suelo pélvico”

“Los hipopresivos son uno de los ejercicios más útiles para proteger esa zona”

La doctora Belén López Viñas, en el Hospital Materno Infantil Teresa Herrera de A Coruña (Chuac).

La doctora Belén López Viñas, en el Hospital Materno Infantil Teresa Herrera de A Coruña (Chuac). / Víctor Echave.

La Consellería de Sanidade ha dado indicaciones, este año, a todas las áreas sanitarias de Galicia para que empiecen a trabajar en la puesta en marcha de unidades multidisciplinares de atención a las patologías del suelo pélvico. La de A Coruña y Cee cuenta con este servicio desde 2014, no obstante, la jefa de Obstetricia y Ginecología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), Belén López Viñas, resalta que el proyecto de Sanidade supondrá “un empujón” para la prevención de los principales trastornos que afectan a ese conjunto de estructuras óseas, músculos y ligamentos, situados en la parte inferior de la cavidad abdominal, cuya función es ‘sostener’ los órganos pélvicos. “El papel de la Atención Primaria será muy importante. La idea es que, cuando las pacientes acudan a hacerse las citologías periódicas de control con sus matronas, éstas les vayan enseñando, poco a poco, cómo es su cuerpo por dentro y cómo lo pueden entrenar. En el futuro, esto servirá para evitar que un porcentaje elevado de esas mujeres acabe en nuestras consultas, con independencia de si han tenido hijos o del trabajo que desempeñen”, avanza.

¿Qué es el suelo pélvico y cuál es su función?

El suelo pélvico son las estructura óseas y musculares que ‘contienen’, por así decirlo, todos los órganos de la pelvis en su interior. En los hombres, toda la pelvis está ‘tapizada’ por musculatura, pero las mujeres tenemos un defecto anatómico natural, la vagina, por donde se pueden desplazar el resto de órganos, llegando incluso a salir hacia fuera. En esto consiste el prolapso, el trastorno que más vemos en las pacientes que pasan por la Unidad de suelo pélvico de nuestra área sanitaria, junto con la incontinencia, tanto de esfuerzo como de urgencia, y el dolor.

¿Qué tipo de dolor?

A veces nos llegan, por ejemplo, pacientes con cirugías previas (convencionales o con mallas), que posteriormente hacen una fibrosis que tracciona los tejidos y les causa dolor pélvico. En otros casos, la patología de base detrás de ese dolor es la endometriosis, y las pacientes son derivadas a la unidad correspondiente.

¿Cuál es el perfil mayoritario de las pacientes que pasan por la Unidad de suelo pélvico del área sanitaria coruñesa?

Hay un poco de todo. El prolapso lo vemos, con más frecuencia, en pacientes de mayor edad, pero la incontinencia afecta tanto a mujeres ancianas, como a jóvenes. A veces muy jóvenes, de hecho, en el caso de profesionales de deportes como el atletismo, el tenis o el pádel, que producen un impacto importante sobre el suelo pélvico, causando pérdidas de orina, sin que haya antecedentes de embarazos ni nada por el estilo.

¿Cómo trabajan con ellas?

Cuando recibimos a las pacientes en nuestra Unidad de suelo pélvico, lo primero que hacemos es valorarlas. Si presentan patologías simples, les damos un tratamiento, ya sea médico, rehabilitador o quirúrgico. Muchas veces, lo que importa es mejorar las propias estructuras. Fortalecer la musculatura del suelo pélvico. En pacientes jóvenes y que ya tienen cierto tono muscular, les enseñamos nosotras.

¿De qué modo lo hacen?

Les explicamos de qué forma se han de ejercitar para recuperar la función normal, de modo que, si tienen un pequeño problema, puedan reducirlo. Si sufren incontinencia de esfuerzo, por ejemplo, les enseñamos cómo han de fortalecer la musculatura para evitar que se produzca esa pérdida. También hay pacientes que no reconocen bien su propia musculatura, o que tienen un tono muscular nulo. En esos casos, las remitimos a rehabilitación. Contamos, de hecho, con una rehabilitadora y dos fisioterapeutas que se dedican a suelo pélvico, y trabajamos en colaboración, también, con los compañeros de Urología. En pacientes con incontinencia, a veces no está claro el tipo concreto, o si el vaciado vesical es correcto. Cuando esto sucede, las derivamos a la Unidad de Urodinamia para que les hagan unas pruebas funcionales.

Cuando el tratamiento es rehabilitador, ¿qué pautas dan a las pacientes para ejercitar el suelo pélvico?

Con los ejercicios de entrenamiento del suelo pélvico buscamos trabajar las musculaturas perineal y abdominal. Por un lado, trabajamos el elevador del ano, con todas sus ramas; por otro, los oblicuos y los transversos, que son los músculos situados a ambos lados del abdomen. El objetivo es que la barriga esté plana y que los esfuerzos no repercutan sobre el periné. Uno de los ejercicios más útiles para proteger la zona es hacer hipopresivos, realizando movimientos como queriendo llevar el ombligo hacia la espalda. Esto bloquea que las presiones vayan del ombligo hacia la pelvis cuando, por ejemplo, se levanta una caja del suelo. De hecho, entre los perfiles de pacientes que presentan prolapsos están también las mujeres que cargan peso a diario, como las limpiadoras o las cuidadoras de ancianos. Sin entrenamiento previo, ese esfuerzo repetido puede llegar a provocar un prolapso en el futuro, o si las profesionales con este tipo de trabajos se quedan embarazada.

La prevención es clave.

Sin duda. La razón de ser de estas unidades multifuncionales de suelo pélvico es que las mujeres aprendan a conocer y a manejar su musculatura desde jóvenes, de modo que la trabajen de cara a un posible embarazo, un periodo durante el cual ya hay una laxitud muscular de causa hormonal. Con todo, si ya han practicado haciendo hipopresivos, contrayendo la musculatura del suelo pélvico, al día siguiente del parto o a los pocos días de dar a luz podrán retomar ya esa práctica, y esto les permitirá normalizar la estructura del cuerpo en pocos meses.

¿Cómo llegan las pacientes a la Unidad de suelo pélvico del área sanitaria coruñesa?

Una parte de las pacientes nos llegan a través de Atención Primaria; otra, a través de especializada, tanto de las consultas de Ginecología general, como de las de Urología, Cirugía general o Rehabilitación. Con estos tres servicios, de hecho, lo ideal sería que la unidad no solo fuese funcional, sino también física, porque a, día de hoy, estamos ubicados en diferentes edificios del complejo [Ginecología, en el Materno; Urología, en el Hospital Universitario; la unidad de Proctología, de Cirugía general, en el Abente y Lago; y Rehabilitación, en Oza]. Por eso todos esperamos, como agua de mayo, el nuevo hospital. No obstante, aunque los pacientes, en el momento actual, se tienen que desplazar entre centros, nosotros sí funcionamos como un equipo multidisciplinar. En los casos más complejos, con afectación en distintas esferas, es importante que estemos coordinados, discutamos el abordaje e, incluso, que llevemos a cabo cirugías conjuntas.

¿Qué casos acaban en quirófano con más frecuencia?

Sobre todo, las pacientes con prolapsos severos, de grado 3 o 4, en cuyo caso es muy difícil la recuperación con tratamiento rehabilitador. Los de grado 1 y 2 no suelen ser muy sintomáticos y, trabajando con las afectadas, lo normal es que se consiga estabilizarlos o reducirlos. Cuando son avanzados, es más difícil, aunque también es importante que las pacientes que se van a someter a cirugía del suelo pélvico se ejerciten porque, de cara a la recuperación postoperatoria, les va a ir fenomenal, ya que les ayudará a prevenir recidivas. En incontinencias que con rehabilitación no se resuelven, igual que en los prolapsos severos, también hay que recurrir a la cirugía.

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El Servicio de Obstetricia y Ginecología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), con Belén López Viñas al frente, impartió, recientemente, un taller de Ginecología y Suelo pélvico, organizado dentro del programa Escuela de Pacientes, en colaboración con la farmacéutica GSK. En la actividad participaron una veintena de mujeres que sufrieron un cáncer ginecológico.

“A veces, después de haber padecido esta enfermedad, por la cirugía o por los tratamientos complementarios (radioterapia, braquiterapia intravaginal, quimio...) se puede producir una fibrosis y una sequedad genital que no solo se acompaña, en ocasiones, de problemas de incontinencia, sino también de dificultad para mantener relaciones sexuales. Todo eso se puede trabajar también, y fue lo que hicimos en ese taller”, explica la doctora López Viñas, quien especifica que, durante la actividad, enseñaron a las mujeres participantes “cómo es nuestro cuerpo por dentro, a qué son debidos esos problemas que tienen y cómo se puede ir recuperando poco a poco la vagina cuando se fibrosa, se endurece y se estrecha tras el abordaje del cáncer ginecológico. Productos hidratantes, antiinflamatorios y calmantes pueden ser muy útiles en estos casos, ayudando a recuperar la mucosa y a eliminar esa sensación de sequedad para volver a tener una vida normal, también la esfera sexual”, concluye.

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