Salud

¿Cómo convencer a la sociedad de que pueden vivir sin alcohol más allá del Dry January?

Los profesionales señalan que las iniciativas individuales son importantes, pero que aún queda mucho para desnormalizar el consumo

Momento de la película ’Otra ronda’.

Momento de la película ’Otra ronda’.

María G. San Narciso

La adopción de un estilo más sobrio por parte de la generación Z, la proliferación de las bebidas sin alcohol y la publicación de nuevas investigaciones que muestran que cualquier consumo de alcohol, por pequeño que sea, dista de ser mínimamente saludable, han provocado que la iniciativa Dry January se ha hecho más popular que nunca en España. Y eso que la asociación británica 'Alcohol Change UK' lleva una década lanzando este reto de 31 días sin alcohol.

Prometen que es "un descanso y un reset total para el cuerpo y la mente". "Duerma mejor y tenga más energía, mejore su salud mental y concentración, luzca fabuloso y obtenga una piel más brillante, ahorre dinero y sienta una increíble sensación de logro", anuncian.

Este 'enero seco' se suma a otras tendencias para no consumir, como las citas sin alcohol, cada vez más populares en las apps para ligar. Pero lo verdaderamente interesante para los profesionales, más allá de los beneficios que tienen para la salud, es que la población sea consciente de que se puede intimar con una persona por primera vez sin necesidad de tomarse una copa, o que pueden seguir viendo partidos o socializando con compañeros del trabajo sin un vino o una cerveza.

"Es cierto que las iniciativas individuales ayudan a cambiar un hábito tan normalizado como este, pero los cambios probablemente lleguen más lejos con iniciativas colectivas", apunta Marta Casado, presidenta de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), presidenta de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD).

El psicólogo José Antonio Molina, autor del libro 'SOS… Tengo una adicción' (Editorial Pirámide), cuenta con más de 25 años de experiencia tratando a pacientes adictos y cree que el mayor problema está en que mucha gente no considera que el alcohol sea una droga.

"Pero claro que lo es. No podemos infravalorar unas drogas frente a otras. Sabemos que el alcohol genera muchos daños, también a nivel mental. Todo lo que sea concienciar a la población es importante", afirma.

Está bien dejar de beber... pero sin efecto rebote

El también doctor en Psicología y profesor en la Universidad Complutense de Madrid opina que dejar de consumir alcohol durante un mes tiene efectos beneficiosos: mejora el sueño, el estado anímico, te olvidas de las resacas y de su efecto depresor del sistema nervioso... Pero, sobre todo, te puedes ver pasándotelo bien sin beber. "El problema es no terminar el enero seco explotando otra vez", señala.

Lisa Kugler, psicóloga y vicepresidenta de Shatterproof, una organización de recuperación sin fines de lucro que trabaja para terminar con el estigma del tratamiento de adicciones, explicó en el 'New York Times' que si bien el 'Dry January' puede ser una gran oportunidad para las personas que están reevaluando su relación con el alcohol, es posible que más de una persona se piense que no tiene ningún problema con la bebida por aguantar los 30 días, cuando en realidad sí que lo puede tener.

"El patrón ha cambiado. El consumo ahora no es diario, como ocurría antes en países mediterráneos, sino que se ha vuelto más anglosajón. Es explosivo en ciertos momentos", afirma Molina.

La sociedad no lo pone fácil. Molina explica que para algunos pacientes no es nada fácil dejar el alcohol cuando salen de sus entornos más íntimos: se señala antes a la persona que no bebe que a la que se excede (hasta el punto de que existe la creencia de que brindar con agua da mala suerte).

"España es un país que tiene mucho arraigo en el consumo de alcohol. Está muy unido a nuestra actividad social. Las comidas y cenas fuera llevan alcohol, y mucha gente lo consume en casa todos los días. Iniciativas como las del mes de enero sin beber, o la de no tomar nada durante tres días a la semana, promovida por la Asociación Europea para el Estudio del Hígado (EASL, por sus siglas en inglés), hacen pensar a la población que el alcohol acarrea daños y que hay que intentar beber menos", apunta Casado.

El objetivo es "ir desnormalizándolo poco a poco, como ocurrió con el tabaco". "Hay imágenes, como la de fumar en un hospital, que quedaron en el pasado y nadie podría imaginárselas ahora", recuerda la doctora.

Para ella, escuchar mensajes de pacientes trasplantados o recordar a la población que las dos enfermedades hepáticas más prevalentes vienen del alcohol, pueden ayudar a que, poco a poco, y sin gran esfuerzo, todos bebamos menos.

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La presidenta de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) considera que deberían lanzarse iniciativas que procedan de las instituciones y que estén avaladas por los profesionales de la salud sobre los riesgos del consumo de alcohol, especialmente para los más jóvenes. En España, según datos de la Encuesta sobre uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España ESTUDES 2021, los adolescentes comienzan a consumir alcohol a los 14 años de promedio. El 73,9% de los jóvenes de entre 14 y 18 años ha bebido alguna vez en su vida, y el 1,6% lo ha hecho diariamente el último mes. Durante los últimos 30 días, el 23,2% se ha emborrachado y el 27,9% ha tomado cinco o más copas, vasos o cañas de alcohol en un tiempo aproximado de 2 horas (lo que se denomina 'binge drinking' o consumo en atracón). "Los niños ven cómo sus padres beben. Llevar el mensaje de que es una de las sustancias más adictivas que hay y de que es perjudicial para la salud es difícil, pero no imposible", apunta.

El alcohol tiene un efecto tóxico sobre nuestro hígado. La doctora explica que su consumo habitual conduce a daño hepático progresivo que, a su vez, puede evolucionar a una cirrosis. Su pérdida de función puede llevar a la muerte. También produce gastritis y aumenta el riesgo de padecer cáncer de estómago, esófago y colon, "sin olvidar los efectos que tiene sobre órganos del aparato digestivo". Además, por supuesto, de la adicción.