La OMS debate el fin de la emergencia por COVID que aún provoca 40.000 muertes a la semana
La mitad de los fallecimientos son en China | Hace un año en plena ola de ómicron los decesos superaban los 70.000 | Ghebreyesus lamenta que las vacunas no sean universales y los bulos que circulan sobre las mismas
REDACCIÓN / agencias
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, alertó ayer que el COVID-19 continúa dejando más de 40.000 muertes por semana en el mundo, la mitad de ellas en China, que abandonó a finales del año pasado su política de COVID cero y el 8 de enero volvió a abrir sus fronteras al mundo.
Ghebreyesus lanzó estas declaraciones durante su discurso de apertura de la 14 reunión del Comité de Emergencia sobre la pandemia de COVID-19, que evaluará si el coronavirus continúa siendo una emergencia de salud pública de importancia internacional, justo cuando se cumplen tres años desde que el organismo internacional estableciera esta calificación para el virus. Asimismo, el comité emitirá recomendaciones temporales a la OMS y sus Estados miembros. Al cierre de esta edición, la sesión de trabajo aún no había terminado.
“No cabe duda de que nos encontramos en una situación mucho mejor que hace un año, cuando la oleada de ómicron estaba en su punto álgido y se notificaban a la OMS más de 70.000 muertes por semana”, argumentó el director de la organización; “pero desde principios de diciembre, el número de muertes semanales notificadas en todo el mundo ha ido en aumento. Además, el levantamiento de las restricciones en China ha provocado un aumento de las muertes en la nación más poblada del mundo”, agregó.
De hecho, Ghebreyesus aportó un dato: en las últimas ocho semanas, han fallecido en el mundo “170.000 personas” por el COVID-19, según la información proporcionada por los países, aunque el número real de decesos “es sin duda mucho mayor”, subrayó.
En su balance de la gestión mundial del COVID-19, el responsable de la OMS destacó que “las vacunas, los tratamientos y las pruebas diagnósticas” han salvado vidas. Pero a la vez, lamentó que en muchos lugares del mundo, la lucha contra el virus “sigue siendo deficiente porque en demasiados países estas poderosas herramientas que salvan vidas siguen sin llegar a las poblaciones que más las necesitan, especialmente las personas mayores y el personal sanitario”.
“La confianza de la opinión pública en las herramientas de control del COVID-19 (vacunas, tratamientos, etc) está siendo minada por un continuo torrente de desinformación”, se quejó el experto etíope.
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