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Agresores persistentes: celosos y manipuladores que llegan a maltratar hasta a trece mujeres

Interior investiga cómo frenar a estos hombres de gran peligrosidad

Un presunto asesino machista, tras su detención. | // M. P.

Hay maltratadores machistas que han agredido hasta a 13 mujeres diferentes. Son los agresores persistentes, de los que el Ministerio del Interior investiga su perfil debido a su alta peligrosidad en los delitos de violencia de género: son celosos, manipuladores, mentirosos y parasitarios y son responsables de una parte importante de los asesinatos machistas.

Suelen tener numerosas relaciones sentimentales, en ocasiones varias a la vez, y recurren a la violencia con mayor rapidez con cada nueva pareja. En los casos más extremos, esa violencia puede ser letal. “Hay una sobrerrepresentación de estos agresores en los homicidios machistas. (...) Pero más allá del homicidio, que es una excepción, una conducta extrema muy excepcional, este tipo de agresores genera un sufrimiento tremendo a las víctimas, y puede estar agrediendo a varias víctimas a la vez”, señala el doctor y jefe de Área de Análisis VioGén y Criminalidad Juan José López Ossorio.

López Ossorio y la responsable de Área contra la Violencia de Género (VioGén) del Ministerio del Interior y comisaria María Jesús Cantos explican que uno de cada cinco agresores machistas registrados en el sistema policial son persistentes, han atacado a más de una mujer, y que dada su alta peligrosidad requieren de un “abordaje específico”. “En el sistema tenemos algún agresor con hasta 13 víctimas”, cuenta la comisaria responsable de VioGén.

López Ossorio, psicólogo e investigador, ha estudiado el comportamiento de estos criminales, que tienen “dinámicas relacionales muy características”.

“Son más difíciles de parar, quebrantan más medidas de alejamiento”, relata. Son agresores “normalizados”, pues “no tienen conductas especialmente bizarras desde el punto de vista de la salud mental, ni suelen presentar conductas antisociales (en su mayoría, algunos sí pero son más fáciles de detectar que los normalizados), pero sin embargo agreden a muchas mujeres”, subraya.

Presentan una baja empatía, tienen “unos niveles de dureza emocional muy elevados”, pero al mismo tiempo son buenos detectando la vulnerabilidad y las necesidades de las mujeres, a las que mandan el mensaje de que ellos pueden satisfacerlas. El cebo perfecto para atraparlas en la espiral de violencia.

“Son unos auténticos manipuladores a la hora de conocer a alguien y de embaucar. Ofrecen un perfil muy amable y reconocen rápidamente las vulnerabilidades y necesidades que tienen las mujeres para manipularlas”, continúa López Ossorio.

La mentira es “un patrón habitual de conducta muy instaurado en ellos” y presentan un estilo de vida muy parasitario, viviendo de las víctimas en muchas ocasiones.

Es frecuente que tengan varias relaciones de forma simultánea, saltan de una víctima a otra, van y vuelven en las relaciones: son denunciados por una pareja y regresan con la anterior o pasan a una nueva. Además, son muy celosos y piensan que, al igual que ellos hacen, sus parejas les son infieles; una cuestión no real ante la que reaccionan con gran severidad. “En algunos homicidios ha habido respuestas muy severas ante situaciones imaginadas de esta naturaleza”, informa el experto.

Otro rasgo que preocupa mucho a los investigadores es que el recurso de la violencia aparece antes con cada nueva pareja: una vez aprenden a utilizar las agresiones como un “atajo” para conseguir lo que quieren de estas mujeres, en cada nueva relación recurren antes a ella.

El investigador López Ossorio y la comisaria Cantos, ambos psicólogos de formación, mandan un mensaje claro a las víctimas: “No es algo circunstancial, va a seguir pasando, que va a ir a peor y que el riesgo que pueden sufrir es muy elevado, no sólo físico, también mental. Y no solamente para ellas, también para sus hijos y sus seres queridos, van a sufrir todos. Son personas que van a hacer sumamente insatisfactoria sus vidas y no van a cambiar”.

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