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Timidez en la infancia: diez claves para acompañar a un niño tímido

Si a los pequeños les generan ansiedad, temor o inseguridad las situaciones sociales más comunes, aquí van algunas pautas para que pueda superarlo

La timidez es un trastorno normalmente leve que consiste en sentir temor o inseguridad y ansiedad ante situaciones sociales y suele darse en la infancia.

La timidez es un trastorno normalmente leve que consiste en sentir temor o inseguridad y ansiedad ante situaciones sociales y suele darse en la infancia. / Shutterstock

Ángeles Castellano

Hay niños que no necesitan estar con otras personas alrededor. Que sólo tienen dos o tres amigos y en situaciones como el parque o un cumpleaños infantil se sienten cómodas en pequeños grupos y no son muy habladoras. Y están bien así. Son introvertidos y esto es un rasgo de su personalidad, es decir, es algo estable desde muy pequeños. Hay otras criaturas, sin embargo, que rechazan las situaciones mencionadas: no quieren ir al parque, a un cumpleaños, o a la extraescolar de fútbol, o se pasan el recreo solos y cabizbajos. Si las situaciones sociales les generan ansiedad, rechazo o temor, entonces, probablemente, estamos ante una criatura tímida.

La timidez es un trastorno, suelen vivirlo más o menos todas las criaturas hasta los cinco o seis años y, normalmente, es una etapa transitoria y no genera grandes problemas. "A veces hay un poco de confusión entre los dos términos", explica Verónica Pérez Ruano, directora y fundadora del centro Raíces Psicología Infantil Respetuosa. "La clave está en si se nota en el niño un rechazo adicional, un malestar o sufrimiento ante estas situaciones sociales habituales".

Para las personas tímidas, todas las situaciones sociales suponen un sufrimiento, y les genera estrés adicional. Si tienes pequeños alrededor y estás detectando esto, no te preocupes: aquí van diez claves que pueden servirte para acompañar a la criatura.

1. Tranquilo: es una fase

"Hasta los tres años más o menos, a los niños les cuesta en general separarse de sus figuras de apego y hasta los cinco o seis, no suelen tener muchos amigos", explica Pérez Ruano. Si hasta esa edad, en situaciones con extraños, los niños se esconden o prefieren apartarse y no interactuar, es perfectamente normal. Si lo hacen a partir de los cinco o seis años, puede ser muestra de timidez. Y lo normal es que conforme pase el tiempo esa timidez vaya desapareciendo, en la medida en la que van adquiriendo más habilidades sociales para relacionarse.

2. Respeta su timidez

"Muchas veces hablamos de los niños como si no estuvieran delante", explica la directora de Raíces Psicología. Repetir, delante de la criatura, "es que es tímido", no es muy recomendable. "Sobre todo porque lo solemos hacer en contextos en los que se subraya que es un rasgo negativo". Esto, explica Pérez Ruano, puede reforzar su timidez, en lugar de combatirla. "Si mamá o papá dicen que soy tímido, es que será así, y así debo seguir comportándome". Es importante no etiquetar y tratar de no darle importancia cuando el niño o niña esté delante.

3. Escúchale, valida sus emociones y muestra comprensión

El camino para vencer la timidez puede ser lento, hay que tener paciencia. "Es normal que te sientas incómodo porque aún no les conoces bien, no pasa nada, mamá o papá están aquí contigo", puede ser una frase que le dé seguridad y confianza ante una situación que le genera tensión. El primer día en el parque, puede ser que el pequeño no se mueva de tu lado. Quizás la segunda vez se anime a acercarse a los columpios, y la tercera, comparta sus juguetes con otro niño. En estas situaciones, es mejor no tener prisa y, sobre todo, debe sentirse seguro y confiado. Si en lugar de tres días, son cinco porque el segundo día te dice que prefiere irse a casa, o vuelve a quedarse a tu lado, no pasa nada.

4. Observa y anticipa

"Es importante conocer qué situaciones le generan temor para poder anticipárselo y que no se lo encuentre de golpe", explica Pérez Ruano. Explicarle que vamos a ir al cumpleaños de algún amigo, y que allí habrá desconocidos, pero también estarán sus amigos, o que es un lugar que ya conoce, es de gran utilidad. "También conocerle, en el sentido de saber lo que le ayuda para facilitarle los momentos". Por ejemplo, si le gusta especialmente el tobogán, o jugar con la arena: realizar actividades con las que disfruta puede facilitar la interacción social.

5. Permítele una vía de escape. Crea una señal secreta

Si le estresa ir al parque, por ejemplo, y a través de la anticipación has logrado convencerle para ir, pero después de estar allí un rato, decide apartarse de los niños, dejarle que lo haga le puede liberar del estrés adicional del momento. "Nosotros sabemos qué les viene mejor, y si necesita apartarse para estar un poco más tranquilo en ese momento, debemos permitirlo", explica Pérez Ruano. Una ayuda puede ser crear una clave secreta para que pueda decirte, sin explicar que en ese momento está sintiendo miedo o ansiedad, que quiere irse. Por ejemplo, cuando llegan nuevos niños al parque, puede cogerte de la mano, o apretarla, para que sepas que estoy incómodo y quiero irme.

Cuando empiezan a ir mejor al cole, la timidez tiende a desaparecer. Si empiezan a hacer una actividad estable, como ir al cole o a extraescolares, y les genera malestar, hay que estar pendiente para acompañarles y que no se cronifique.

6. Busca apoyo en el cole

Puede ocurrir que el niño no se sienta cómodo en el cole, que se quede solo en el recreo o que no tenga muchos amigos, porque aún no se saben relacionar bien del todo. La comunicación con el profesorado también es fundamental. "Dentro del aula se le puede ayudar también sentándole con los niños con los que se siente más cómodo, o vigilando para que no se quede descolgado en las actividades grupales. Simplemente cambiando la metodología de cómo hacer grupos, a veces, se elimina el problema", explica esta psicóloga.

7. Ofrécele espacios seguros para relacionarse

"En realidad, en el cole hay muy pocos espacios de socialización", reconoce Pérez Ruano. "Están muy rodeados de niños, pero la mayor parte del tiempo tienen que estar quietos y callados, las actividades están muy dirigidas y eso no ayuda". Si a la criatura le cuesta adaptarse a un grupo nuevo, por un cambio de clase o de cole o porque es el primer año en el centro, una manera de ayudarle puede ser propiciar encuentros con esos niños en otros espacios que le den seguridad, también en grupos más reducidos. "En el parque se relacionan con sus propios códigos, es muy divertido verles, y ahí es más fácil que se puedan manejar".

La comunicación con el profesorado también es fundamental. "Dentro del aula se le puede ayudar también sentándole con los niños con los que se siente más cómodo, o vigilando para que no se quede descolgado en las actividades grupales. Simplemente cambiando la metodología de cómo hacer grupos, a veces, se elimina el problema".

8. Dale un empujoncito

Pérez Ruano considera que animarles a que intenten transitar una situación que les genera temor les puede ayudar mucho. Evitar todas las situaciones sociales estresantes no le ayudará a superar la timidez. ¿No es valiente quien no tiene miedo, sino quien se enfrenta con ellos? "Exacto. Va por ahí. Es una buena frase y una buena actitud". Los niños siempre lo intentan, explica Pérez Ruano. Animarles a que lo hagan puede ser beneficioso.

9. ... Pero ojo con los empujoncitos: No conviene forzar

"Es verdad que cuando los empujoncitos no están bien hechos, pueden hacer más mal que bien", aclara Pérez Ruano. "Si están bien acompañados y se exponen a un nivel que pueden tolerar sí les puede ayudar mucho". Aunque siempre, si la situación se descontrola un poco, puede ser recomendable que un profesional nos ofrezca pautas concretas a los padres para poder acompañarle bien.

10. Busca ayuda

Aunque la timidez es algo bastante común y se dan situaciones muy parecidas, si la situación no avanza lo mejor es buscar ayuda externa. "Depende mucho de lo que le pase al peque. En ocasiones, lo que le viene bien a uno, es justo lo contrario de lo que le ocurre a otro. "Cuando la timidez es muy extrema se convierte en ansiedad por separación, que puede manifestarse en una ansiedad excesiva cuando se separa de las personas de referencia, o dolores de cabeza continuos, pesadillas, no querer ir solos al baño o a dormir..." El psiólogo infantil puede ofrecer pautas a la propia familia con las que acompañar a su hijo. "Es un trastorno que funciona muy bien con tratamiento, pero que si se enquista genera mucho malestar".

"Nuestra historia vital se conforma de muchos rasgos", concluye Pérez Ruano. A veces cuesta creerlo, pero una persona -adulta- puede ser extrovertida y tímida. "Es verdad que hay gente que es introvertida pero no le cuesta un sobreesfuerzo estar en un espacio social, no sufre, aunque prefiera estar en espacios más reducidos. Y hay otras que se expresan bien o asisten a espacios sociales, pero vuelven a casa agotados y por dentro están haciendo un esfuerzo enorme".