La ABAU que viene: cinco exámenes, pero con más tiempo y un enfoque más competencial

El Gobierno dice no renunciar a la prueba de madurez, pero la elude en su reforma a corto plazo | Propugna homogeneizar ejercicios y criterios de evaluación, pero no da detalles

Los museos de la Xunta, “ambiciosos” en 2023. Los doce museos gestionados por la Xunta afrontan 2023 con una “ambiciosa y competitiva” programación, como señala el conselleiro de Educación e Cultura, Román Rodríguez, que incluye casi 70 exposiciones después de haber recuperado el año pasado los niveles previos a la pandemia y cerrar el ejercicio con cerca de 400.000 visitantes. Entre las exhibiciones, hay propuestas en torno a la obra de Picasso o Lugrís. La Xunta avanza un especial protagonismo para las efemérides de grandes artistas y la celebración de aniversarios, como los del CGAC o del Museo de Viladonga. | XOÁN ÁLVAREZ

Los museos de la Xunta, “ambiciosos” en 2023. Los doce museos gestionados por la Xunta afrontan 2023 con una “ambiciosa y competitiva” programación, como señala el conselleiro de Educación e Cultura, Román Rodríguez, que incluye casi 70 exposiciones después de haber recuperado el año pasado los niveles previos a la pandemia y cerrar el ejercicio con cerca de 400.000 visitantes. Entre las exhibiciones, hay propuestas en torno a la obra de Picasso o Lugrís. La Xunta avanza un especial protagonismo para las efemérides de grandes artistas y la celebración de aniversarios, como los del CGAC o del Museo de Viladonga. | XOÁN ÁLVAREZ / C. Villar

C. Villar

En cuatro meses, los estudiantes de 2º de Bachillerato que quieran ir a la universidad afrontarán la ABAU. El examen que les espera será como el de los últimos años, con más opciones por la pandemia, pero en 2024 arrancará un modelo de transición en el que el Gobierno esquiva la prueba de madurez con la que espera culminar su reforma de la selectividad. Sí incluye novedades que implican más tiempo para cada prueba —porque las preguntas se enfocarán de forma más competencial y exigirán reflexión— y la posibilidad, como ocurría hasta 2017, cuando entró en vigor la ley desbancada por la Lomloe, de elegir entre Historia de España e Historia de la Filosofía.

Sin noticias de la prueba de madurez

Cuando el Gobierno presentó en julio la reforma de selectividad, anunció una prueba de madurez que iría ganando peso hasta aglutinar el grueso de exámenes y nota en 2027. Hasta entonces, proponía un modelo transitorio con tres pruebas de materias (Historia de la Filosofía, Historia de España y la de modalidad) más un ejercicio de madurez que integraría las del ámbito lingüístico y que consistiría en preguntas a partir de un dosier sobre un mismo tema. No obstante, tras críticas de comunidades y varios colectivos, incluso la RAE, el Ministerio de Educación decidió en diciembre que hasta que se desplegase del todo la nueva ABAU, en 2028, un año más tarde del previsto, las pruebas serían “similares” a las de hasta ahora. Lo dijo la ministra Pilar Alegría, quien añadía que, con todo, en 2024 ya se incluirían pruebas competenciales de modo “gradual”. El borrador de real decreto presentado lo confirma, pero el Ejecutivo central traslada que define un sistema “transitorio” y que no renuncian a esa prueba de madurez.

Quince minutos más por examen, hasta 105

El real decreto que regulará la selectividad “hasta la implantación” del nuevo modelo” fija 105 minutos, y no 90, para cada ejercicio —cinco en comunidades con lengua propia, como Galicia, como ahora— de la fase de acceso. Se debe a que las preguntas tendrán “un diseño competencial” y exigen más tiempo de reflexión previa.

Historia de España o Filosofía, a elegir

Aunque en el esquema inicial del nuevo modelo se recuperaba Historia de la Filosofía al lado de Historia de España, de salir adelante el borrador, finalmente el alumnado deberá elegir una u otra cuando se inscriba en la prueba de acceso. Además el candidato se examinará de Lengua Castellana, Galega y Extranjera y de la materia específica de modalidad.

Hacia unos exámenes más homogéneos

Uno de los aspectos que comunidades como Galicia fiaban a la reforma de la ABAU era una mayor homogeneidad, incluso una prueba única, para acabar con las “desigualdades”. El borrador en juego insta a procedimientos de coordinación entre administraciones para “homogeneizar la estructura general de la prueba”, los “ejercicios y los criterios de evaluación de las distintas materias” para asegurar su “equiparación” entre comunidades. Serán, apunta, la Conferencia Sectorial de Educación y la General de Política Universitaria las encargadas de establecerlos.

Reclamación o revisión: una de las dos opciones

No cambia el peso de la selectividad. Supondrá un 40% en la calificación de acceso a la universidad frente al 60% de la del Bachillerato y quienes quieran mejorar la nota pueden examinarse de, “al menos”, dos materias “comunes o de modalidad, de 2º, distintas a las examinadas en la prueba de acceso” o de una segunda lengua extranjera. Si el aspirante no está satisfecho con la calificación puede pedir una segunda corrección o una reclamación, pero el texto señala que “la presentación de una solicitud de reclamación a un ejercicio excluye la posibilidad de solicitar una segunda corrección”. Hasta ahora en Galicia no eran excluyentes, sino que se sucedían en un único procedimiento. Aparte, en el caso de una segunda corrección, si la diferencia es mayor a dos puntos, se hará una tercera, como se hacía ya, y esa será la nota final y no la media aritmética de las tres.

Galicia afea los constantes cambios en un proyecto que “nace muerto”

Desde el Ejecutivo gallego siguen arreciando las críticas a los movimientos hacia la nueva selectividad. La comunidad está, como otras gobernadas por el PP, entre las que plantaron el proceso de reforma de la ABAU al sentirse, como dijo ayer Román Rodríguez, conselleiro de Educación, “engañados” en cuanto a sus posibilidades reales de participación. De hecho, tampoco harán las pruebas piloto por esa razón. El borrador del modelo transitorio que comenzará a funcionar en 2024 tampoco convence. Rodríguez, quien ironizó con que habían recibido el documento a las 4.31 horas de la madrugada, lo definió como “un auténtico despropósito”. “Da la sensación de que el Ministerio” —en alusión al de Educación— “no sabe qué modelo seguir, que no tiene las ideas claras”. Al respecto, cuestionó que “está cambiando los borradores constantemente” y con ello generando una “confusión” en la Administración, pero también a las familias y al alumnado. Para Rodríguez, aparte de que el borrador “no aclara” cómo hacer que los exámenes sean “homogéneos” en dificultad, una de las banderas que enarbola el Ejecutivo gallego, advierte que también se produce “una relajación de los niveles de exigencia”, en el sentido de que el Gobierno, en todas las medidas que toma, también en esta, está confundiendo el aprendizaje por competencias, que lleva años en marcha en Galicia, con la rebaja de nivel. En todo caso, opina que el real decreto “nace muerto”. Es una normativa transitoria, dice, hasta 2027-28, “que no tiene en cuenta que en pocos meses va a haber un proceso electoral”. El nuevo Gobierno que, cree, saldrá de él “va a tener que arreglar” lo que tacha de “desaguisado” y de “bomba de racimo” que el Gobierno lanza y que “no corrige desigualdades” y menoscaba la cultura del esfuerzo.

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