El lado oscuro de Pornhub

Netflix estrenó ‘Hasta el fondo’, filme sobre la mayor plataforma ‘online’ de porno, que llegó a mezclar contenido legal con abusos

Fotogramas del documental ‘Hasta el fondo: la historia de Pornhub’, sobre la plataforma ‘online’.   | FOTOS: NETFLIX

Fotogramas del documental ‘Hasta el fondo: la historia de Pornhub’, sobre la plataforma ‘online’. | FOTOS: NETFLIX / Nando Salvá

Nando Salvá

Aunque internet es un lugar más bien forajido, en él imperan una serie de preceptos de comportamiento, y uno de los más famosos se enuncia en ese veterano meme conocido como ‘Regla 34’: “Si algo existe online, ya se han hecho versiones pornográficas de ello”. Y, al menos hasta hace poco, la mayoría de ellas estaban disponibles en Pornhub. Fundada en 2007, la plataforma de contenidos para adultos en streaming cuenta con más de 76 millones de registrados mensuales, y los 112 millones de visitas diarias la convierten en la duodécima web con más tráfico del planeta. Ha contribuido a cambiar radicalmente los modos de creación y distribución de la pornografía y, entretanto, hizo rica a mucha gente.

El lado oscuro de Pornhub

El lado oscuro de Pornhub / Nando Salvá

Pero, como alguien advierte en un momento del documental Hasta el fondo: la historia de Pornhub, “si permites que cualquiera suba cualquier contenido, entonces cualquiera subirá cualquier contenido”. La película, recién estrenada en Netflix, ve la luz coincidiendo con el anuncio de la adquisición de Mindgeek, compañía propietaria tanto de la plataforma canadiense como de otras similares, por parte de Ethical Capital Partners, una firma de capital de riesgo que asegura buscar “oportunidades de inversión en sectores que requieran un liderazgo ético”.

El éxito de Pornhub se explica a través del algoritmo. Sus ingenieros fueron pioneros en desarrollar herramientas de optimización de búsqueda, y asegurar así que, cada vez que alguien googleaba su fetiche favorito, fueran los vídeos de la plataforma los que encabezaban los resultados. Paralelamente, la empresa desarrolló una salida lucrativa a todos aquellos creadores de contenido adulto que proveían de un servicio legal y consensuado a clientes dispuestos a pagar por él.

Sin embargo, un artículo publicado en 2020 por el reportero de The New York Times Nicholas Kristof reveló que, junto al material perfectamente respetable, la plataforma alojaba vídeos de violaciones y abusos de menores. Cualquier podía colgar contenidos —solo aquellos que lo hicieran con ánimo de lucro estaban obligados a verificar su identidad—, y resultó que la empresa había hecho la vista gorda frente al material ilegal porque así obtenía más ingresos en publicidad. En la película, uno de sus extrabajadores revela que solo una treintena de personas se dedicaban a moderar los miles de vídeos que se subían a diario en la plataforma; cada una de ellas debía revisar unos 700, lo que hacía imposible el control estricto de los contenidos.

Solo después de que la noticia calara en la opinión pública, y de que Visa y Mastercard eliminaran la capacidad de Pornhub para procesar pagos con tarjeta de crédito, los responsables del servicio empezaron a hacer limpieza, eliminando millones de vídeos de la plataforma y reforzando los protocolos de seguridad. Sin embargo, la reacción había llegado demasiado tarde. En 2021 se les acumularon las denuncias, algunas por parte de mujeres menores de edad, y en verano de 2022 las cabezas visibles de Mindgeek, Feras Antoon y David Tassilo, dimitieron de sus cargos.

En la batalla contra Pornhub, la línea que separa a héroes de villanos no está tan perfectamente delineada como a primera vista parece. Tal y como queda claro en Hasta el fondo, los activistas y juristas que llevan años haciendo campaña por el cierre de la plataforma no actúan exactamente —o no exclusivamente— en defensa de las víctimas, sino sobre todo al servicio de grupos vinculados a la extrema derecha y la iglesia evangélica cuyo objetivo es sacar todo lo remotamente sexual de la vida pública y, por supuesto, eliminar el porno de internet. “Intentar hacer desaparecer la pornografía de la red es como arrancarle la espina dorsal a alguien”, sostiene al respecto Noelle Perdue, exguionista de Pornhub.

“Es urgente abandonar ese discurso según el que el trabajo sexual es malo y promueve la violencia”, apunta la actriz Gwen Adora en una escena de la película. “A las trabajadoras sexuales, en realidad, nadie nos escucha. En lugar de eso, tratan de ‘salvarnos’ de la pornografía”. Su compañera Siri Dahl añade: “No es solo un ataque a la pornografía. Es un ataque a la sexualidad de las mujeres, un ataque a la sexualidad queer y un ataque a la libertad de expresión de las personas”. Pero, quizá, la mayor verdad que ‘Hasta el fondo’ contiene se resume en un tuit que aparece impreso en pantalla en los últimos compases de su metraje: “Si creéis que Pornhub es malo, realmente odiaréis los lugares que visitará la gente si lo cierran”.

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