Carola García de Vinuesa | Genetista

“Esta liberación es motivo de celebración para los científicos”

A. H.

La liberación de Kathleen Folbigg es fruto, en una parte sustancial, de su esfuerzo durante años, ¿cómo se siente?

Siento una alegría enorme por ella. Estoy contenta de saber que está ya fuera de la cárcel. La revisión de su caso representa el triunfo de la ciencia, que ha corregido una injusticia que puede haber sido la más grande en la historia de Australia.

La ciencia ha sido decisiva para lograr la revisión del caso.

La liberación de Kathleen es motivo de celebración para la comunidad científica. Personalmente, reconforta haber podido ayudarle y haber contribuido a que, poco a poco, se hagan las reformas necesarias para que la ciencia sea mucho más tenida en cuenta en los tribunales. La ciencia cada vez es más compleja, la tecnología que utilizamos es cada vez más sofisticada, y es importante que podamos asesorar a jueces y abogados sobre descubrimientos científicos que pueden ser claves.

El desenlace del ‘caso Folbigg’ es un hito que va a marcar la historia de la justicia…

Es crucial que haya mecanismos independientes que permitan asesorar en los procesos judiciales. Existe la voluntad por parte de la justicia, pero es una cuestión compleja y hay que descubrir nuevas vías que hagan posible tener más en consideración las evidencias científicas. En su caso es llamativo que la propia Academia Australiana de Ciencias haya solicitado tener representación legal en caso y haya ejercido un papel determinante en la supervisión del proceso, ayudando a elegir a los expertos.

¿Cómo se resarce a una mujer que pierde a sus cuatro hijos y que pasa 20 años en prisión acusada de haberlos matado?

No hay manera humana de compensarla. Pero ella dice que lo que siempre ha querido es cambiar el epitafio de sus hijos, que se sepa que han muerto de manera natural, no asesinados, y que ella les quería muchísimo. Eso era para ella lo más importante, y lo demás irá viniendo. Ha perdido 20 años de su vida y es muy difícil recuperarse de eso. Tiene un trauma muy fuerte que habrá de ir superando poco a poco.

¿En qué consistió el estudio genético que desarrollaron? ¿a qué conclusión llegó?

Encontramos una mutación tanto en Kathleen como en sus dos hijas que explica la muerte de las niñas. Ocurre en una proteína que se llama calmodulina. Logramos demostrar, junto a un grupo de expertos de cuatro países, que esta mutación causa arritmia cardiaca severa comparable a otras mutaciones en calmodulina que han causado muerte súbita inesperada en niños. La calmodulina es una proteína que regula el ritmo del latido cardiaco, regula la entrada y la salida del calcio de las células, y la concentración de calcio es crítica para regular el latido cardiaco. Es decir, que las niñas no fueron asesinadas, sino que murieron por una arritmia cardiaca.

El estudio genético reafirma la inocencia y se vuelca en darlo a conocer para lograr que hubiese una segunda revisión del caso en los tribunales, ¿qué ayudas y obstáculos ha encontrado por el camino?

Casi todo han sido ayudas. Contacté con expertos internacionales en calmodulina, que son los que luego han analizado las investigaciones, y se volcaron. Se interesaron desde el primer momento poniendo muchas ganas y mucho rigor. La Academia Australiana de Ciencias ha apoyado también de forma decisiva y, la verdad, es que la justicia se ha tomado muy en serio esta segunda revisión del caso.

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