Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Entrevista | Ramón Pernas Escritor y periodista, presenta su último libro, ‘Senza Fine’

“La realidad es tan abrumadora que impide a periodistas y escritores ver el futuro con optimismo”

“Escribir agiganta la melancolía”

“Si los políticos leyeran mucho más, seríamos mucho más felices y el país viviría mejor”

Ramón Pernas, ayer con su última novela en los jardines de Méndez Núñez.   | // ARCAY/ROLLER AGENCIA

Ramón Pernas, ayer con su última novela en los jardines de Méndez Núñez. | // ARCAY/ROLLER AGENCIA / R. D. Rodríguez

A Coruña

Las primeras líneas de Senza Fine (Editorial Algaida), última novela del escritor y periodista Ramón Pernas (Viveiro, 1952), rebosan una melancolía que se expande por todas sus páginas. Su protagonista, Leandro, regresa a la tierra en la que nació y vivió sus primeros años, para rememorar su existencia, con sus amores y desamores. Pernas, un autor que no concibe la vida sin libros —en las primeras treinta páginas desfilan Camus, Perec, Chejov, Calvino y García Márquez—, ha participado esta semana en el ciclo Somos o que lemos en la Fundación Luís Seoane.

La reseña de autor de su libro está escrita por usted mismo, que se define como creyente firme del “poder sanador de los libros”. ¿De qué cura Senza Fine?

De todo. De la melancolía y la nostalgia. Es un libro que evita desmemoriarse. Los libros son la receta universal, no hace falta que la firme un médico sino un lector. Cualquier lector puede curarse de sus males, que son anímicos, de amor, de miseria. Lo que no cura es el déficit público, la falta de autopistas… Si los políticos leyeran mucho más y dieran menos discursos a esclavos como nosotros, seríamos mucho más felices y el país viviría mejor.

¿Escribir también cura esa melancolía?

La agiganta. Pero la melancolía no es mala. Lo que es malo es no escribir y no leer. Yo he vivido con los libros, de los libros y para los libros toda la vida. Dirigí una editorial, me hice periodista y lo soy porque es algo irrenunciable. Soy un hombre del mundo del libro, y este mundo es lo más cercano a mi “mismidad”, que diría Heidegger.

Su última novela está empapada de nostalgia. ¿Mira atrás siempre al escribir?

Nunca he creído ni creeré que los tiempos pasados fueron mejores, solamente fueron distintos.

¿Con qué animo, entonces, vive el presente y mira al futuro?

El presento lo vivo y el futuro lo viviré. El optimismo es una virtud que a veces no tienen ni los escritores ni los periodistas porque la realidad es tan abrumadora que nos impide ver el futuro con optimismo. Pero yo lo sigo viendo así. Porque El Quijote seguirá editándose digitalmente, a Borges lo seguiremos leyendo, aunque quizá menos gente, y libros como Fahrenheit 451 seguirán creando personas que lleven aprendido un libro en la memoria para transmitirlo a otra generación.

¿En Senza Fine, qué representa esa casa natal que el protagonista vende, el pueblo al que regresa, el mar con el que se reencuentra?

Esta novela es la última parte de una trilogía que inicié con El libro de Jonás y continué con El libro de los adioses. Cuenta lo último que faltaba, que es la casa que acoge, que protege, que crea, que dignifica la memoria. Las casas son seres vivos: el ruido de los ratones que escuchaba en el desván antes de dormirme eran la sístole y la diástole del corazón de la casa, un corazón que cuenta cómo me ve a mí. El libro cuenta dos historias en paralelo, las cuentan Leandro y la casa. Y en ambas hay una historia de desamor.

El amor y el desamor están presentes en casi la totalidad de la literatura. ¿Qué tienen de distintos los suyos?

Es que toda la literatura está vertebrada por una historia de amor universal. A Jacinto Benavente le dijo una señora que su hijo quería ser cómo él. ¿Maricón?, preguntó. No escritor, respondió ella, y le pidió que le dijera sobre qué podría escribir su hijo Sobre un chico que conoce a una chica y se enamora, dijo. Pero eso está muy visto, respondió. Pues de una chica que conoce a un chico y no se enamora.

¿Cuáles son sus amores?

Yo amo la vida, los paisajes, la mar, a las mujeres (incluso a las que no conozco e idealizo), a mi compañera de vida… amo vivir y ser vivido. Y en este libro rindo homenajes afectivos y literarios.

¿Lo es Senza Fine, el título?

Sí. Gino Paoli, un artista italiano que me encanta, quizá de culto, escribió este himno para Ornella Varoni, que era su amante. Me pareció tan bonito... Mi auténtica pasión por Italia me obligaba a devolverle algo de lo que le debo, aunque sé que no es un título comercial para un libro.

Lleva mucho tiempo viviendo y trabajando en Madrid. ¿Con esta obra también regresa a Galicia?

Nunca salí de mi pueblo. Estando en Madrid vivo en mi pueblo. Pero nunca podría volver a Galicia para vivir permanentemente, llevo demasiado tiempo fuera y Madrid me ha acogido de forma espléndida. Lo mejor de Galicia es Madrid, que es donde estoy más cómodo. Soy gallego, pero no tengo madrileñofobia.

También se considera periodista “de oficio y vocación”. ¿Cómo asume los cambios de la profesión hoy en día, el enfoque de las noticias, la manera de consumir información?

Me preocupa la uniformidad de la información, el huir con frecuencia de la verdad, el posicionamiento próximo a los fakes, que afectan a la convivencia, y la polarización del periodismo español debido a la intervención publicitaria de las grandes compañías que definen las líneas periodísticas. Viajando por España, me entristece ver que desaparecen los quioscos de prensa.

¿Hacia dónde se dirige el periodismo?

A situaciones que me preocupan, como la manipulación informativa que supone que la Red dicte las modas sobre lo que hay que contar; la opinión unánime y la no discrepancia; que en las columnas de opinión se cuente la política y no la vida. Estamos desactivando a los lectores, aburriéndolos. El periodismo español está muy posicionado por el poder, el político y el mediático.

En su carrera ha recibido muchos premios, este mismo año el José Luis Alvite por parte de la Asociación de Periodistas de Galicia. ¿Qué valor les ha dado?

A mí me ayudan a vender. Si no tienes un reconocimiento por parte de la prensa o de los lectores plurales, estás perdido. En España se edita mucho y se publica con el  criterio de que cualquier cosa vale. Si eres alguien que sale mucho en la televisión o eres un tertuliano bien acogido, te publican libros aunque carezcan de textura literaria. Yo soy un escritor literario, de inmensas minorías, y siempre tuve claro que no quería escribir por encargo. En realidad, en todos estos años solo he escrito una novela que he ido publicando por entregas.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents