Estar sentado toda la jornada laboral dispara un 16% el riesgo de mortalidad

Un estudio científico cifra en 5,3 millones los decesos causados por el sedentarismo, cada año, en todo el mundo | Una hora de gimnasio no borra los efectos negativos

Una trabajadora sentada en una oficina delante de un ordenador.

Una trabajadora sentada en una oficina delante de un ordenador. / Europa Press

Patricia Martín

Un mal de nuestra era es el sedentarismo. Si nuestros antepasados cazaban, sembraban o pastoreaban, hoy día muchos trabajos se desarrollan en una silla, a lo que se suma el tiempo de ocio ante la televisión, jugando a videojuegos o usando el móvil en el sofá.

Según diversos estudios, los estadounidenses pasan sentados unas 9 o 10 horas diarias, tiempo que asciende a las 12 horas si se trata de personas mayores. Y en España, la situación no es mucho mejor. Casi cuatro de cada diez personas admiten que son sedentarios en su tiempo libre y el 62% pasa más de cinco horas sentado cada día.

Ante este panorama, se han realizado decenas de estudios para determinar cómo el sedentarismo afecta al cuerpo, algunos de los cuales comparan incluso la falta de actividad con el tabaquismo. Uno de ellos se publicó en The Lancet, con datos de cientos de países, y concluyó que el sedentarismo causa 5,3 millones de muertes al año, algo más que el tabaco, al que se le atribuyen 5,1 millones. Ahora bien, hay más personas sedentarias que fumadoras, por lo que el tabaco es más letal. 

Otra investigación, publicada en British Journal of Sports Medicine, concluyó que cada hora que se pasa sentado frente a la tele reduce 22 minutos la esperanza de vida, mientras que los fumadores acortan un promedio de 11 minutos por cada cigarrillo. 

Comparar sedentarismo y tabaquismo es una forma «impactante» de llamar la atención sobre el primer problema, pero el mecanismo de acción de cada uno de los dos hábitos nocivos es diferente, precisa Maribel Mármol, presidenta de la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC). Ahora bien, «ambos incrementan la mortalidad y la posibilidad de padecer enfermedades graves, por lo que son iguales de importantes para la salud pública e individual», precisa. De hecho, el tabaco afecta al sistema respiratorio, cardiovascular y a otros órganos a través de sus toxinas, mientras que el efecto silla influye en el metabolismo y el sistema circulatorio, así como a nivel muscular, pero el «resultado es el mismo» en cuanto a los «innumerables riesgos para la salud y la reducción en la esperanza de vida», concluye la especialista.

Un estudio —publicado en la revista científica JAMA— que siguió a casi medio millón de personas durante 12 años concluyó que los que trabajaban la mayor parte del tiempo sentados tienen un 16% más riesgo de mortalidad y un 33% más de padecer una enfermedad cardiovascular que quienes trabajan en movimiento. 

Daniel E. Lieberman, experto en biología evolutiva, resume los tres problemas principales en el libro Ejercicio. «El primero tiene que ver con lo que no estamos haciendo mientras nos sentamos», es decir, movernos. El segundo, «con el aumento de las concentraciones de glucosa y lípidos en el torrente circulatorio». Y el tercero, y «más alarmante», con la posibilidad de que el sistema inmunitario ataque al cuerpo debido al sedentarismo mediante un proceso conocido como inflamación. La inflamación crónica «daña los tejidos de arterias, músculos, hígado, cerebro…», y tiene que ver «con numerosas enfermedades asociadas con el envejecimiento», como cardiopatías, diabetes tipo 2, alzhéimer, algunos tipos de cáncer o artritis. 

En opinión de Lieberman, comparar el sedentarismo con el tabaco es «exagerado» porque «sentarse es más viejo que Matusalén, pero el problema no viene con el hecho de sentarse en sí, sino con las horas y horas en que permanecemos sin movernos, inactivos, a lo que hay que añadir la realización de poco o ningún ejercicio».

Y hay otra mala noticia: una hora en el gimnasio no borra los efectos negativos de estar sentados el resto del día. Un exhaustivo estudio que siguió a 240.000 estadounidenses —publicado en American Jorunal of Clinica Nutrition— reveló que hacer deporte disminuía, pero no eliminaba, el riesgo de fallecimiento asociado al sedentarismo.

«El tiempo sentado no se puede compensar. Pasar así muchas horas provoca cambios en la fisiología y romper el estado de sedentarismo es la única forma de evitar que nos lleve a un empeoramiento de la salud», indica César Bustos, vocal de la Sociedad Española de la Obesidad y experto en actividad física.

Tracking Pixel Contents