Tragedia en Valencia

La solidaridad ciudadana sustituye a los servicios de Emergencias

Los efectos de las inundaciones disparó la ayuda ciudadana con colaboración en las tareas de rescate, el hospedaje de atrapados en casa ajenas y otras imágenes plagadas de solidaridad

La desesperación de una mujer subida a una planta para intentar salvar su vida

Sara Fernández

Lluís Pérez / Ignacio Blanco

La fuerza y la imprevisibilidad del agua dejó el martes imágenes dantescas en varios puntos de la Comunidad Valenciana, como consecuencia de las intensas lluvias que recorrieron de este a oeste y de sur a norte la provincia de Valencia. Los acumulados de precipitaciones son históricos en algunos puntos con registros que superan los 400 litros/m2 en puntos como en Chiva (La Hoya de Buñol) e inéditos en comarcas como la de la plana de Utiel. Tal fue la intensidad de las precipitaciones, que el río Magro se desbordó en Utiel a primera hora de la tarde y, en su paso del torrente aguas abajo hacia la costa, anegó gran parte de la comarca de l'Horta Sud y algunos barrios del extrarradio de la ciudad de València, como La Torre.

La comunicación de Emergencias a las 20 horas, tras toda una jornada de intensas lluvias, no evitó el colapso en varios puntos: conductores atrapados abandonando sus vehículos para resguardarse de las trombas de agua sobre camiones o en el techo de alguna gasolinera; trabajadores retenidos en sus empresas en polígonos industriales o en localidades que no es la suya de origen, vecinos ascendiendo a los puntos más altos de sus edificios o recogiéndose en casas vecinas con mayor altura... En muchos de estos puntos, los servicios de Emergencias no pudieron llegar y, ante ello, surgió nuevamente la solidaridad ciudadana que acabó sustituyendo, en muchas localizaciones, los servicios de ayuda que los organismos oficiales no pudieron prestar a lo largo de la jornada.

Así avanzó la Dana vista desde el Meteosat

Sara Fernández

Uno de esos lugares fue el municipio de Utiel. La UME desplegó varios efectivos, entre ellos un helicóptero, para evacuar a la gente atrapada en sus casas, que veía subir el nivel de agua. Pero las autoridades pidieron también la colaboración ciudadana que sacó sus embarcaciones para "navegar" por el municipio y rescatar a sus propios vecinos atrapados en las buhardillas o pisos superiores de sus viviendas.

En Paiporta, un grupo de vecinos salvó a dos personas con sábanas enganchadas a la ventana cuando el barranco se desbordó a última hora de la tarde. Y, en muchos puntos, se sucedieron las imágenes de ciudadanos rescatando a otros en peligro de ser arrastrados por la corriente.

Rescate de personas aisladas en Cullera

Joan Gimeno

Solidaridad ciudadana

Los gestos de solidaridad se repiten entre los vecinos que lo han perdido todo y los que quedaron atrapados por la riada. Amado y Nieves, vecinos de Benetússer, acogieron en su casa a diez personas que buscaban refugio. "Pusieron colchones en el suelo y nos dieron de cenar, menos mal que hay gente buena", explica Amparo, dueña de una clínica de fisioterapia destrozada por las inundaciones. Junto a ella, una joven de 17 años, a la que no conocían de nada, estudiante en Albal que el agua atrapó cuando regresaba en autobús. "Nos hicieron bajar a todos, es un desastre, había coches dentro del supermercado", relata sobrepasada la joven que no ha podido contactar con su madre.

En otros puntos, como Llombai, un reportero gráfico tuvo que abandonar su coche en un área industrial y buscar refugio en una vivienda local. Fue el consistorio de la localidad el que le gestionó la búsqueda de un sitio resguardado donde pasar la noche. "Me han ofrecido casa y comida para pasar la noche", explica. En Paiporta, un varón se vio obligado a subirse a un parque infantil, ante la virulencia del agua que rodeó la infraestructura en la que estuvo horas retenido. Cuando consiguió salir, tras no poder ser asistido por los efectivos de Ermegencias, encontró auxilio en una casa donde ha podido pasar la noche.

En Valencia ciudad, más allá de los albergues habilitados como el de la Petxina, decenas de camas auxiliares y sofás se han convertido en el lugar de descanso de trabajadores de l'Horta Sud y la Ribera a los que les fue imposible volver a sus casas. Fueron sus propios compañeros de trabajo los que ofrecieron sus casa para pasar la noche.

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