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La zona inundada supera cuatro veces la superficie de la ciudad de València

Un estudio de la Universitat de València cifra en 562,7 km2 el área anegada por la Dana, de la cual una décima parte está ocupada por viviendas, empresas e infraestructuras

La Universitat crea el primer mapa preciso de las inundaciones de la Dana

La Universitat crea el primer mapa preciso de las inundaciones de la Dana / Redacción Levante-EMV / MapDANA

Voro Contreras

La Universitat de València ha realizado la primera cartografía que refleja de forma precisa las inundaciones provocadas por la DANA del pasado 29 de octubre. El objetivo de esta investigación coordinada por la profesora del Departamento de Geografía Carmen Zornoza, es aportar información necesaria para mejorar la gestión de la emergencia, puesto que facilita la evaluación de los impactos, la gestión de ayudas a las personas afectadas y el diseño de propuestas para la reconstrucción de las zonas dañadas. 

Pero además de información de servicio, la investigación realizada por Zornoza y su equipo permite vislumbrar cómo las inundaciones afectaron a los términos y los carcos urbanos de los municipios afectados y, también, dimensionar con datos el tamaño de la catástrofe. 

Una décima parte habitada

Así, según los cálculos realizados por la profesora a partir de la cartografía, el tamaño de la zona inundada sería de 562,74 kilómetros cuadrados, cuatro veces la superficie del término municipal de la ciudad de Valencia (139,34 kilómetros cuadrados), incluyendo sus pedanías y el lago de l’Albufera. 

Casi el 10 por ciento de estos 562 km2 de inundación están ocupados por viviendas, comercios y empresas: 21,92 km2 son superficies residenciales y 33,3 son superficies industriales y comerciales. Además, 4,4 km2 son carreteras y líneas de ferrocarril; y 3,72 son zonas verdes urbanas e instalaciones deportivas y recreativas. 

Mayoría de suelo agrícola

Es decir, el área urbana afectada por la Dana suma 63,34 kilómetros cuadrados. El resto del área inundada el 29 de octubre en la provincia de Valencia, según el estudio de la UV, sería suelo rústico, incluyendo zonas agrícolas -475,4 km2, de los cuales casi la mitad son cultivos frutales- y zonas forestales (16,6 km2). 

Las zonas húmedas y las superficies de agua (barrancos y ríos) incluidos por la UV en el mapa de la inundación suman 7,29 kilómetros cuadrados. No se ha incluido en esta delimitación ni el lago de l’Albufera ni el cauce del Túria entre València y los municipios de l’Horta Sud.

Cascos urbanos bajo el agua

Elaborado a partir de imágenes obtenidas por satélite y avanzadas técnicas de teledetección, pero también por la información ofrecida por entidades locales y personas afectadas, este Mapa de la Dana permite comprobar cómo algunos cascos urbanos -los de Paiporta, Benetússer, Alfafar, Massanassa, Llocnou de la Corona o Catarroja en l’Horta Sud o los de l’Alcudia o Algemesí en la Ribera-han resultado totalmente inundados por la riada. Y también se han incluido municipios que, pese a no haber sufrido daños de gravedad -Xirivella, Beniparrell, Silla, Alberic, Albalat de la Ribera...- sí vieron cómo el agua -y, con ella, el barro- de las fuertes lluvias de la jornada del 29 de octubre y del desbordamiento de barrancos y ríos cercanos también afectó a sus calles.

Al ampliar la cartografía podemos ver también como, especialmente en municipios del interior como Utiel o Chiva- las avenidas de agua a través del río Magro o el barranco del Gayo se desbordaron partiendo sus cascos urbanos en dos. Además, el mapa detalla los tramos de las carreteras y vías de ferrocarril que quedaron inundados -y en algunos casos, destruídos- por el agua o sepultados por el barro. 

Entender el alcance

Tal como destacaba ayer la UV, una vez se produjo la inundación era fundamental crear una buena delimitación, para poder conocer la afectación de personas, infraestructuras y servicios. Las informaciones del desastre tienen que tener una buena base territorial para entender el alcance, tanto de la emergencia como de las necesidades de recuperación. «Crear esta cartografía era importante y se convirtió en la forma en la que mejor podíamos ayudar, puesto que tenemos las técnicas y el conocimiento del territorio necesario», afirmaba ayer la profesora Carmen Zornoza.

La investigadora forma parte del grupo de Innovación y Desarrollo Local (Innodes) y participa en proyectos relacionados con la gestión y las estrategias de las áreas metropolitanas. En la elaboración también han participado Javier Serrano y Ana Belén Ruescas, del mismo Departamento de Geografía. 

Serrano ha coordinado las tareas de participación ciudadana, además, es investigador del proyecto para el «Desarrollo de la resiliencia social ante el riesgo de inundación en un contexto de cambio climático». La profesora Ruescas, Enrique Portales y Luis Gómez Chova, del grupo Image and Signal Processing, del Laboratorio de Procesamiento de Imágenes de la Universitat de València, han colaborado activamente en la obtención de imágenes satélite y datos postproceso.

Diversas fuentes

El mapa obtenido tras esta investigación ha sido incorporado como información de referencia sobre la inundación en la Institut Cartogràfic Valencià dentro del visor oficial. La metodología para la creación de la cartografía parte de una delimitación inicial de Copernicus EMS Rapid Mapping, la cual requería mejoras en varias zonas. Para ello, era necesario combinar técnicas avanzadas de teledetección y participación ciudadana, que permitieron tener un buen conocimiento del área afectada en un corto plazo. 

Se han empleado datos de múltiples fuentes: imágenes de 2,5 m de resolución proporcionadas por Tracasa Global y el grupo Image and Signal Processing, la detección de barro realizada por Yves Julien de la Unidad de Cambio Global de la Universitat y la información de personas que conocen zonas afectadas.

La fase de participación ciudadana ha reunido información de entidades locales y personas afectadas, proporcionando datos exactos sobre el alcance de las inundaciones en sus áreas. «Es una primera aproximación, la cual se perfeccionará con estudios de campo adicionales, pero la información de primera mano de personas implicadas al desastre ha sido fundamental para realizarla en tiempo récord, solo una semana después del suceso», concluye Serrano.

El trabajo se ha desarrollado con el apoyo de Ana Camarasa, catedrática de Geografía Física y directora del grupo de investigación RIUMED, que desarrolla varios proyectos de investigación financiados tanto por el Gobierno central como por la Generalitat para estudiar las lluvias torrenciales y su afección en los barrancos mediterráneos, como también el desarrollo de herramientas de educación social ante el riesgo de inundaciones, agraviadas en el actual contexto de cambio climático.

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