INVESTIGACIÓN
Intervenciones breves por teléfono: una estrategia eficaz contra el consumo de alcohol
Un enfoque innovador en la atención sanitaria consigue cambios positivos en los hábitos de pacientes con riesgos para la salud

El consumo de alcohol aumenta el riesgo de sufrir numerosas enfermedades. / UNSPLASH
María G. San Narciso
¿Puede la intervención telefónica de los profesionales sanitarios ayudar a reducir el consumo de alcohol? Según una nueva investigación, que acaba de ser publicada en la Journal of General Internal Medicine, sí que podría ser útil.
Investigadores de la Facultad de Medicina Dell de la Universidad de Texas, en Austin, han implementado con éxito un programa de detección e intervención telefónica para el consumo nocivo de alcohol en un gran sistema de centros de salud. Su estudio demostró reducciones significativas en el consumo de alcohol entre una población diversa de pacientes adultos.
El consumo nocivo de alcohol incrementa el riesgo de enfermedades hepáticas, cardiovasculares, digestivas y cáncer, entre otras. En el Estudio sobre detección e intervención telefónica en centros de salud de Texas, los investigadores desarrollaron un programa de teleasistencia multifacético para ofrecer intervenciones breves que ayudaran a pacientes con resultados positivos en las pruebas a desvincularse de este hábito.
Así funcionaba la intervención
La intervención incluyó un programa de asesoramiento basado en evidencia de dos sesiones. Los administraba un profesional con formación en Trabajo Social.
A los pacientes que se identificaban con riesgo grave de consumo de alcohol se les ofreció farmacoterapia y derivaciones a servicios médicos en adicciones. También se hicieron evaluaciones de seguimiento de tres a seis meses para evaluar los cambios en los patrones de consumo de alcohol.
En total se evaluaron a cerca de 3.959 pacientes mediante AUDIT-C, un cuestionario que se utiliza en entornos de Atención Primaria, programas de prevención de consumo de riesgo de alcohol y en investigaciones relacionadas con la salud pública para conocer su riesgo.
En este caso concreto, el 16% (632) dieron positivo en el análisis de consumo de alcohol de riesgo. La mayoría eran hombres. Los investigadores lograron involucrar con éxito a 412 pacientes, que completaron evaluaciones para determinar la gravedad y los niveles de riesgo del consumo de alcohol.
De los pacientes que participaron, el 68,2 % (281) obtuvo puntuaciones que indicaban un riesgo moderado (≤12 puntos del cuestionario), mientras que el 31,8 % (131) obtuvo puntuaciones más altas (>12). El 97% de los participantes completó una sesión de asesoramiento; el 72%, dos. Entre los que obtuvieron puntuaciones iniciales altas, 19 pacientes recibieron farmacoterapia y 13 participaron en servicios de medicina de adicciones.
Menos consumo entre pacientes con más riesgo
Después, los investigadores procedieron a recoger los datos de seguimiento de 251 pacientes (61%). Los resultados mostraron una reducción media de la puntuación AUDIT de 4,1 puntos.
Los pacientes con puntuaciones iniciales más altas (>12) experimentaron disminuciones más sustanciales en las puntuaciones (reducción media de 7,99) en comparación con aquellos con puntuaciones moderadas (disminución media de 2,25).
El estudio demostró que un programa de detección telefónica y de intervención breve puede reducir de forma el consumo nocivo de alcohol en una población diversa de pacientes dentro de un centro de salud calificado a nivel federal. Los investigadores destacan que, si bien se lograron avances significativos, también se necesitan esfuerzos para para aumentar la participación en la farmacoterapia y mejorar el seguimiento sostenido de los pacientes, en particular de aquellos con puntuaciones AUDIT más altas.
Riesgos de consumir alcohol
El consumo de alcohol nunca tiene un riesgo cero. Contribuye a aumentar los riesgos de múltiples patologías, como enfermedades hepáticas (incluido el hígado graso o la cirrosis hepática), trastornos cardiovasculares (como la hipertensión arterial o los accidentes cerebrovasculares), enfermedades del sistema digestivo (entre ellas, las úlceras gástricas) y diversos tipos de cáncer. También se relaciona con trastornos del sueño y cognitivos, y con depresión y ansiedad.
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