Los adolescentes que hacen botellón en Galicia se disparan un 40% en dos años

Casi la mitad de estudiantes de 14 a 18 años admite participar en esos encuentros | Los gallegos son los quintos más proclives a unas reuniones donde se realizan consumos abusivos de alcohol

Botellas de alcohol en un local de la provincia.

Botellas de alcohol en un local de la provincia. / Alba Villar

C. Villar

Las bebidas alcohólicas, junto a las primeras caladas a un cigarrillo, protagonizan los consumos más madrugadores de las sustancias «con poder adictivo», como las define el Plan Nacional sobre Drogas: a los 14,2 años. Con el tiempo, el alcohol se consagra como la sustancia más extendida, también en Galicia y en particular entre los jóvenes, lo que provoca la inquietud de los expertos en prevención: tres de cada cuatro adolescentes gallegos admite haber tomado un trago alguna vez y en muchos casos el contacto se produce en los botellones, en los que la participación de los más jóvenes se ha disparado en los últimos dos años y a los que, como advierte Antonio Rial Boubeta, coordinador de varios estudios sobre la cuestión, los asistentes no acuden simplemente en calidad de «oyentes».

Los datos de la última encuesta a estudiantes de enseñanzas secundarias, Estudes, que se basa en entrevistas a casi 2.200 chavales gallegos que estudian ESO, Bachillerato y Formación Profesional, muestran que casi la mitad del alumnado de entre 14 y 18 años admite haber tomado parte en botellones en el último año. En concreto, lo reconocen un 46,5% de entrevistados por el Ministerio de Sanidad, un 30% más que en la anterior edición del sondeo, dos años antes, en 2021, cuando suponían el 35,7%. Con todo, Galicia se quedaría ligeramente por debajo de la media estatal —situada en el 47,4%— y el alumnado de una decena de comunidades se anota porcentajes superiores.

La situación cambia si se analiza la participación en el botellón en el mes previo a la encuesta. Aunque la proporción de quienes admiten acudir a esos foros se reduce hasta un 22,4% en el caso de Galicia, el incremento con respecto al dato de dos años antes es superior: de un 42,6%. Además, los jóvenes gallegos escalan posiciones en la tabla autonómica y el indicador —que revela una relación más reciente o habitual con el fenómeno— los sitúa como los quintos más proclives a esos encuentros de todo el Estado y además por encima del registro estatal (19,7%).

El Estudes de 2023 detecta un cambio con respecto al tipo de público aficionado al botellón. Si en 2021 la participación en el último año estaba bastante igualada entre chicos y chicas, pero ellos se situaban ligeramente por encima (35,8% frente a 35,6%), en la encuesta más reciente la ventaja que sacan las chicas a sus compañeros de pupitre se acrecienta: admite la práctica en el último año un 48,8% entre chicas frente a 44,5% entre chicos y los porcentajes son, respectivamente, del 23% y del 21,8% si se analiza el último mes.

Los botellones, un contexto que preocupa especialmente a los expertos en prevención porque los consideran «contextos de riesgo» y posible «puerta de entrada a otros consumos», como ha indicado a este diario Rial Boubeta, no solo se asocian a la ingesta de alcohol, sino a una ingesta masiva.

En el anteproyecto de la Ley de prevención del consumo de alcohol y de sus efectos en las personas menores de edad, cuya tramitación quedó interrumpida por las elecciones gallegas el pasado año y que se retomará en el actual, la Xunta contempla actuaciones que persiguen el botellón. En concreto, el Ejecutivo gallego plantea en el borrador que se sometió a consulta pública el multar a los concellos que toleren el fenómeno en sus términos municipales.

El mismo texto, que prohíbe el botellón en vías públicas, parques, plazas y otros lugares de tránsito público, fija que poseer o consumir alcohol por parte de un menor en estos encuentros constituye una infracción leve de grado medio, que puede suponer hasta 1.800 euros de multa.

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