Un estudio exhaustivo revela los amplios beneficios y algunos riesgos de Ozempic
La investigación, en más de 2 millones de personas, mostró una menor probabilidad de demencia y adicción y mayor de problemas renales, pancreáticos y gastrointestinales

Envases de Ozempic y Wegovy. | Efe
Rafa López
Los medicamentos comercializados bajo las marcas Ozempic y Wegovy (semaglutida), prescritos para tratar la diabetes y la obesidad, han demostrado otros beneficios, pero hasta ahora no se había investigado exhaustivamente la eficacia y los riesgos de estos fármacos, llamados GLP-1, en todos los posibles efectos sobre la salud. Este ha sido el objetivo de un amplio estudio publicado ayer en la revista Nature Medicine con datos de 2,4 millones de personas en EE UU. El análisis arrojó menor riesgo de tener demencia y adicción para quienes lo tomaban, pero también mayor probabilidad de padecer problemas renales, pancreáticos y gastrointestinales.
Los autores son científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis y del Sistema de Atención Médica de los Veteranos de la misma ciudad estadounidense. El investigador principal, el epidemiólogo estadounidense Ziyad Al-Aly, es conocido por otros estudios recientes sobre esclerosis múltiple y COVID persistente con bases de datos de veteranos del Ejército de EEUU. «Dada la novedad de estos medicamentos y su creciente popularidad, es importante examinar sistemáticamente sus efectos en todos los sistemas del cuerpo, sin dejar piedra sin remover, para entender qué hacen y qué no hacen”, señala Al-Aly en una nota de la Universidad de Washington.
Los investigadores examinaron 175 posibles resultados de salud en 215.970 personas que tomaban GLP-1 y en más de 2 millones de personas que no lo tomaban. Siguieron a los participantes del estudio durante casi 4 años.
Los resultados muestran reducción del riesgo de trastornos por consumo de sustancias (alcohol y otras drogas); ideas suicidas, esquizofrenia y otros trastornos psicóticos; trastornos neurocognitivos (incluido alzhéimer); trombosis; infecciones bacterianas; enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y cáncer de hígado, entre otros problemas.
En cambio, se elevó el riesgo de otros efectos adversos, como trastornos gastrointestinales, presión arterial baja, síncope, problemas de sueño, dolores de cabeza, cálculos renales, inflamación renal y pancreatitis inducida por fármacos.
En un hilo en la red social X, Al-Aly se muestra «sorprendido» por el «efecto constante de estos fármacos sobre los trastornos de adicción», lo que «aumenta la probabilidad de que la obesidad en sí misma sea una forma de adicción a la comida (por encima de la necesidad calórica) y que para abordarla de manera efectiva se requieran medicamentos que actúen en esa vía».
También sugiere que el GLP-1 «podría desempeñar un papel en el mecanismo del alzhéimer y podría ser un tratamiento eficaz» contra esta enfermedad neurodegenerativa.
Si bien le «entusiasma el potencial de los medicamentos GLP-1 para ayudar a abordar la epidemia de obesidad», Ziyad Al-Aly defiende que el enfoque debe ser la «prevención». Sin perjuicio de esa cautela por los posibles efectos adversos, aboga por facilitar el acceso a este tipo de fármacos, cuyo alto coste los hace inaccesibles para muchos pacientes en Estados Unidos y en el resto del mundo.
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