«Debería aumentarse temporalmente el cupo de alumnos en los grados de Matemáticas»
Lucense por nacimiento y de Ames por adopción, Victoria Otero asume un nuevo e «ilusionante» reto en su brillante trayectoria profesional al situarse al frente de la Real Sociedad Matemática Española (RSME), que trabaja por visibilizar una disciplina esencial para comprender el mundo en que vivimos. A las administraciones públicas les pide que arrimen el hombro para mejorar el nivel de la enseñanza matemática y un plan de choque que ataje la escasez de profesorado en los institutos y la universidad
Susana López Carbia
¿De dónde le viene la pasión por las matemáticas?
Siempre me gustaron. Es cierto que me gustaban muchas otras disciplinas, pero, cuando tuve que elegir, elegí las matemáticas. Seguramente, algunos profesores tuvieron mucha importancia en esa elección, porque esa pasión fue en aumento. Cuanto más las conocía, más pasión sentía por ellas.
Entonces, ¿la clave para aprender a querer las matemáticas es tener un buen profesor?
Sin duda, el profesorado es el que te da las pautas para querer la asignatura. Hay profesores que te hacen odiar las materias y otros hacen que las ames. Por eso es vital formar a los futuros profesores dándoles unas herramientas y unos recursos adecuados para la enseñanza de las matemáticas, de manera que faciliten el aprendizaje de los alumnos.
¿Realmente son difíciles las matemáticas o sucede más bien que tienen mala prensa?
Creo que tienen mala prensa. Repetir constantemente «yo soy malo en Matemáticas» acaba provocando un rechazo entre los niños. Quizás la mala fama también fue consecuencia de un enfoque, desde mi punto de vista, erróneo. Creo que eso está cambiando. Y hoy en día la sociedad valora las matemáticas, aunque creo que sí le siguen pareciendo difíciles.
¿Ha mejorado por tanto la forma de enseñar matemáticas?
Creo que sí, aunque queda mucho por hacer. Ahora mismo existe una gran preocupación por la enseñanza matemática y tanto el Ministerio como las comunidades autónomas están trabajando en planes de refuerzo para mejorar las competencias de los alumnos. Pero, al mismo tiempo, en los grados de maestro y Primaria se están planteando reducir los contenidos matemáticos para que sean residuales. Ahí tenemos un problema, porque lo que se hace en Infantil y Primaria es importantísimo. Es necesario que los maestros sepan enseñar Matemáticas.
¿También en gallego, como reclama la Real Academia Galega?
Por supuesto. No hay ningún problema para enseñar Matemáticas en gallego, como no lo hay para enseñarlas en español o inglés. No se pueden poner ese tipo de restricciones, y más cuando el uso del gallego ha descendido tanto entre la juventud. No digo que sea obligatorio, pero sí creo que es necesario que se puedan dar las matemáticas en gallego. Es algo que pido a gritos.
¿En general, existe un buen nivel académico en la enseñanza de las matemáticas en Galicia?
Sí, el nivel es muy bueno. Somos referentes para toda España no solo por el nivel de la enseñanza, sino también en el ámbito de la investigación y de la transferencia. Lo que hacemos lo exportamos a las industrias y a las empresas para que mejoren con las tecnologías que les pueden aportar las matemáticas. En conjunto, somos muy potentes, aunque siempre hay niveles de mejora.
¿En qué se puede mejorar?
Pues, mira, ahora tenemos un Centro de Investigación y Tecnología Matemática de Galicia (Citmaga) en el que están las tres universidades, que no está considerado un centro singular. Debería contar con apoyo por parte de la Administración.
Llega a la Presidencia de la Real Sociedad Matemática Española con el bagaje que le da haber estado muchos años en la directiva. ¿Qué cambia a partir de ahora?
Asumo el cargo con mucha ilusión y mucho compromiso. Sí que es cierto que llevo quince años colaborando con la RSME y la conozco muy bien. Y sé que hay muchas personas que están trabajando de manera desinteresada y generosa por la mejora de las matemáticas. Y toda esa labor está teniendo un gran impacto fuera y dentro de la comunidad matemática. Me siento muy honrada de estar al frente y poder aportar algo.
Fue también la primera decana de Matemáticas en la Universidade de Santiago. ¿Ha llegado a sentir ese síndrome del impostor que sufren muchas mujeres?
Cuando he tenido que asumir algún cargo, al principio siempre tuve la preocupación de no estar a la altura, pero se debe a que me falta información sobre el puesto. Una vez que la tengo, intento afrontar el trabajo y ya no siento que me venga grande nada. Igual tiene algo que ver mi educación. Mis padres tuvieron tres hijas y tres hijos y siempre, sobre todo mi padre, insistían en que la mujer tenía que ser independiente.
Uno de los retos de la sociedad actual es que la mujer ocupe el espacio que le corresponde en el ámbito científico. ¿Qué hace falta para conseguirlo?
Lo primero, transmitirles a las niñas que pueden hacer lo mismo que los niños. Además, hay que visibilizar el trabajo que hacen las mujeres en este campo, dar charlas en los institutos y que vean que eres una persona normal. Y tiene que haber una normalización. Parece que a las mujeres se nos pide que seamos excepcionales para llegar arriba. A los hombres, no. Debe llegar arriba cualquier persona que esté motivada y que trabaje, como pasa con los hombres. No hace falta ser una supermujer. Eso sí: en las profesiones STEM está bajando el número de mujeres.
Y eso pese a que es una profesión sin paro. De hecho, los matemáticos son cada vez más buscados por las empresas, ¿no?
Así es. En Secundaria, Bachillerato e incluso en la universidad nos está faltando profesorado con competencia matemática adecuada, porque muchos matemáticos y matemáticas se están yendo a la industria y a las empresas. Así que están faltando profesores de Matemáticas en los institutos y empieza a haber carencias en las universidades. Y eso va a suponer que venga profesorado de otras áreas que no tenga tanta competencia matemática. Entre unas cosas y otras, la formación matemática de la población va a ir a menos.
¿Cómo se soluciona eso?
Una de las cosas que se debería hacer es aumentar el número de alumnos que llegan a los grados de Matemáticas, a lo mejor no para siempre, pero sí en este momento, porque es necesario. Hagamos un plan de choque para acotar el problema y que no explote.
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