«Empiezan a ser más importantes las alteraciones moleculares que el tumor de origen»

Los tratamientos dirigidos en tumores agnósticos están revolucionando tanto la investigación como los diagnósticos, una senda a la que cada vez más se aproximan los expertos en la materia y que se llevará a debate en el Simposio Nacional de Oncología de Precisión

Carolina Sertal

Director de Investigación e Innovación del Instituto Catalán de Oncología, investigador principal en Investigación Preclínica y Experimental en Tumores Torácicos y profesor asociado de la Universidad de Barcelona, Ernest Nadal será uno de los ponentes que protagonizará una de las mesas de debate más interesantes del Simposio Nacional de Oncología de Precisión que se celebrará esta semana.

En su mesa de debate abordarán las terapias dirigidas en tumores agnósticos, más centradas en las alteraciones que en la localización, ¿el futuro de la oncología de precisión pasa por este tipo de tratamiento?

Sí, es hacia lo que nos estamos aproximando. En el pasado, era muy importante clasificar los tumores solamente basándose en esas ‘cajitas’ que definían cada órgano, por ejemplo, decíamos esto es un cáncer de pulmón, este tumor es un cáncer de colorrectal, y ahora realmente lo que hay es otra capa de información que está tomando más importancia, cada vez más, que es la información molecular. Hemos visto que hay una serie de alteraciones que cuando están presentes, empieza a no ser tan importante cuál es el tumor de origen y es más importante diagnosticar esa alteración molecular y tratarla. Por nombrar un par de ejemplos, que son los más paradigmáticos de lo que serían las indicaciones agnósticas, hay una situación molecular que se llama inestabilidad microsatélite, que esto aparece en una serie de tumores y que responden muy bien a la inmunoterapia, porque son tumores que responden mal el daño del ADN, lo que provoca que acumulen mutaciones y que sean tumores que se detectan bastante bien por el sistema inmunitario. Por otra parte, existen otro tipo de alteraciones que se dan cuando dos genes se rompen y generan otro, lo que se denomina fusión génica, una proteína que no existe en la naturaleza pero que resulta en la unión de dos genes. Cuando estas fusiones afectan a determinadas proteínas, que son para las cuales tenemos tratamientos dirigidos, son alteraciones conductoras de ese tumor y, al tratarlas, los pacientes responden muy bien.

¿Y el diagnóstico clásico?

No podemos prescindir de él porque es muy importante que cada pieza encaje y cada una de estas capas de información son relevantes. Pero lo que sí que está empezando a ocurrir es que esa información molecular empieza a ser cada vez más importante y llegará un momento en el que, aunque no prescindamos de las biopsias para ver qué tipo de tumor tenemos ante nosotros, esa información molecular va a condicionar cada vez más el tratamiento y vamos a empezar a romper esa visión que tenemos de que los diferentes tumores se tratan de forma diferente porque nacen en un órgano distinto. No estamos tratando tanto ya si es un tumor de pulmón o un tumor de colon, sino la alteración molecular que tiene ese paciente, y eso realmente ha sido revolucionario. Ha hecho cambiar todo, la concepción de la investigación en sí misma. La única forma de generar evidencia científica ha sido con estudios en los que hemos agregado también a pacientes con la misma alteración molecular, algunas son sumamente raras, les hemos dado un tratamiento dirigido y hemos visto que ha funcionado muy bien. Y al final, ese agnosticismo, esa forma más transversal de entender la enfermedad, ha ido penetrando todas las esferas, desde la investigación al diagnóstico de los pacientes, e incluso a cómo los tratamos y cómo se prueban los fármacos. Tenemos aquí un reto importante, que ojalá algún día podamos secuenciar a cualquier paciente.

¿En qué procesos oncológicos se están detectando más?

Hay algunos, que podrían ser casi el paradigma de la medicina de precisión, que son el cáncer de pulmón y los tumores de tiroides también. Son tumores que pueden albergar una serie de alteraciones moleculares que suponen una gran proporción de los pacientes y que ya no tratamos con quimioterapia de entrada, sino que los podemos tratar con terapias dirigidas. En el caso del cáncer de pulmón tenemos, a día de hoy, hasta 10 alteraciones genéticas diferentes que pueden ser tratadas con tratamientos dirigidos contra esa diana molecular.

¿Y cuál es el perfil de los pacientes en los que se dan las alteraciones?

Depende mucho del tumor, pero hay mucha variabilidad. En cáncer de pulmón, por ejemplo, estas alteraciones las podemos encontrar sobre todo en pacientes menos fumadores o que no han fumado nunca. Aunque hay otras alteraciones que son más habituales en pacientes fumadores. Tanto la exposición al humo del tabaco como la contaminación atmosférica o a otros agentes como el radón o el amianto pueden estar detrás de estas alteraciones a nivel pulmonar.

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