¿Te da pánico estar sin tu móvil? Puedes sufrir nomofobia
Este trastorno surge ante el miedo de encontrarnos sin teléfono y, por tanto, sentir que ya no pertenecemos a un grupo al estar incomunicados. Los adolescentes son quienes más lo sufren, pero también afecta a los adultos. Pasar mucho tiempo con el ‘smartphone’ implica quitárselo a estudios, trabajo o familia.

Una joven mira el móvil mientras escucha música. | Pexels
Alba Prada
Tenemos una dependencia de los smartphones tan brutal que nuestras rutinas y relaciones giran en torno a ellos. Nos parece increíble que hace unos años la sociedad funcionase sin móviles ni acceso a internet 24/7 porque hoy olvidarse el teléfono al salir nos hace sentirnos desprotegidos. Cuando estamos en casa lo llevamos en el bolsillo por si nos llaman, ya que pobres de nosotros si lo dejamos olvidado en un rincón y no contestamos, pues el enfado del que llama está garantizado... Y en el trabajo pasa lo mismo. Podemos olvidarnos de llevar un par de bolis a la oficina para anotar cualquier dato, pero el móvil estará perfectamente colocado en la mesa, bien a la vista, para consultarlo de vez en cuando. La dependencia del smartphone ha dado lugar a un trastorno que se conoce con el nombre de nomofobia y que básicamente se refiere al miedo a estar incomunicado y sin internet al encontrarnos sin el móvil.
Antonio Tova, psicólogo especializado en adicciones, aclara que la nomofobia no es lo mismo que la adicción al teléfono. «Lo considero adicción básicamente cuando la utilización del móvil interfiere en otras actividades cotidianas de manera perjudicial. Esto es, estar usándolo por la noche hasta tarde y levantarse cansado para ir al instituto, dejar de prestar atención al entorno por usarlo en la comida, reuniones, etc.», indica. «La nomofobia es diferente, se refiere a la necesidad de utilizar el móvil por la sensación de que si no, no pertenecemos a un grupo y nos podemos perder todo lo que ocurre en nuestro mundo”, explica. Eso sí, el experto aclara que cuando la adicción al móvil se establece, aparecen muchos síntomas que coinciden con la nomofobia porque «esta misma puede ser una característica propia de la adicción».
Adolescentes
La nomofobia afecta, sobre todo, explica Antonio Tova, a los adolescentes «por ser una población más frágil, en el sentido de estar aún en proceso de consolidación». Un reciente estudio de TBS-Education Barcelona titulado Móviles en España 2025. Penetración, uso infantil y gestión sostenible y basado en datos del INE, revela que el 70 % de los niños de entre 10 y 15 años en España ya tiene un teléfono móvil, con una cifra que asciende al 96% en adolescentes de 15 años. Unos datos que no hacen más que confirmar el uso de smartphones entre los menores con todas las consecuencias que ello implica para la salud, la socialización, la educación y la seguridad digital de todos ellos. «Más que la edad a la que se debe o no tener móvil, habría que considerar la necesidad de instruir a los menores en la utilización, esto excluyendo a los más pequeños (hasta los seis-siete años aproximadamente) por su falta de capacidad de percepción de riesgo. El instrumento no es el culpable de su mala utilización, la permisividad y falta de control, sí», señala el psicólogo.
Los peligros de la exposición constante de los menores a internet está actualmente en boca de todos a raíz de la exitosa serie Adolescencia, que nos ha recordado que actualmente el peligro más que en la calle está en la propia habitación de los menores cuando están a solas con sus móviles o tablets. Un estudio de Fad Juventud de 2024, que entrevistó a 1.500 jóvenes españoles de entre 15 a 29 años, dedujo que el 53,2% considera que usa el smartphone demasiado y la gran mayoría aseguró que vive «con cierto descontrol» y «dependencia» su relación con las redes sociales. El 70,8% no es consciente de todo el tiempo que pasa en ellas y el 64,3% quiere verlas en todo momento.
Universitarios gallegos
El año pasado se publicaba un estudio gallego titulado Nomofobia en estudiantes universitarios gallegos: Análisis de la prevalencia y factores influyentes, de Pablo César Muñoz Carril e Isabel Dans Álvarez de Sotomayor (USC), en el que participaron un total de 774 universitarios que cursaban estudios de Grado, Doble Grado y Máster en 30 titulaciones diferentes adscritas al campus de Lugo (perteneciente a la USC). El estudio concluyó que las mujeres y los estudiantes más jóvenes presentaban niveles más altos de nomofobia. La frecuencia de conexión a internet a través del móvil también se relacionó significativamente con mayores niveles de nomofobia. Según el artículo, el 28, 42% se conectaba a internet durante 4 horas o más diariamente. Además, en el análisis establecieron cuatro niveles de nomofobia: ocasional, frecuente, de riesgo y problemática. El 70,5% presentó un nivel de nomofobia frecuente y nivel problemático lo mostró un 5%. El 15% no tenía comportamientos nomofóbicos y el 9,4% estaba en posición de riesgo.
Síntomas y consecuencias
A pesar de que son los adolescentes la población más predispuesta a sufrir nomofobia, también afecta a los adultos «pero suelen encubrir el problema alegando condiciones laborales que justifican el uso, aunque sean conscientes del abuso. El adulto posee más estrategias para camuflar el problema y sus consecuencias, pero también es cierto que percibe el problema con más rapidez», indica Antonio Tova.
La nomofobia presenta síntomas muy parecidos a los de una adicción o ciertos trastornos de ansiedad. Las principales señales de que una persona padece nomofobia, según el psicólogo, son los cambios en el comportamiento sin motivo aparente, la irascibilidad y la desconfianza hacia el entorno. «Además, aparece un agotamiento dado el tiempo de uso y la intensidad que exige la atención a tanta estimulación en breves espacios de tiempo. Provocaría, también, problemas de visión y concentración».
El hecho de usar tanto tiempo el móvil implica quitárselo a otras actividades como los estudios, el trabajo, la familia o los amigos. El experto en adicciones explica que en los adolescentes lo más notable que produce la nomofobia es el bajo rendimiento escolar. «Se observan problemas a la hora de socializar y mantener actividades fuera del mundo digital. Hay tendencia a la introversión y distanciamiento de las relaciones familiares. De hecho, generalmente hay un notable deterioro».
Cómo superarla
Antonio Tova explica que la nomofobia se puede controlar y superar estableciendo pautas de control. Entre ellas, enumera el control del tiempo y de las situaciones de uso y aconseja buscar siempre actividades que ayuden a rellenar el hueco dejado por ese tiempo sin móvil.
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