Los tranquilizantes sin receta se doblan entre los adolescentes gallegos en 4 años

Un 7,9% de estudiantes de 14 a 18 años admitieron el consumo, frente a un 4,2% del último año prepandemia

El porcentaje de usuarios gallegos los sitúa en el podio estatal

El recurso a hipnosedantes sin receta entre los adolescentes se duplica desde 2019.

El recurso a hipnosedantes sin receta entre los adolescentes se duplica desde 2019. / EP

C. Villar

Santiago

Como temían organismos como la OMS o la Consellería de Sanidade, la pandemia exacerbó carencias emocionales y de resiliencia entre menores y adultos y provocó un deterioro de la salud mental. Tanto unos como otros han buscado en numerosos casos el apoyo de profesionales sanitarios para salir adelante y, en general, como revelan las estadísticas, la solución farmacológica, cuestionada por los psicólogos, abunda. No obstante, en muchos casos, niños adolescentes consumen tranquilizantes somníferos sin pasar antes por una consulta. Es una práctica que revisa el Ministerio de Sanidad en su encuesta sobre drogas a estudiantes de enseñanzas secundarias de 14 a 18 años y el examen confirma que, lejos de contenerse, la costumbre va a más desde 2019, el último año prepandemia. Si se analiza la evolución entre ese ejercicio y el de 2023, cuando el Plan Nacional sobre Drogas consultó por última vez a los chavales, el consumo de hipnosedantes sin receta en los 12 meses previos se duplicó.

Una tendencia a subir y Galicia, entre las más consumidoras

En concreto, la encuesta Estudes de 2023, en la que Galicia participó con una ampliación de la muestra para obtener información específica para la comunidad con un menor margen de error estadístico, revela que admite haber consumido hipnosedantes sin receta en el último año un 7,9 por ciento de los adolescentes gallegos, frente al 4,2 por ciento que reconocían esa práctica en 2019. En cifras absolutas, aplicando esos porcentajes a la población en esas edades y generalizando a esas cohortes la conducta del alumnado de 3º y 4º de ESOFP Básica y grado medio y Bachillerato, los números se habrían duplicado, desde 4.600 a 9.400.

Ese 7,9% de consumidores en el último año sitúa a los chavales gallegos en el podio estatal. Serían los terceros que más recurren a unos medicamentos que relajan o producen sueño, aunque empatados con sus homólogos de autonomías como Madrid Canarias. Solo se ven superados por catalanes (8,8%) y baleares (8,6%).

Alguna vez en la vida

Casi la misma tendencia de incremento, en torno al doble, se da de 2019 a 2023 entre los que declaran que han probado alguna vez en la vida pastillas para calmar los nervios o la ansiedad o somníferos sin prescripción. Según el dato más reciente, serían casi uno de cada diez estudiantes, más de 11.000.

En el cuestionario de la encuesta, Sanidad les explica que entiende por consumo sin receta cuando las pastillas les llegan por tres vías: el médico se las recetó a un familiar, el propio interesado se encontró a tratamiento en algún momento y ahora las toma «sin control» del facultativo o las consiguió «por otros medios».

Un contexto de deterioro de la salud mental

Datos como los que revela la encuesta del Plan Nacional sobre Drogas se enmarcan en un contexto pospandémico en el que la salud mental ha ganado relevancia y en el que los problemas de salud mental también han ganado terreno entre los menores. Desde la Fundación ANAR, que gestiona un teléfono de ayuda al colectivo, explican cómo las peticiones de ayuda de niños y adolescentes desde Galicia se han incrementado y que la ideación suicida o los intentos acaparan el grueso de consultas sobre salud mental a ese servicio.

De hecho, el Sergas y la Consellería de Educación revisaron tras la pandemia el protocolo de prevención y detección del riesgo suicida infantojuvenil y hay programas específicos, como Código Agarimo, que controlan a más de 300 alumnos en colegios e institutos.

Psicólogos educativos en los colegios

Precisamente para todos los centros de enseñanza reclamaba ayer el Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia la incorporación «urgente» y con carácter «estructural» de la figura del psicólogo o psicólogo educativo como parte «esencial» del sistema educativo y como «responsable» de la atención a la salud mental y al bienestar psicológico del alumnado.

En su comunicado, el Colexio aporta cifras del consumo de antidepresivos y ansiolíticos en jóvenes con receta, aludiendo a que el informe del Consello de Contas sobre las actuaciones en salud mental del Sergas refleja un aumento de un 52% en las prescripciones de estos fármacos en menores de 19 años desde 2019. Como adelantaba este diario, más de 11.300 niños hasta los 15 años toman ese tipo de medicamentos.

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