«Los jóvenes no llaman por teléfono por miedo a mostrarse como son»

Helena López

Barcelona

Experto en comunicación de crisis, redes sociales y comunicación persuasiva en internet, puso el foco ya en 2021 sobre el fenómeno de la generación muda, esa que se pasa todo el día con el móvil en la mano pero con pánico a llamar.

¿Qué le llevó a intentar entender a la generación muda?

Tengo dos hijos que hace cinco años estaban en plena adolescencia y detecté que cuando les llamaba nunca contestaban, y respondían siempre cosas como que lo tenían silenciado, que no tenían cobertura… Y lo bueno es que cuando les llamas y no contestan, al cabo de muy poco recibes un wasap con un «¿qué querías?».

Un clásico.

Sí. Compartiéndolo con otros padres de adolescentes me di cuenta de que era algo generalizado y, con un compañero de la UOC que es psicólogo, decidimos investigarlo.

¿Qué encontraron?

Que ya había estudios previos, anteriores a 2020, que apuntaban a que los millenials evitaban la comunicación en directo dando algunos motivos razonables. A nadie le gusta que interfieran en su vida cuando está haciendo una actividad concreta. Hay una parte práctica: la vida es más fácil si nadie te interrumpe con llamadas.

Visto así...

Pero a la vez vimos, sobre todo vinculado a la pandemia, que había otros estudios que evidenciaban que antes de una videoconferencia esta generación sentía angustia. No solo por hablar de forma síncrona, sino por verse en pantalla.

En el trabajo en ocasiones es mucho más práctica una llamada.

Además de la practicidad, hay una cosa que tenemos que valorar y que es la autenticidad. Cuando tú hablas con alguien, con las imposturas que puedas adoptar como parte de tu máscara, te muestras como eres. Esa autenticidad tiene un valor muy potente; pero las nuevas generaciones juegan justo a lo contrario. Por ejemplo: cuando publican una foto en Instagram, es la que les ha quedado mejor de las 50 que se han hecho. Y si, aun haciendo esa selección, no están suficientemente satisfechos, aplican los filtros que consideren oportunos. Al final lo que muestran es impecable, de una estética fantástica, pero no es real, no es auténtico. Y eso lo llevan también al campo de la interacción con otras personas.

¿Esa fobia a hablar por teléfono es ya un problema?

Sí. Hicimos el primer análisis hace cinco años y ya alertábamos que podía ser un problema cuando esa generación llegara al mundo laboral y se encontrara con situaciones en las que las conversaciones en directo son una necesidad, no una opción. Y ese momento ha llegado.

¿Cómo lo podemos resolver?

Es muy difícil cambiar hábitos tan arraigados. Quizá desde el ámbito educativo se podrían hacer actividades que permitieran desarrollar más esa interacción en directo.

Ahí han hecho mucho daño las redes, claro...

Si estás acostumbrado a relacionarte vía Instagram, mostrando solo los highlights de tu vida, cuando tienes que interactuar con alguien nunca estarás a la altura; por eso prefieres poderlo controlar. Si queremos mostrar solo esa apariencia idílica, nuestra vida se empobrece y tampoco es auténtica.

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