Catástrofe en Valencia
La mitad de adolescentes de la zona cero de la dana ha necesitado ir a un psicólogo
El 70 % participó en las tareas de limpieza frente al 22 % que no lo hizo porque no le dejaron
Un 37 % ha bajado su rendimiento en los estudios ya que tiene muchas dificultades para concentrarse desde entonces

Más de la mitad de la juventud afectada por la dana ha visto totalmente alterado su día a día tras la emergencia / Francisco Calabuig
Gonzalo Sánchez
"El primer apoyo fueron los amigos. El primer día salí en chanclas para ver como estaban. Luego me junté con Aitana y Osama para ir a comprar comida y llevársela a nuestros vecinos que no tenían". Eleia tiene 14 años y es de Massanassa, plena zona cero de la dana. Es parte de una generación que ha tenido que crecer de golpe y que ahora debe gestionar las consecuencias de la riada más devastadora en un siglo. Es un ejemplo de la generación de cristal que demostró ser de hierro.
Sin embargo, la riada ha tenido consecuencias, tanto alrededor de Eleia como dentro de ella. La mitad de los adolescentes de la zona cero han necesitado ir a un psicólogo después de la riada, y el 37 % reconoce que su rendimiento en los estudios ha caído mucho porque no puede concentrarse. El 58 % ha visto como su rutina diaria saltaba por los aires y el 97 % ha tenido daños en su instituto y les siguen faltando materiales a día de hoy.

Asier, Abel y Rafa, frente al campo de fútbol de Benetússer reconvertido en vertedero de coches. / José Manuel López
Son solo algunos datos del informe presentado hoy por Plan Internacional, una entidad de ayuda en catástrofes que ha hablado con 274 jóvenes de la zona cero de la riada con el objetivo de escuchar a la generación que se siente poco escuchada.
La rutina destrozada
El objetivo del informe es dar voz porque "cuando hay una catástrofe lo más importante es escuchar a la gente directamente afectada, porque sólo después de eso se toman las mejores decisiones", ha explicado el director de Plan Internacional, con experiencia emergencias en medio mundo.
Varias cosas saltaron por los aires tras la riada. La primera es el día a día de los jóvenes. Xavi, de 13 años, explica que aún a día de hoy casi ningún polideportivo de su zona está acondicionado y que va a echar mucho de menos no poder ir a la piscina este verano con sus amigos. Es tan solo una pequeña muestra de la rutina que se le ha sido arrebatada siendo tan joven.
A esto cabe sumar los daños personales, pues el 42% de los jóvenes dice que su casa ha sufrido desperfectos tras la riada, y un 11 % de ellos directamente han tenido que trasladarse a otra vivienda porque la suya sigue inhabitable.
Aún así, esta generación ha destacado por su resistencia y alegría en los momentos difíciles. El 70 % de los encuestados se enfundaron las botas y participaron en la limpieza y reconstrucción de los primeros días y un 22 % restante no lo hizo porque no les dejaron.
El derecho a la educación
Lo segundo que ha saltado por los aires (o casi) es el derecho a la educación. Prácticamente todos los centros de la zona cero han sido afectados en mayor o menor medida y muchos continúan a día de hoy con falta de mobiliario o aulas impracticables.
Igual que en la pandemia, muchos centros tuvieron que pasarse a las clases online, con la diferencia de que esta vez la infraestructura de internet estaba tocada y muchos jóvenes y docentes ni siquiera podían atender a clases. En total hay un 38% de los jóvenes que ha tenido que realizar clases online al menos durante un mes, y de esos más de la mitad reconocen que no eran capaces de seguirlas y que les era muy difícil atender y enterarse del temario.
El gran aspecto positivo ha sido la labor de los profesores y centros escolares en una situación crítica. El 50 % de los jóvenes agradece y valora muy positivamente el apoyo de su profesor o profesora durante la emergencia. "Las primeras clases presenciales no hubo temario, sino una especie de acogimiento para que los jóvenes pudieran contar lo que les pasaba y soltarlo junto a sus amigos. Los padres y madres estamos muy agradecidos porque hayan hecho esa labor importantísima aunque no sean psicólogos", explcia el responsable de las Ampas de Paiporta.
Información útil
"Yo los primeros días sentía rabia e impotencia ¿Por qué nadie nos avisó? ¿Por qué no nos dijeron cómo teníamos que prepararnos. Mis amigos están bien pero hemos perdido mucha gente, tíos o amigos de mis padres..." Explica Eleia.
Durante la emergencia los jóvenes también han destacado el papel de los ayuntamientos como fuente de información útil, eso sí, por detrás de la familia y de las redes sociales, por las que se informaron un 51 % de los adolescentes afectados por la dana.
Aunque Eleia explica que el apoyo de sus amigos y contarse lo que les pasa mutuamente ha sido muy importante, el informe refleja que un 20 % de los hombres y 30 % de las mujeres sigue teniendo temor a una nueva riada y vive con ello, por ello la entidad reclama más programas de salud mental para la juventud de la zona cero.
En esta línea, las Ampas también han reivindicado la importancia del refuerzo educativo para una generación que ya tiene "demasiado tiempo perdido". "No olvidemos que estos chicos han pasado por una pandemia y ahora por una dana", y en la última muchos han perdido 6 meses de clase. El retraso educativo que llevan se va a notar y les hará mella, así que ahora es muy importante darle ese apoyo", explica.
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