Entrevista | Daniel Pérez Fentes Urólogo y coordinador nacional del grupo Uro-Oncológico de la Asociación Española de Urología

«Las herramientas de IA en diagnóstico marcarán el futuro de la uro-oncología»

El cáncer genitourinario representa uno de cada cuatro diagnósticos oncológicos en España. El envejecimiento poblacional, factores como el tabaquismo y la obesidad, y la mayor disponibilidad de pruebas de imagen han modificado el perfil de los pacientes y el abordaje clínico de estos tumores.

El urólogo Daniel Pérez Fentes. |  LOC

El urólogo Daniel Pérez Fentes. | LOC

Ágatha de santos

A Coruña

Uno de cada cuatro cánceres son genitourinarios. ¿A qué se debe esta alta prevalencia?

Cuando hablamos de cáncer genitourinario, nos referimos a un grupo muy heterogéneo que incluye varios órganos: riñones, vejiga, próstata y testículos. El de próstata es el más frecuente y el que eleva significativamente las cifras globales. A esta alta prevalencia contribuyen varios factores, como el envejecimiento poblacional y los hábitos de vida, como sucede en el caso del cáncer vesical y su asociación con el tabaquismo. Por otro lado, el acceso creciente a pruebas de imagen por otras causas permite detectar más casos, casi siempre en fases localizadas.

¿Y en el caso de Galicia?

Seguimos la tendencia nacional, aunque con una incidencia algo más alta debido al mayor envejecimiento poblacional. El cáncer de próstata es, con diferencia, el más frecuente, seguido por el de vejiga y el renal. En menor proporción encontramos el cáncer testicular. El envejecimiento tiene un papel clave y vemos a diario muchos casos de cáncer de próstata en nuestras consultas de urología.

¿Cuál es su pronóstico?

Depende mucho del tipo de tumor, del estadio en el momento del diagnóstico —si es localizado o avanzado— y de las características del paciente. Afortunadamente, muchos tienen un pronóstico favorable si se detectan a tiempo. El cáncer de testículo, por ejemplo, incluso en fases avanzadas, presenta altísimas tasas de curación. En cambio, el de riñón y el de vejiga, cuando ya hay metástasis, tienen un pronóstico más complicado. No obstante, los avances terapéuticos recientes están cambiando este panorama.

La incidencia de los cánceres renales ha aumentado. ¿Por qué?

Principalmente, a que se detectan más tumores genitourinarios en fases iniciales gracias al diagnóstico incidental. Es decir, al realizar ecografías, escáneres o resonancias por otros motivos se detectan estos cánceres en fases tempranas y asintomáticas.

¿Cuáles han sido los avances más significativos en diagnóstico y tratamiento?

En diagnóstico, hemos dado un gran salto gracias a la imagen. La resonancia multiparamétrica y el PET con PSMA [tomografía que detecta la proteína PSMA] han cambiado radicalmente nuestra forma de abordar el cáncer de próstata. En cuanto al tratamiento, los enfoques son cada vez más personalizados, combinando cirugía, radioterapia, hormonoterapia, inmunoterapia o terapias dirigidas según el perfil del tumor y del paciente.

¿Debería implantarse un cribado poblacional del cáncer de próstata como en mama y colon?

Es una cuestión muy debatida y al mismo tiempo relevante. No se trata de hacer más pruebas, sino de hacerlas de forma inteligente. El cribado con PSA [antígeno prostático específico] tiene ventajas, pero también riesgos, como el sobrediagnóstico y el sobretratamiento. Quizá no debamos optar por un cribado poblacional como en mama o colon, sino avanzar hacia uno individualizado que tenga en cuenta el riesgo de cada paciente según su edad, antecedentes familiares, raza, nivel de PSA e incluyendo la resonancia magnética para la toma de decisiones. Ese abordaje individualizado es, en mi opinión, el camino a seguir.

¿Qué papel tienen la medicina de precisión y la inmunoterapia?

Cada vez mayor. La medicina de precisión nos permite seleccionar terapias según el perfil molecular del tumor, lo que mejora la eficacia. La inmunoterapia ya es un pilar en el tratamiento de tumores como el renal y el urotelial, especialmente en fases avanzadas. Además, están surgiendo nuevas estrategias como los anticuerpos conjugados, que actúan como «caballos de Troya», liberando agentes quimioterápicos directamente dentro de la célula tumoral, lo que aumenta la eficacia del tratamiento y reduce el daño a tejidos sanos.

¿Hacia dónde se dirigen las investigaciones en este campo?

La investigación actual busca afinar en la selección de tratamientos, minimizar efectos secundarios y adelantarse a la progresión de la enfermedad. Se están desarrollando biomarcadores más precisos, técnicas como la biopsia líquida, y nuevas plataformas terapéuticas como los anticuerpos conjugados, que combinan la especificidad de los anticuerpos con la potencia de la quimioterapia. También se están integrando herramientas de inteligencia artificial en diagnóstico por imagen y en la toma de decisiones clínicas, algo que marcará claramente el futuro de la uro-oncología.

¿Cuáles son los principales retos en uro-ocología?

Evitar el sobretratamiento en tumores localizados o de bajo riesgo, como sucede en muchos casos de cáncer de próstata, y al mismo tiempo no infratratar aquellos con mayor riesgo. Otro reto es garantizar la equidad en el acceso a pruebas diagnósticas y nuevos tratamientos, ya que no siempre todos los pacientes tienen las mismas oportunidades, según el centro o la comunidad autónoma.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents