El buzo que susurra a los animales

Javier Otero es un trabajador del mar convertido en ‘influencer’ que transmite su pasión por el medio ambiente acompañado de un perro lobo y dos cuervos

Manuel Méndez

Vilagarcía

A sus 37 años, Javier Otero se está convirtiendo en toda una celebridad en las redes sociales, donde transmite como pocos una pasión por los animales y el medio ambiente que utiliza como mensaje a la sociedad, a modo de llamamiento al contacto con la naturaleza «para ser felices y vivir la vida de una forma sencilla, sin necesidad de grandes gastos y huyendo de la muchedumbre».

Siempre acompañado de un par de cuervos y una perra que muchos confunden con un lobo, este vecino de Carril (Vilagarcía) es un mariscador que, a causa del declive productivo de la ría, decidió cambiar el raño por el traje de neopreno.

Se convirtió así en un submarinista dedicado a recursos específicos como la navaja o el erizo de mar, realizando inmersiones en Baiona, Aguiño y otros puntos de las Rías Baixas.

Lo hizo hasta que tuvo que coger una baja laboral y aprovechó para cambiar el buceo en apnea por el aire puro de los montes, playas y ríos, no solo de Arousa, la comarca de O Salnés y el Bajo Ulla, sino de toda Galicia.

Y así se convirtió en @anubis.dimitri, que es el nick con el que se identifica en redes sociales como Instagram (351.000 seguidores, a día de ayer) y con el que puede encontrársele, igualmente, en TikTok (46.400) o Facebook, además de disponer de canal en YouTube.

Amante de los animales desde que tenía siete años, cuando cuidó con mimo a su primera paloma, desde el pasado mes de enero introduce contenido con asiduidad en esas redes sociales que hasta entonces tenía casi olvidadas, y a las que empezó a prestar más atención desde que en diciembre subió un vídeo y se sorprendió al ver que se hacía viral.

Y así, en apenas cinco meses, este hombre que ejerce como naturalista y conservacionista —no como otros, que lo son solo de boquilla— se ha convertido en un creador de contenidos con 25 millones de visualizaciones mensuales, al que bien vale la pena seguir, sobre todo cuando los seguidores aprenden a apreciar y compartir su pasión por el mundo animal.

Para @anubis.dimitri, la firma que eligió Javi Otero para sus redes —por unir en un mismo nombre los de su perro lobo checoslovaco y su primer cuervo—, lo importante de verdad es «disfrutar de la naturaleza», que es algo que consigue uniendo su pasión por los animales y los vehículos eléctricos.

Especialmente si son de movilidad personal, como el monociclo que utiliza en muchos de sus desplazamientos cuando saca a volar a sus cuervos y a pasear a su perra. Animales lo siguen a todas partes, lo obedecen sin dudarlo y son un ejemplo de comportamiento que deja admirados a cuantos se topan al carrilexo por la calle o lo siguen en las redes sociales.

Las mismas en las que puede aparecer tanto en el istmo de A Lanzada, la Torre de Hércules o el río Ulla, como tumbado en el monte, con su perra Anubis durmiendo a su lado y, sobre su pecho, los cuervos Dimitri y Vladimir, este último adoptado tras pertenecer a una familia de Barcelona.

También aparece en las redes alimentando a pollos de paloma torcaz, urraca u otras especies, ofreciendo detalladas explicaciones sobre el comportamiento de cada animal y llegando a ofrecer espectaculares imágenes aéreas grabadas con una cámara sujeta al cuerpo de uno de los córvidos.

Todos sus animales, por cierto, «son legales», es decir, que disponen de su correspondiente documentación. Y además, reciben todo tipo de cuidados, por lo que evita dar opciones de populismo a los falsos animalistas.

Animales a los que Javi Otero suma un halcón sacre, que está criando él mismo y al que enseña a volar, por lo que, a buen seguro, más pronto que tarde será uno de los principales protagonistas de los vídeos que sube a sus redes.

De los que también se desprende que sueña con conseguir una furgoneta camper o una autocaravana, para poder viajar por toda Galicia y Cantabria, disfrutando aún con mayor intensidad del paisaje, la naturaleza y, sobre todo, los acantilados, que tanto gustan a él y a sus cuervos.

«Es una forma de vida que se basa en el respeto por el medio ambiente», remarca este vilagarciano, soltero y sin compromiso —proposiciones no le faltan—, al que empiezan a rifarse las empresas para hacer publicidad, tanto las que tratan de aprovechar su creciente tirón mediático como las que pretenden lanzar mensajes inspirados en el amor que profesa por la naturaleza y los animales.

Un amor que destacan y agradecen sus seguidores, algunos de los cuales dicen haber recuperado la confianza que habían perdido en el ser humano gracias a esos enternecedores vídeos en los que, con la inestimable ayuda de Anubis, recupera aves condenadas a morir que, cuando están en condiciones para ello, acaba reintroduciendo en la naturaleza. El ejemplo más reciente, una cría de cárabo encontrada en el suelo a la que este activista medioambiental alimentó y colocó en un voladero para que empiece a desarrollar sus habilidades de caza antes de liberarlo «lo más pronto posible».

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