El único que vive para contarlo

«No sé cómo sobreviví», cuenta el pasajero del vuelo de Air India, que puede ser clave para la investigación | «El avión despegó y tras unos segundos parecía suspendido en el aire», añade

Arriba, el único superviviente de la aeronave, visitado por  el primer ministro indio, Narendra Modi. Abajo, restos del avión. | Javed Dar / Rajat Gupta

Arriba, el único superviviente de la aeronave, visitado por el primer ministro indio, Narendra Modi. Abajo, restos del avión. | Javed Dar / Rajat Gupta

Adrián Foncillas

Pekín

Es un inverosímil superviviente y, en espera de que las cajas negras hablen, la fuente más sólida para entender qué pasó en el cortísimo vuelo del Boeing 787 Dreamliner de Air India, que este jueves se estrelló en una zona residencial de Ahmedabad, capital del estado de Gujarat. «El avión despegó y después de cinco o diez segundos pareció que quedaba suspendido en el aire», relató Vishwash Kumar Ramesh a la prensa local. «De repente las luces empezaron a parpadear, blancas y verdes, y el avión se estrelló contra un edificio que estaba ahí». El grueso del fuselaje quedó incrustado contra un hostal para estudiantes de medicina, pero la sección donde estaba su ya célebre asiento 11A quedó a ras de suelo. Ramesh se desabrochó el cinturón y saltó a ciegas entre las llamas y el humo provocado por los 125.000 litros de combustible con los que el avión planeaba volar hasta el aeropuerto londinense de Gatwick.

El único que vive para contarlo

El único que vive para contarlo

«Cuando vi la salida, pensé que podría hacerlo. Lo intenté y lo conseguí. No sé cómo sobreviví. Vi a gente morir frente a mí. Las azafatas, dos personas sentadas cerca de mí... salí entre los escombros. Por un momento pensé que también iba a morir, pero cuando abrí los ojos y miré alrededor me di cuenta de que estaba vivo», detalló. Las imágenes le mostraron después caminando descalzo y desorientado entre las ruinas y gritando plane fatyo che (el avión explotó). El empresario de 40 años se recupera de sus múltiples heridas, ninguna grave, en el Hospital Civil de Ahmedabad. Ahí fue visitado por la prensa local y por el primer ministro, Narendra Modi, que ha volado a su estado natal para dirigir las tareas de rescate.

A otra estudiante, Bhoomi Chauhan, también la salvó la providencia o, siendo más prosaicos, el exasperante tráfico de una de las ciudades indias más congestionadas. Cuando le negaron el embarque por llegar 10 minutos tarde pensó que había perdido el vuelo y el trabajo que le esperaba en Londres. «Aunque perdí el dinero, estoy feliz por salvar la vida», dijo a la prensa local.

Al menos 265 muertos

Son Chauhan y Ramesh apenas gotas gozosas en un océano trágico. El último recuento oficial habla ya de 265 muertos. Son las 241 personas a bordo del avión, todos menos Ramesh, y otros 24 estudiantes y médicos que estaban en el hostal. El morro del avión se incrustó en la cafetería cuando muchos almorzaban. La cifra total de muertos sólo se conocerá cuando terminen los análisis de ADN, ha afirmado el ministro del Interior, Amit Shah, porque muchos cuerpos están tan calcinados que no hay otra vía para identificarlos.

Indrajeet Singh Solanki, primero testigo y rescatador después, ha descrito los caóticos momentos posteriores al accidente. «Al principio sólo veíamos pequeñas partes del avión. A través del humo seguimos sacando a heridos y llevándolos al hospital en rickshaws (palanquines). Llevamos a nueve», ha dicho a la agencia AP.

El Boeing 787 Dreamliner emitió una señal de Mayday, el signo internacional de emergencia, poco después de despegar pero ya no respondió a las llamadas de la torre de control. Apenas se había alzado unos 200 metros cuando empezó el descenso hasta caer en Meghani Nagar, una zona residencial vecina al aeropuerto. Los expertos escrutan las grabaciones para intentar comprender qué pasó. El avión cae en postura de despegue, con el morro levantado, lo que sugiere la ausencia de potencia. Que los dos motores queden inutilizados y en pocos segundos desafía todas las leyes de la probabilidad, señalan los analistas, también sorprendidos por la inusual posición de los flaps y el tren de aterrizaje desplegado.

Detrás de los accidentes aéreos no suele haber una sola causa, previstas ya en los protocolos de seguridad, sino la concatenación de ellas. Algunos expertos apuntan a un fallo sistémico electrónico o hidráulico. A los mandos estaba el capitán Sabharwal, con 8.200 horas de vuelo y a punto de jubilarse.

Una de las dos cajas negras ha sido encontrada, ya aunque no se sabe aún si es la que contiene las conversación de cabina o los datos del vuelo. En Ahmedabad está la Oficina de Investigación de Accidentes Aéreos de India y pronto llegará personal de la agencia equivalente en EE UU y de las compañías General Electric y Boeing. Al constructor se le abre el infierno de nuevo. Un fallo de diseño del Boeing 737Max causó 346 muertos en accidentes en Indonesia y Etiopía entre 2018 y 2019. Esta es la primera tragedia de su modelo Dreamliner, de los que hay 1.100 en servicio en el mundo. India se plantea dejar los suyos en tierra hasta el final de las investigaciones.

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