«Ojalá las personas no normativas tengan un lugar en los escenarios»
Kirenia M. Acosta y Antón Reixa conversan acerca de ‘Cicatriz’, obra que supone el estreno del creador vigués en el mundo de danza: «Me gustaría seguir por ahí», dice él

Antón Reixa en ‘Cicatriz’. | Jesús Prieto
Xabier Sanmartín
Kirenia M. Acosta y Antón Reixa charlan con El Correo Gallego, del mismo grupo editorial que LA OPINIÓN, tras representar durante una hora en la Igrexa da Universidade de Santiago una pieza titulada Cicatriz, que supone el estreno del creador vigués (músico, cineasta, productor, poeta...) en el mundo de danza, una obra mostrada en la reciente feria Galicia Escena Pro.

Kirenia M. Acosta en ‘Cicatriz’. | Jesús Prieto
«Deseamos que las personas y los cuerpos no normativos, como pueden ser los de Antón y el mío, y las personas con edades que ya no son las más adecuadas para iniciarse en el mundo de la danza tengan un lugar en el escenario... Y además, me gustaría que quienes vean un espectáculo como Cicatriz piensen también en su fortaleza, porque solo de ahí sale la belleza», asegura Kirenia M. Acosta antes de dar paso a la otra luna del proyecto, Antón Reixa, y a la huella que él desea trazar entre quienes vean esta propuesta.
«Me gustaría que la gente hiciera el mismo recorrido de sorpresa que yo hice... Kirenia incluyó por sorpresa en su espectáculo anterior unos poemas míos y me entusiasmó, así que hablamos. Ella quería más texto y cogió un libro entero mío, que es este del Quero, quero, quero, que se llama Cicatriz, barullo, y de ahí sale el espectáculo de Cicatriz. Kirenia, de alguna manera, me engatusa. Primero me dice: «Tienes que estar en el escenario», y yo creía que tenía que estar recitando, pero resulta que era bailando, y yo no me lo creía», confiesa Reixa.
Y añade: «Ensayamos unos cuatro meses y, quizás, le trasladaría a mucha gente que está en las mismas circunstancias que yo, tanto físicas como de edad, que 68 años no es una edad tardía para comenzar en la danza, y además, es muy saludable. Yo mejoré, conozco mejor mi cuerpo, conozco mejor mis sensaciones y aprendí más de mi propio texto porque Kirenia, como coreógrafa, es muy cuidadosa con el texto literario, me planteó muchas posibilidades, conoce el texto mejor que yo. Y es una gran pedagoga, me llevó por este camino que me parece increíble y supongo que se notará la impericia pero es una impericia saludable».
Y Acosta, bailarina, coreógrafa y actriz nacida en 1980 en Santa Clara, Cuba, retrata así esta colaboración coproducida por Artestudio y el Centro Coreográfico Gallego. «Él es disciplinado y en mi tono combativo he de decir que me he sentido muy halagada. Al principio, tenía mucho miedo de trabajar con una figura como Antón, pero creo que supe imponer ese trabajo que hago desde hace muchos años, el de una directora, y el de esas cosas que tiene la cubanía... Fue una dirección desde el cuidado y el cariño», apostilla quien suma 25 años de carrera escénica tras empezar en la compañía cubana Danza Retazos, y vive en Galicia desde 2005.
«A veces necesitamos un espejo»
Aparte de la guía de Acosta, la intuición de Reixa halla otro faro en Cicatriz: «Encontré en la danza algo que finalmente me convenció y es que llevo muchos años haciendo performances sobre mi propia poesía, y vi que Cicatriz no deja de ser una performance en formato de danza contemporánea. Y me gustaría seguir trabajando en este línea con Kirenia», dice. A lo que ella contesta: «Ya hablaremos de eso...», y añade Acosta sobre el panorama actual: «El público que accede a ver danza en el teatro, suele tener de 45 a 60 años, y, sin embargo, no tiene referentes con cuerpos, con edades, con historias que emocionen, ya que solo suele existir una danza cosmética, virtuosa, de composición, que alegra, que llega a ser hasta digestiva, pero, a veces necesitamos también vernos en ese espejo, en esa posibilidad y la danza es una gran herramienta para transformar nuestro cuerpo».
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