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El sector pesquero en cifras

Barcos de la flota pesquera coruñesa y camiones en el muelle de Oza. / M. Dylan/E.P.
Lucía Santiago Caamaño, doctora en Ingeniería Naval e Industrial, profesora de la Universidade da Coruña y socia de AMIT-Gal
La pesca es un sector bien conocido. Sin embargo, poco se habla de su importancia. En España es uno de los principales sectores industriales, así lo muestra el tamaño de la flota (en tonelaje y potencia) y el volumen de capturas. A pesar de que a nivel estatal el número de personas empleadas representa solo el 0.14% del total de la población activa, en regiones costeras como Galicia, País Vasco, Andalucía y Canarias representa el principal perfil socioeconómico. Dentro de este porcentaje de personas empleadas sólo el 25% son mujeres que se concentran en unas ocupaciones muy concretas.
A nivel europeo, la flota pesquera española es líder en número de toneladas registradas y destaca Vigo como principal puerto pesquero de la Unión Europea, seguido de Pasaia (País Vasco) y A Coruña. Si analizamos el ranking mundial, en 2024 Europa ha descendido hasta el octavo puesto.
Considerando la distancia a la costa, el tamaño del buque y la duración de las mareas, los buques pesqueros pueden agruparse en dos categorías: flota costera-artesanal y flota industrial. El primer grupo se caracteriza por buques con un bajo grado de mecanización. La productividad depende mayoritariamente de la fuerza humana y las habilidades de los trabajadores. Generalmente, el armador es también el capitán del buque y mantiene cierto grado de parentesco con la tripulación. El número de tripulantes rara vez supera las 10 personas y los buques faenan cerca de su puerto base. La flota industrial se compone de pesca de altura. La gran mayoría de los buques superan los 24 metros de eslora y faenan lejos de su puerto base. El grado de mecanización es alto y el número de personas a bordo oscila entre 12 y 60.
Existe otra subdivisión de la flota pesquera según el tipo de arte de pesca: arrastre, cerco, palangre, red de enmalle, artes fijas y artes menores.
Si se analiza el número total de buques pesqueros en función de la eslora, se puede ver que, en el mundo, más del 85% tienen menos de 12 metros de eslora, el 13% entre 12 y 24 metros y solo el 2% superan los 24 metros. A nivel europeo, la tendencia es exactamente la misma. Sin embargo, a nivel español, existen algunas diferencias. El número de buques pesqueros de hasta 12 metros de eslora disminuye al 73%, y los intervalos entre 12 y 24 metros y superiores aumentan ligeramente. En cualquier caso, el intervalo más numeroso es el de hasta 12 metros de eslora, seguido de los de entre 12 y 24 metros. Por lo tanto, los buques pesqueros de tamaño pequeño o mediano conforman la mayoría de la flota pesquera.
La pesca no solo destaca por su importancia como sector industrial, sino que también es conocida por ser una de las ocupaciones más peligrosas a nivel mundial. Cada año se registra un elevado número de accidentes que son responsables de aproximadamente 24.000 muertes al año. El coste de estos accidentes es inadmisible, ya que implican daños a la mercancía, la pérdida total de la embarcación, lesiones a la tripulación o incluso la pérdida de vidas humanas.
Existen muchos tipos de accidentes, y los más comunes son sobrecarga, fallos de estabilidad, inundación, varada, colisión, incendio o explosión, o condiciones meteorológicas muy adversas. Por lo general, no existe un único factor desencadenante del accidente, sino que suele ser una combinación de varios.
Los tipos de accidentes más frecuentes son varada o inundación. Sin embargo, los fallos de estabilidad a pesar de no ser tan frecuentes son los responsables del mayor número de víctimas mortales.
La distribución de los accidentes no es uniforme. Si tenemos en cuenta el arte de pesca los más afectados son los arrastreros y si nos fijamos en la eslora los buques más afectados son los de menos de 12 metros, seguidos de los de entre 15 y 24 metros. En conclusión, los buques pesqueros pequeños y medianos son más propensos a sufrir incidentes relacionados con la estabilidad.
En cuanto a los posibles factores que pueden desencadenar fallos de estabilidad, es decir, que el buque pueda llegar a darse la vuelta o zozobrar, uno de ellos podría ser el bajo francobordo que este tipo de buques suele tener para poder ejecutar las labores pesqueras. Otra causa podrían ser las modificaciones que se hacen a la estructura del barco para adaptarlo a diferentes pesquerías y así afrontar la estacionalidad de ciertas especies y poder faenar durante todo el año. Otro factor muy importante es la cultura de seguridad a bordo, los pescadores son conscientes de que su trabajo conlleva un riesgo inherente y a veces no adoptan una actitud adecuada. Además, existe una enorme presión económica sobre ellos, ya que en muchas ocasiones sus ingresos dependen de sus capturas. Esta situación los obliga a trabajar en condiciones adversas.
Por parte de la administración, la reglamentación internacional relacionada con la estabilidad no está dirigida a los buques pesqueros. Existen algunos acuerdos, protocolos y códigos de la OMI, la OIT y la FAO, pero están dirigidos a pesqueros de más de 24 metros de eslora. Además, algunos dependen de cada país y no son de aplicación internacional. La peor parte recae en los pesqueros de pequeño y mediano tamaño, puesto que solo existen recomendaciones de seguridad y directrices voluntarias.
Cualquiera de estas razones podría explicar la alta tasa de accidentes mortales en el sector, aunque también se debe tener en cuenta el factor humano. Durante el período 2011-2017, el factor humano estuvo presente en el 55% de los accidentes registrados. Este problema está relacionado con la limitada formación de la tripulación en materia de estabilidad, especialmente en los buques de pequeño y mediano tamaño, y con la poca información o herramientas de evaluación disponibles a bordo. Por todo esto, la estabilidad suele evaluarse basándose en experiencias previas.
En resumen, el sector pesquero tiene gran relevancia en la zona costera española tanto a nivel económico como cultural, pero también se enfrenta a una alta siniestralidad. La mayoría de la flota se compone de buques de pequeño y mediano tamaño, justo los más propensos a sufrir fallos de estabilidad. Es por ello imprescindible tomar acciones para reforzar la cultura de seguridad a bordo, adaptar las normativas a las características reales de la flota y garantizar recursos adecuados para la formación y modernización de los buques.
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