Los «efectos negativos» del calor en nuestras relaciones

La llegada del verano y las altas temperaturas suponen un cambio significativo en nuestro día a día que puede afectar a la forma en la que nos comunicamos con otras personas hasta el punto de llegar a deteriorar nuestros vínculos sociales, tanto en el ámbito personal como profesional.

Ola de calor

Ola de calor / EP

RODRIGO PAZ

A Coruña

Llegó el verano, y con él, las altas temperaturas. Un cambio significativo en nuestro día a día que Julio García Gómez, experto en comunicación de la Fundación Casaverde, asegura que «puede tener efectos negativos» a la hora de interactuar con otras personas hasta el punto de deteriorar nuestras relaciones tanto en el ámbito personal como profesional.

«El calor nos influye en las relaciones personales, sociales y familiares porque todos estamos en mayor tensión. Solemos descansar peor y, al día siguiente, tenemos una mayor dificultad para establecer diálogo. También solemos saltar a la más mínima debido a la falta de descanso que solemos sufrir en esta época y a que podemos, durante el día, tener una actividad que nos impide que seamos más fluidos a la hora de comunicarnos», declara García, que añade que en verano, además, hay un hándicap, y es que «pasamos más tiempo con la familia, la pareja y los amigos en algunos casos», un hecho que puede hacer que «surjan más fricciones».

«La tensión surge, sobre todo, si hay que hacer una reunión o mantener una conversación a las horas más fuertes de calor. Nos sentimos más tensos y con un mayor agobio. Con el calor, a todos nos cuesta mucho más poder llevar a cabo una conversación o una discusión acalorada, valga la redundancia», resume García.

Evitar los ‘efectos negativos’

¿Cómo podemos evitar los ‘efectos negativos’ que puede crear el calor a la hora de comunicarnos con otras personas? García tiene clara su respuesta: «Hay que intentar que las conversaciones más importantes se produzcan durante los momentos en los que más baja la temperatura, por la noche o a primeras horas de la mañana, siempre que se pueda y que lo podamos programar con nuestra familia o con nuestra pareja, y las horas de mayor calor de la jornada, utilizarlas para temas un poco más livianos o, si es necesario, en lugar de hablar, a través de un chat, comentar: ‘Oye, pasa esto, lo hablamos esta noche, lo hablamos porla mañana...’. Todo ello con el fin de que, en el fragor de la batalla de las altas temperaturas o de las horas de calor, no se impida que la conversación sea normal, fluida, que haya buen feeling... Todo esto se puede evitar procurando que durante las horas del día busquemos la temática, por decirlo de alguna manera, más adecuada a la temperatura que tengamos en ese momento en la zona donde vivamos».

Eso sí, la forma de actuar no debe ser la misma dependiendo del tipo de relación que mantengamos con otras personas. García distingue hasta cuatro ámbitos diferentes (familia, pareja, trabajo y relaciones sociales) que denomina «termómetros de la comunicación». «Estos diferentes termómetros de la comunicación marcan un diálogo social. El marco de actuación cambia dependiendo del tipo de relación que mantengamos con otras personas. Por ejemplo, en el ámbito familiar, tenemos poco tiempo si no estamos de vacaciones, ahí es más complicado el que nos podamos adaptar a la hora de buscar el termómetro más adecuado para la conversación más adecuada. Entonces, ahí, lo que podemos hacer es, cuando tenemos que hablar de algún tema árido, duro, complicado... anotarlo y decir: ‘Me lo guardo para un momento determinado cuando la climatología lo permita’. Lo que ocurre es que, por ejemplo, en el ámbito laboral, esto es complicado porque las cosas surgen cuando surgen y hay que abordarlas en el diálogo de la manera que sea y a la hora que sea. En esos casos, en el ámbito profesional, podemos avanzar un poco en cuanto a planificar las reuniones. Deberíamos hacerlas a primera hora y no dejarlas para la una del mediodía o para las cuatro de la tarde. Tiene su lógica. Y los conflictos que pudieran surgir durante el día, habría que tratarlos de la manera más somera posible y remitirlos a la reunión del día siguiente, para que no nos pille en caliente», sentencia García.

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