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La dana deja “todo manga por hombro” en Figueruelas (Zaragoza): “Con los truenos temblaba hasta el suelo”

Los vecinos trabajan sin descanso para mitigar los desperfectos causados por las tormentas

La dana deja “todo manga por hombro” en Figueruelas: “Con los truenos temblaba hasta el suelo”.

La dana deja “todo manga por hombro” en Figueruelas: “Con los truenos temblaba hasta el suelo”. / Rubén Ruiz

A. T. B.

Figueruelas (Zaragoza)

En Figueruelas “está todo manga por hombro”. El centro cívico, las piscinas, los garajes, los comercios, los parques… Pero el esfuerzo de sus vecinos a lo largo de esta madrugada ha permitido despejar de agua aquellas estancias que quedaron completamente anegadas. Es el caso de los garajes de la urbanización donde residen Laura o Pili después de que el agua se colara por el cuarto de calderas con una altura que alcanzó “hasta el tobillo”. “Acabamos de hacer la mudanza, llevamos aquí un mes y hemos subido las cajas a los palets para que no se nos vuelva a inundar todo”, relata Laura, una vecina de Figueruelas de toda la vida que “jamás en la vida” había visto una cosa igual. “Llovía sin parar y además unas cantidades impresionantes. Tuve que mantener la compostura porque estaba mi hija delante, pero pasé mucho miedo. Con la pequeña estuvimos sacando agua con la escoba y mi marido se pegó hasta las cuatro y media de la mañana”, recuerda Laura en declaraciones a este diario.

Junto a ella se encuentran sus vecinos de urbanización, que este mediodía terminan de limpiar sus garajes todavía con el susto en el cuerpo. “Estuve agobiada porque veía que salía un géiser de agua que no dejaba de crecer”, asevera Pili con la fregona en la mano y un trapo en otra.

Cerca de allí, en la farmacia de la calle Isabel La Católica, también han amanecido con el establecimiento anegado después de que el agua se haya colado por los conductos del aire acondicionado e incluso por las lámparas. Y al igual que le sucede a Laura con su nueva vivienda, a esta farmacia le ha caído esta tromba de agua apenas un mes después de su reforma. “¿Aún estás recogiendo agua?”, le pregunta una paisana a la trabajadora de la farmacia. “Es que fue tremendo. Era una cortina de agua con piedra y con aire que no sabías de dónde venía el agua, el estrago fue monumental, como nunca antes habíamos visto…”, le contesta esta empleada.

Pérdidas en supermercados

Prácticamente enfrente, en un supermercado Coviran de la plaza de Las Escuelas, a Rubén y Sara se les han echado a perder las cervezas, la leche, las conservas y la comida de los animales. “Llevamos un año abiertos con lo complicado que es emprender”, suspiran ambos en este comercio que luce casi impoluto después de las labores de limpieza que han comenzado a las 06.00 horas y se han prolongado hasta las 11.00 horas. “Han bajado los vecinos a ayudarnos, estaba todo el suelo lleno de agua, el techo chorreando… olía a peña”, han señalado Rubén y Sara. “Si fuera la salud sería peor, pero esto es recoger, limpiar y dar servicio, no se puede hacer más”, han continuado.

El supermercado de Figueruelas tras el paso de la tormenta

El supermercado Covirán de Figueruelas tras el paso de la tormenta / Servicio Especial

Vehículos dañados

Y a pie de calle las fuertes bolas de granizo abollaron techos y reventaron las lunas de vehículos como el Mercedes de Gabriel. “Ahora mismo lo voy a llevar al taller”, adelanta este vecino. Entre tanto pasean otros como una joven a quien la tormenta le sorprendió al regresar de trabajar de Zaragoza. “Caía mucha agua y con los truenos temblaba hasta el suelo. De Alagón a Figueruelas pasé mucho miedo, tanto relámpago parecía eso una discoteca. Con mi edad no había visto nunca un tormenta así”, añade esta otra vecina.

En el entorno del bar tampoco pasa desapercibida la tormenta entre las conversaciones mañaneras con café o cerveza de por medio. “Nunca he visto tanta agua, los últimos 15 minutos de la tormenta cayó granizo como mi mano de grande, eran unas bolas exageradas, pero el alcantarillado ha trabajado bien y el agua se ha ido por donde se tiene que ir”, han explicado dos jóvenes. Justo enfrente del bar, en el centro cívico se encuentra el alcalde Luis Bertol. “En una hora igual cayeron 100 litros de agua, tan impactante como esta no había conocido ninguna tormenta. Tenemos mucho trabajo, pero es el primer día, hay que limpiar y poco a poco recuperaremos la normalidad”, ha expuesto el regidor. Por el momento, ese proceso va ‘viento en popa’.

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