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Más de mil incidencias por las fuertes lluvias y el viento en Huelva y Sevilla

Una persona resultó herida por la caída de un árbol en la provincia onubense | La capital andaluza sufrió la mayor tromba de agua desde que hay registros

valentina raffioAgencias

Huelva/Sevilla

El planeta acaba de pasar su chequeo anual de salud y el resultado es preocupante. Según apunta la última gran radiografía de la salud planetaria de State of the Climate, realizada por un panel internacional de científicos y publicada a tan solo unas semanas del inicio de la cumbre del clima de Brasil (COP39), al menos 22 de los 34 indicadores climáticos globales se sitúan en niveles de récord y exhiben su peor marca hasta la fecha. «Indicadores como la temperatura superficial, el contenido de calor oceánico, la pérdida de hielo marino y la pérdida de cubierta arbórea por incendios están en valores extremadamente preocupantes», señala Johan Rockström, director del PIK y coautor del estudio, quien destaca que «la ventana para actuar es cada vez más reducida».

El informe recoge varios datos preocupantes. Empezando por el hecho de que el año pasado, el 2024, fue el año más caluroso jamás registrado en la historia de la humanidad y, probablemente, el más cálido de los últimos 125.000 años. Las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera vuelven a situarse niveles récord y, según advierten los expertos, están empeorando ante la pérdida de los grandes sumideros de carbono del planeta. El contenido de calor de los océanos y la pérdida de hielo marino también marcan cifras históricas, mientras que la cubierta arbórea destruida por incendios alcanza máximos sin precedentes. A esto se suman más signos de debilitamiento de la circulación meridional del Atlántico (AMOC), que amenaza con alterar drásticamente los patrones climáticos regionales, intensificar sequías y reducir la productividad agrícola en regiones clave del planeta.

Todos estos síntomas no preocupan solo a nivel individual sino, sobre todo, por cómo la suma de todos ellos está contribuyendo a aumentar el caos climático en todo el planeta. Solo el año pasado, afirman los expertos, el mundo vivió un preocupante repunte de los desastres naturales entre los que destaca, por ejemplo, la dana que dejó 229 fallecidos en la Comunidad Valenciana, las inundaciones en Texas provocaron al menos 135 muertos, los incendios en Los Ángeles causaron daños superiores a 250.000 millones de dólares y el tifón Yagi dejó más de 800 víctimas en el sudeste asiático. A esto hay que sumarle el impacto de olas de calor históricas, sequías prolongadas y tormentas extremas que afectaron a millones de personas en todo el mundo y que, una vez más, demostraron que los impactos climáticos no son eventos aislados, sino fenómenos interconectados que amplifican riesgos sociales, económicos y ecológicos.

El gran chequeo anual de salud de nuestro planeta hace hincapié en la necesidad de actuar cuanto antes para intentar contener el caos climático y sus efectos. «Las estrategias de mitigación climática están disponibles, son rentables y son urgentemente necesarias. Aún estamos a tiempo de limitar el calentamiento, pero para ello necesitamos actuar con audacia y rapidez», advierte William Ripple, profesor de Oregon State University y coautor de este trabajo.

«Sin estrategias efectivas, nos enfrentaremos rápidamente a riesgos crecientes que podrían sobrepasar los sistemas de paz, gobernanza y la salud pública y ecológica», añade.

El informe identifica al menos tres áreas prioritarias de actuación. La primera, se centra en el ámbito de la energía y, según los expertos, debería servir para, por un lado, «lograr un abandono rápido de los combustibles fósiles» y, por otro lado, «impulsar una transición hacia energías renovables como la solar y eólica para lograr así que el 70% de la electricidad global para 2050 venga de fuentes limpias». El segundo eje de trabajo debería ser la protección y restauración de bosques, humedales, manglares y turberas, dado que esto no solo ayudaría a conservar la naturaleza sino que aumentaría su capacidad para absorber emisiones. Y el tercer punto sería centrado en la reforma del sistema alimentario, especialmente en la reducción del desperdicio de alimentos y la promoción de dietas más vegetales, siendo ambos factores que ayudarían a reducir la huella de carbono de la industria.

«El ser humano está en un estado de sobreexplotación ecológica donde los recursos de la Tierra se consumen más rápido de lo que pueden regenerarse», explica Christopher Wolf, científico de Terrestrial Ecosystems Research Associates y uno de los expertos que firma este estudio.

Las fuertes precipitaciones durante todo el día de ayer en Andalucía provocaron graves inundaciones, especialmente en las provincias de Sevilla, que se mantuvo durante toda la jornada en alerta naranja, y en Huelva, donde se elevó el nivel a rojo en buena parte de la provincia. En esta provincia, de hecho, llegó a activarse, el sistema Es-Alert de aviso a los teléfonos móviles para solicitar que se evitasen desplazamientos innecesarios y máxima precaución.

La incidencia más destacada se produjo en la localidad de Gibraleón (Huelva), donde una persona precisó traslado hospitalario tras resultar herida al caerle encima la estructura de un toldo en la calle Juan XXIII de ese municipio.

En Huelva, la Policía Local informó del corte de la HU-3101 en el Puente de la Ribera, así como el corte de la vía que va al cementerio. Entre Niebla y San Juan del Puerto se interrumpió la circulación férrea por la caída de la catenaria con 36 viajeros afectados de un tren que circulaba por este punto.

En Valverde del Camino, en la provincia onubense, se desalojó de forma preventiva la Unidad de Salud Mental debido a la anegación del inmueble y se inundó el sótano del Colegio María Auxiliadora, que pudo mantener la actividad con los alumnos en las plantas más altas. En Cartaya se evacuó al 60% del alumnado debido a anegación del centro, según detalló la Policía Local de esta población.

Sevilla, por su parte, registró ayer la mayor tromba de agua de su historia desde que hay registros. No se veía algo igual desde el 2 de noviembre de 1997, cuando en 24 horas Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) contabilizó 109,3 litros por metro cuadrado. Este miércoles, según datos de Emasesa confirmados por fuentes municipales, se sumaron más de 115 l/m² en determinados momentos de la jornada y hasta 25 litros por metro cuadrado en solo una hora.

Las lluvias torrenciales, de hecho, que se registraron en la capital andaluza durante la jornada dejaron en solo una hora una quinta parte del agua que se acumula en la ciudad durante todo el año.

«No existen precedentes en registros oficiales de que la ciudad (estación principal) haya registrado más de 115 l/m² en 24 horas. El máximo registrado en la serie de Sevilla capital es de 109,3 l/m2 el 2 de noviembre de 1997», resumió el Ayuntamiento sevillano en sus redes sociales.

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