«A discapacidade só son as cartas coas que tes que xogar»
Ernesto Ruiz consigue una de las tres becas que se conceden en España a universitarios con acondroplasia. Estudia INEF en A Coruña y con los 2.000 euros del premio se financiará el máster de preparación física

Ernesto Ruiz, en la piscina de la UVigo en Ourense. / Roi Cruz
David Alján
«La acondroplasia nunca ha sido un límite para mí, sino una oportunidad y motivación de demostrar que la pasión y disciplina pueden superar cualquier obstáculo». Con estas palabras agradeció Ernesto Ruiz (Allariz, 2003) en el último Congreso Internacional de Acondroplasia de Gijón la beca que le concedió la empresa BioMarin. Y aunque no le gusta echarse flores o ponerse excusas, el reconocimiento que recibió es realmente excepcional. BioMarin, en colaboración con la asociación ALPE, tan sólo premia a tres jóvenes con acondroplasia de toda a España para ayudarles con su formación académica, y él ha sido el primer gallego en conseguir la beca.
Lo único que diferencia a Ernesto de cualquier otro chaval de su edad no es su aspecto físico, pues cada persona tiene uno distinto, sino su fuerza de voluntad. Cada joven adulto tiene intereses y aficiones que le encienden la chispa, pero no todos se atreven a convertirla en motivación, y trabajar duro para hacer de esa afición una profesión. Ernesto encuentra esa chispa en el deporte: «No instituto sempre me gustou a educación física, xoguei ao fútbol e tamén practiquei piragüismo», aunque ahora se dedica sobre todo a la natación. Todo ello en su natal Allariz, donde no tuvo problemas para divertirse y desarrollarse como uno más gracias a que «ao ser un pobo moi pequeno, coñecémonos todos e xogaba cos meus compañeiros de clase».
Su pasión lo llevó a la FP, donde estudió el ciclo superior de acondicionamiento físico. De ahí quiso ir a por más y estudiar en A Coruña Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, «o INEF de toda a vida», como lo define, para el que necesitaba tanto pasar la ABAU con la nota necesaria como superar las pruebas físicas específicas obligatorias para entrar en la carrera. Fue cuando demostró una vez más que los obstáculos no están hechos para él: en dos de los tres ejercicios compitió con las mismas condiciones y marca a batir que el resto de sus compañeros, y en ambas superó el mínimo con mejores tiempos que otros universitarios sin complicaciones que también fueron considerados aptos.
Y es que la visión de Ernesto sobre su discapacidad se basa completamente en no ponerse excusas a uno mismo, y salir adelante con lo que se tiene: «Ao final tampouco podes darlle moitas voltas a iso. Sufro unha discapacidade, e xa, son as cartas que teño e coas que tes que xogar, sempre pensando en que teño as mesmas oportunidades e cualidades que calquera. Obviamente, están as propias limitación física, pero quitando is to todo é igual». Esa misma filosofía es la que aplica en su andadura por INEF, en la que ya va por el tercer curso. Afirma que no está necesitando ninguna modificación o facilidad extra, y que se está «desenvolvendo igual que calquera compañeiro».
Además, en la convivencia con sus camaradas de carrera nota que muchos de los factores que asociamos a la discapacidad responden verdaderamente a nuestras desemejanzas como personas: «Incluso entre nós temos as nosas diferencias. Un é mellor no fútbol, outro en baloncesto e outro en natación, e todos pasamos mellores e peores momentos, polo que a miña experencia é a mesma que calquera estudante de INEF», explica. Ernesto ya ha podido aplicar sus conocimientos al mundo laboral, pues este verano trabajó de socorrista en las piscinas públicas de Allariz. Por otra parte, quiere usar los 2.000 € de la beca para financiarse el máster de preparación física, ya que quiere dedicarse tanto a este campo como al deporte adaptado.
Su sueño, que no ve como onírico, sino como meta, es poder llegar a ser preparador físico de los principales equipos de fútbol, como el Deportivo de La Coruña o el Atlético de Madrid, sus favoritos, aunque también le gustaría trabajar como entrenador personal para «levar a calquera persoa, con ou sen discapacidade, ao seu máximo rendemento». De esta forma, la beca de Biomarin permitirá que Galicia tenga entre sus formadores a alguien que con su experiencia personal demuestre que el único obstáculo es la mente.
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