Las rupturas totales entre padres e hijos son cada vez más frecuentes
El tabú de las relaciones familiares rotas empieza a resquebrajarse: los psicólogos detectan un aumento de consultas de adultos que tienen fuertes desencuentros con sus progenitores

Una mujer habla con su terapeuta en una consulta. | La Opinión

Si romper una relación con una pareja estable, con un amigo de toda la vida o con tu propio hermano es tremendamente difícil, divorciarse de tus padres es quizá una de las situaciones más complicadas a la que una persona se puede enfrentar en la vida. Pero en un mundo en el que el tótem de la familia tradicional se está resquebrajando, para dar paso a relaciones cada vez menos normativas, el tabú de las relaciones rotas entre padres e hijos, sea por el motivo que sea, está empezando a salir del armario.
De hecho, en sociedades como la estadounidense, donde el arraigo familiar no es tan fuerte como en España, es una tendencia al alza. Un estudio realizado por Andrew Pillemer, profesor de la Universidad de Cornell y autor del libro sobre fracturas familiares Fault Lines, indica que uno de cada cuatro estadounidenses ha roto con un familiar. Y en el Reino Unido, una encuesta realizada por la plataforma Stand Alone, que brinda ayuda a personas distanciadas de sus allegados, indica que afecta a una de cada cinco familias.
En España no existen aún este tipo de estudios, pero los psicólogos han detectado un aumento de consultas de hijos adultos que tienen fuertes discusiones y desencuentros con sus padres, que pueden venir repitiéndose durante años, hasta el punto de que algunos de ellos deciden distanciarse de forma temporal o definitivamente de sus progenitores.
La familia, refugio seguro
Pero la situación se vive aún como un duelo y produce un terremoto emocional porque todavía sigue muy vigente la idea de que la familia es el refugio seguro, «todo lo puede» y, si no es así, «los trapos sucios se lavan en casa». Por eso, muy pocas personas se atreven a contar en su entorno, y menos públicamente, que tienen mala relación con sus padres. La salida tradicional siempre ha sido intentar aguantar, cambiar lo que no funciona o adaptarse, y, si el conflicto es insuperable, poner tierra de por medio. Pero cada vez hay menos personas dispuestas a dejar su hábitat por una relación tóxica paternofilial.
De ahí que, poco a poco, las puertas de los armarios se estén abriendo y ya hay desde personajes públicos, como la presentadora Inés Hernand, que han dado el paso de visibilizar públicamente el distanciamiento con sus progenitores, a grupos de apoyo en las redes sociales para hijos despechados.
Y en Italia, otro país donde la familia católica y patriarcal tiene aún un peso primordial, es muy significativo el éxito de El aniversario. Una novela que narra la liberación de un hijo que desmantela y desenmascara el totalitarismo de su familia. Ha ganado el premio Strega, el más importante de las letras transalpinas.
Sin embargo, en España, país que ya ha aceptado socialmente temas controvertidos como el divorcio, el aborto, la homosexualidad y es pionero a la hora de regular la eutanasia, las rupturas familiares son una asignatura pendiente. «El próximo tabú a destapar será el de la fractura familiar, antes más complicada de manifestarse, porque se llevaba el aguantar y si lo hacías era como un secreto, ya que imperaba el mito de la armonía familiar, que no deja de ser un mito», apunta Enric Soler, psicólogo y profesor universitario, que lleva un tiempo observando el incremento de consultas relacionadas con rupturas paternofiliales.
En su opinión, los desencuentros pueden tener origen en diferentes situaciones, pero «la variable principal es de tipo generacional». Es decir, los boomers y la generación X, que tienen ahora entre 48 y 68 años, «descienden de la generación de posguerra, que sufrió hambre y escasez y priorizó las cosas materiales a la expresión afectiva. Y algunos han descuidado la importancia de la nutrición emocional de sus hijos, aunque hayan proyectado una imagen idealizada de la familia». Sin embargo, los jóvenes actuales, apodados por algunos como la generación de cristal, son más partidarios «de la autenticidad de vínculos, considerando que los genes nos convierten en parientes, pero no necesariamente en familia». De ahí que, priorizando su salud mental, muchos jóvenes se rebelen contra sus padres, si consideran que su comportamiento no ha sido el adecuado.
Pero, más allá de un posible choque generacional, hay otras muchas causas que pueden dar pie al conflicto paternofilial. Y, en ocasiones, no hay una única razón, sino una combinación de hechos, donde también influye la relación establecida entre hermanos, con la familia extensa y con las nueras, yernos o nietos.
El psicólogo estadounidense Joshua Coleman, en su libro Las reglas del alejamiento, indica que la mayoría de rupturas son iniciadas por los hijos y, entre las razones más habituales, se encuentra la violencia física o sexual del padre hacia la madre y/o los hijos. Otros factores desencadenantes pueden ser un divorcio traumático, el auge del individualismo, la existencia de problemas mentales o adicciones o un choque por las diferencias en valores, cuando por ejemplo los padres no aceptan la homosexualidad del hijo. Y también puede darse al revés, hijos con personalidades o problemas psicológicos que causan un hondo sufrimiento a sus padres.
No obstante, según la experiencia de Soler, la mayoría de rupturas se producen cuando el hijo llega a una edad adulta y opta por la «reafirmación y el crecimiento personal», distanciándose de padres con los que ha mantenido una relación insana.
«Sanar la herida»
Una de estas personas es Sandra Sánchez, creadora de la comunidad Malas Hijas, ahora llamada Renacientes. Sánchez confiesa que sintió la necesidad de alejarse de su madre dos años para «sanar la herida» que le provocaba sentir que su madre no la protegió de su padre, maltratador, en su infancia. A raíz de esta experiencia, decidió crear una comunidad para que las mujeres «hablen sin miedo a ser juzgadas de esa relación con su madre que les duele». La comunidad tiene más de 225.000 seguidores, el 99% de ellas mujeres.
En opinión de Sánchez, predominan las malas relaciones entre hijas y madres porque estas últimas intentan proyectar sus expectativas, sus frustraciones o heridas, y sobre proteger más a las hijas que a los hijos. Por ello, en las redes hay un despertar de perfiles que hablan de las «madres narcisistas». Además, romper los lazos, en este caso, es más difícil porque «si un hijo se marcha de casa, nadie le cuestiona, pero a una hija siempre se le reprocha dejar a sus padres solos».
Según su experiencia, los conflictos madre-hija se sustentan en que, normalmente, la madre ejerce una relación de poder sobre la hija, siente que su descendiente es una extensión de ella misma. A veces, la hija no puede poner límites, o no ve validada su personalidad o identidad, entre otras posibles situaciones.
Suscríbete para seguir leyendo
- Gerard, el aficionado que se mudó a A Coruña por el Deportivo «con una mano delante y otra detrás»: «Me ha dado la vida»
- Pablo Montero, deportista sancionado por surfear en A Coruña con alerta naranja: 'No me puedo creer que la primera vez que me multen sea en mi ciudad”
- Forbes' sitúa en A Coruña tres de los cinco mayores patrimonios de España
- A Coruña antes de Marineda City: cuando la ciudad inauguró su primer, y polémico, centro comercial del siglo
- Brais Pardo, el adolescente coruñés que cumplió su sueño de tocar con Los Satélites: 'La primera vez que los escuché dije: esto es música
- La obra del arquitecto de Riazor que anticipó la ronda de Outeiro
- La mayor tienda de alimentación de Marineda City ya tiene fecha de apertura y ofrecerá una gran novedad
- El templo perdido de la merluza a la romana y la tortilla en A Coruña nacido de una dinastía deportivista