Un expediente ordena derribar el Pazo de Vista Real por las obras de los Charlines

La familia ejecutó una remodelación ilegal que destrozó la edificación, que está protegidaEl acusado es un recluso que disfrutaba de su primer permiso de fin de semana

A. G | Vilanova

El caserón de Vista Real, otrora emblema de la familia Charlín en Vilanova de Arousa, tiene sobre él un expediente de demolición debido a las obras de remodelación que ejecutó la familia del patriarca antes de ser intervenido por la Audiencia Nacional. Las obras fueron ejecutadas sin ningún tipo de licencia. Bien es cierto que se solicitó, pero los propios técnicos municipales pudieron comprobar cómo se estaba desarrollando la actuación y siempre emitieron informes desfavorables, siendo totalmente ilegal la remodelación acometida.

Construido en el siglo XVIII el pazo se encontraba catalogado y contaba con el más alto grado de protección integral, reconociendo su alto valor arquitectónico. Sin embargo, la remodelación a la que fue sometido, destrozó por completo el antiguo caserón, lo que le valió la apertura de un expediente de reposición de la legalidad a instancias de la Dirección Xeral de Patrimonio y que ejecutó el Concello de Vilanova. El expediente sancionador en cuestión se inició en 1994 y se finalizó en 2001, exigiendo el derribo de todo lo construido por la familia Charlín, aunque nunca se llegó a ejecutar la orden por la intervención de la Audiencia Nacional.

La intención de ambas administraciones era que se demoliese la parte construida ilegalmente y que se restituyese a su estado inicial, que supondría casi su demolición al completo. La obra no se ajusta a la normativa vigente sobre rehabilitación de viviendas con el grado de protección integral, y en el caso de Vista Real es la más alta, lo cual no permite la más mínima modificación de la estructura externa del inmueble y es muy estricta en lo que se refiere a los materiales que se pueden utilizar en el interior, ya que deben guardar una importante semejanza con los originales, siempre y cuando estos no puedan restaurarse.

Pazo destrozado

La situación arranca a principios de los 90, cuando una sociedad vinculada a la familia Charlín, Roxeixán SL, solicita licencia de remodelación del pazo. Una comprobación realizada por los técnicos municipales para otorgar la licencia descubre que lo que se está ejecutando no se ajusta a las directrices que marca Patrimonio, ni tan siquiera al proyecto presentado en el Concello.

Esta actuación varió los huecos de la fachada trasera que da a la capilla incluyendo dos arcos con cristaleras, algo impensable en un pazo del siglo XVIII, variándose también la pendiente y forma de la cubierta, sin respetar en absoluto su diseño original. Además, se registró un apreciable incremento de volumen así como en la altura del edificio.

Si grave fue la actuación realizada en el exterior, en el interior fue todavía peor, ya que se tiraron todas las paredes para dar una ambientación barroca que nada tiene que ver con una casa paciega gallega, como se refleja en la ficha urbanística del pazo que existe en las Normas Subsidiarias de Vilanova. El ejemplo más lamentable de esto es la pequeña capilla, cuyo sobrio interior original cuenta ahora con una ambientación que roza el mal gusto en alguno de sus puntos. Todas estas infracciones le fueron comunicadas a la familia Charlín en su momento para que paralizase la obra pero siempre hicieron caso omiso y continuaron adelante.

El edificio es la pieza más emblemática del antiguo patrimonio de los Charlines que va a salir a subasta en el próximo mes de octubre y cuyo precio de salida será de poco más de dos millones de euros. Por ese precio, lo más probable es que vuelva a acabar en manos privadas ya que pese al interés de la Administración de hacerse con el pazo, la cifra de salida resulta prohibitiva, sobre todo si se tiene en cuenta lo que hay que invertir después para volver a restituir la legalidad.

De todas formas, todavía existe una posibilidad y es que la subasta quede desierta, lo que permitiría al Concello o a cualquier otra administración optar a gestionar el pazo. De hecho, el Concello ya hizo pública una propuesta de convertirlo en un centro de día mientras los colectivos antidroga reclaman que se haga con Vista Real un proceso muy semejante al que se llevó a cabo en Pazo Baión, reconvertido ahora en emblema del vino albariño.

Entre los colectivos existe cierto temor a que regrese a las manos de sus antiguos propietarios. Y es que cualquier miembro de la familia Charlín que no se encuentre imputado en una causa es libre de acudir a la puja y recuperar el otrora emblema de la familia. Además piden al Concello y a Patrimonio que se restituya la legalidad y que el pazo vuelva a su condición original, después de haber sido "destrozado" por las obras realizadas por la familia Charlín.

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