La viuda del agente muerto en A Cañiza pide que "esa gentuza" no salga jamás de la cárcel

"Que esa gentuza vaya a la cárcel y que no salga más". Así se expresó ayer al término del funeral religioso por Jorge Piñeiro Lorenzo la viuda del agente, que sacó fuerzas de flaqueza para hablar al público. Eva María Hernández intervino al final del funeral para dar las gracias, especialmente al pueblo de Covelo "que sé que lo queríais mucho", y deseó que los delincuentes que provocaron la muerte de su marido regresen a la cárcel.

Además, pidió más medios para la Guardia Civil y apoyo para este cuerpo por parte de la ciudadanía. "Pido que ayudéis un poco más a la Guardia Civil, que se lo merecen, y que les dotéis de más medios", destacó con palabras llenas de emoción.

Las palabras de la viuda cerraron los actos celebrados en Covelo, localidad en la que estaba destinado el agente, y que se iniciaron con la colocación de la Cruz al mérito con distintivo rojo otorgada a la víctima del sangriento atraco.

La entrega tuvo lugar en la capilla ardiente, poco antes de que el féretro fuera conducido a la iglesia. Allí, el director general de la Policía y la Guardia Civil, Javier Velázquez, colocó sobre el ataúd la condecoración tras mover unos centímetros el tricornio situado sobre la bandera de España que cubría la caja fúnebre.

Después, el cuerpo del guardia civil fue trasladado desde el Ayuntamiento a la iglesia, unos 250 metros, y llevado a hombros por ocho guardia civiles, algunos de los cuales, compañeros del fallecido, no podían contener la emoción por la despedida.

Ya en el interior de la iglesia tuvo lugar un funeral, exento de las miradas de las cámaras y reservado a familiares y amigos. Las autoridades, entre ellas distintos mandos de alto rango de la Guardia Civil, director general incluido, la presidenta del Parlamento gallego, Pilar Rojo; el delegado del Gobierno, Antón Louro; el conselleiro de la Presidencia, Alfonso Rueda; y numerosos alcaldes, quedaron fuera de la iglesia.

Por los altavoces pudo oírse el funeral oficiado por el vicario general de la Diócesis de Tui-Vigo, Jesús Gago Blanco, que un su homilía hizo referencia a la vida del agente, nombró a su esposa e hijos y rechazó cualquier tipo de delincuencia, indicando que quien la practica "no tiene presente ni futuro".

Además enalteció a la Guardia Civil como cuerpo de defensa de los pueblos de España y pidió fortaleza para la familia y la recuperación del agente herido.

Féretro a hombros

Una vez concluida la ceremonia, el féretro fue sacado a hombros por sus compañeros entre aplausos. Tras detenerse en el atrio, sonó el himno de la Guardia Civil, entonado por muchos de los presentes.

Si emotiva fue la despedida al agente fallecido en acto de servicio en Covelo, donde era considerado "uno más del pueblo", en el cementerio de Teis afloró todo el dolor de su familia, de sus compañeros y de sus amigos y vecinos.

El llanto de su madre y de su mujer rompía el silencio y el alma de los presentes, que no pudieron evitar las lágrimas. La viuda del agente trataba de mantener la serenidad, y durante todo el tiempo tuvo presente al compañero herido que intento salvar la vida a su marido.

Abrazada al féretro, se despidió de Jorge, y enseguida preguntó: "¿Y las flores de Alfonso?" El ramo del agente que sigue herido en el hospital fue el elegido entre decenas de coronas para cubrir el féretro dentro del panteón. "No es un adiós, sino un hasta luego", repetía el sacerdote durante un responso en el que glosó la bondad del fallecido, Jorge Piñeiro, al que recordó como un hombre siempre dispuesto a ayudar a los demás.

Por expreso deseo de la familia, en el cementerio de Teis no estuvieron ni los políticos ni los altos mandos de la Guardia Civil. Sí los compañeros y amigos de Jorge y su mujer, así como sus vecinos de Teis, que expresaron su dolor en un acto de gran intimidad.