El bebé que fue salvado el jueves pasado tras serle practicada una cesárea post mortem a su madre, muerta por el disparo de un hombre que irrumpió en una iglesia de Madrid, ha fallecido este lunes en el hospital La Paz.

Según ha informado este centro hospitalario, el bebé ha fallecido a las 15.40 horas.

El suceso ocurrió sobre las ocho de la tarde del jueves en la parroquia de Santa María del Pinar, cuando iba a comenzar la misa de las ocho de la tarde.

Un hombre de 34 años irrumpió armado con una pistola de fogueo manipulada y, sin mediar palabra, descerrajó un tiro en la cabeza a una mujer embarazada que asistía junto a su madre a misa en uno de los últimos bancos de la iglesia.

Tras dar unos pasos más, disparó a otra mujer de 52 años que se encontraba en otra fila de bancos y a continuación se acercó al altar, se postró de rodillas delante de él y se suicidó de un tiro en la boca, según relataron varios feligreses que presenciaron la escena.

Los sanitarios de los servicios de Emergencias del Ayuntamiento y de la Comunidad que acudieron al lugar, en el número 7 de la calle del Jazmín (distrito de Ciudad Lineal), no pudieron hacer nada por la vida de la mujer embarazada, pero sí pudieron salvar la vida del bebé, cuyo nacimiento estaba previsto para dos días más tarde, tras practicarle a la mujer, Rocío P.O., de 36 años y nacionalidad española, una cesárea de urgencia.

El neonato nació en parada cardiorrespiratoria, de la que pudo ser recuperado por los sanitarios, y fue trasladado en una ambulancia con incubadora al hospital La Paz, donde permanecía ingresado desde entonces.

La mujer que resultó herida, ingresada en el mismo hospital, recibió en la tarde del domingo el alta.

Esta víctima, M.L.F.C., permaneció ingresada hasta el sábado en la Unidad de Reanimación Cardiotorácica, y fue trasladada a planta al evolucionar favorablemente de las cuatro heridas no penetrantes por arma de fuego y la contusión pulmonar derecha que sufrió en el transcurso del tiroteo.

La familia del bebé había pedido al hospital que no facilitara parte médico.

La policía no ha encontrado relación alguna entre el agresor y las víctimas.

El homicida, que tenía antecedentes policiales y una orden de alejamiento de su expareja, estaba en paro y poseía una vivienda que podría estar valorada en 500.000 euros, un coche y una moto, según han confirmado a Efe fuentes de la investigación.