Xinzo de Limia (Ourense) era el centro neurálgico de la principal red de falsificación de prendas de ropa y calzado que operaba en la Península y que ha sido desmantelada en una macrooperación desarrollada de forma conjunta por las policías española y portuguesa.

Como resultado de la investigación han sido detenidas 99 personas, entre ellos los imanes de las mezquitas de Xinzo y Ourense, sospechosos de utilizar ambas sedes religiosas para ocultar dinero, cartillas bancarias y tarjetas relacionadas con la contabilidad de la organización. El guía espiritual de la villa antelana, Muhammad Nouri, es uno de los sospechosos de ser uno de los cabecillas de la red y fue detenido a finales de octubre junto con otras cinco personas, algunos miembros de su familia, y un menor al que se le atribuyen labores de vigilancia. Tras prestar declaración judicial, ingresó en prisión pero ahora se encuentra en libertad bajo fianza. Ayer fue visto en Xinzo.

La denominada operación Laika es fruto de una investigación que comenzó en septiembre de 2012 y que coincide en el tiempo con otra similar (llamada Walking) protagonizada por la Guardia Civil y que a comienzos de octubre dio por desarticulada otra banda que operaba a nivel nacional también con Xinzo como centro logístico. Como resultado de esas pesquisas resultaron detenidas 76 personas en todo el país e imputadas otras 25 por delitos contra la propiedad industrial e intelectual.

La red desmantelada ahora y de la que ayer dio cuenta el director general del Cuerpo Nacional de Policía, Ignacio Cosidó, se ha saldado con 99 detenciones y la incautación de un millón de falsificaciones en Madrid, Barcelona, Sevilla, Málaga, Alicante, Valencia y Portugal. Los investigadores calculan que la banda habría comercializado más de 235 toneladas de artículos falsos en dos años, lo que habría proporcionado a la organización criminal unos ingresos de 5,5 millones de euros en dinero negro. Parte de estas cantidades la gestionaban presuntamente los imanes de Xinzo y Ourense, que ocultaban el dinero junto a cartillas y tarjetas bancarias.

La red, compuesta principalmente por ciudadanos marroquíes y lusos, estaba asentada entre España y Portugal. Allí se ubicaban los diez talleres en los que se fabricaban las prendas de ropa y el calzado que después se distribuía por España y Francia.

La Policía Nacional informó ayer de esta macrooperación al dar por concluida la investigación. Al imán de Ourense, Azzidine Essoussi, se le atribuye la función de testaferro y fue detenido con posterioridad al de Xinzo, ya que se encontraba en Tánger. Fue a su regreso de la ciudad del Estrecho cuando la policía logró arrestarlo y, según los datos facilitados ayer, todavía no se han decretado medidas contra él.

La investigación comenzó a raíz de una inspección en un almacén del polígono Cobo Calleja de Fuenlabrada, Madrid, donde se hallaron resguardos del envío de productos falsificados en los que figuraban como remitentes dos empresas con domicilios en Xinzo. El grupo de Propiedad Intelectual de la Comisaría General de Policía Judicial puso el foco en la actividad de varios almacenes gestionados por población magrebí en Xinzo, ya que no era la primera vez que este Concello aparecía en investigaciones similares.

Los agentes concluyeron que las dos empresas que remitían artículos falsos al almacén madrileño, y otras tres dirigidas por la red, en realidad no existían, ya que no estaban dadas de alta en el Registro Mercantil. Así, y tras establecer contacto con la ASAE de Portugal, la policía pudo dibujar el modus operandi de una organización que usaba empresas ficticias para blanquear dinero. Los productos se fabricaban en Portugal y se trasladaban a Xinzo en furgonetas particulares de la familia del imán o de los fabricantes lusos.

Desde la capital limiana se distribuía a través de empresas legales de paquetería a los "delegados zonales", los hombres de confianza de los cabecillas en la mayoría de las principales ciudades españolas, donde se almacenaban en pisos y se comercializaban en tiendas o a través de los manteros. Los ingresos los depositaban en cuentas bancarias de testaferros y se retiraban en cajeros de Xinzo y alrededores.