La Audiencia de Girona juzgará un padre acusado de violar a su hija durante catorce años. Según el fiscal, el acusado comenzó a abusar de la niña cuando tenía sólo 6 años y tres años después, a partir de los 9, la comenzó a violar sistemáticamente. Las agresiones se prolongaron hasta que la víctima cumplió 23. Como resultado de las violaciones, la chica se quedó embarazada cuatro veces, dos de las cuales siendo menor. En tres ocasiones, la víctima abortó pero a los 18 años dio a luz a una niña, que nació con una disminución psíquica del 80%. El fiscal acusa al procesado, Manuel Muñoz, de un delito continuado de agresión sexual y pide que lo condenen a 15 años de prisión.

Según recoge el escrito de calificaciones provisionales del Ministerio Fiscal, Manuel Muñoz era un bombero que combinaba su trabajo como funcionario con la de transportista. El acusado vivía con su mujer y sus hijos que tenían juntos, entre ellos una niña menor de edad. A lo largo de los años, la familia se trasladó a menudo de población, pero siempre vivieron en municipios de las comarcas de Girona. La fiscalía recoge que cuando la niña tenía 6 años el acusado comenzó a abusar sexualmente de ella.

"Cuando llegaba de madrugada en el domicilio familiar, aprovechando que su mujer dormía, se introducía en la cama de la menor y frotaba su pene entre las piernas de la niña hasta que eyaculaba", relata el fiscal, que expone que aunque iba bebido, el padre tenía " plena conciencia" de lo que se hacía . La acusación pública asegura que los abusos incestuosos se "repetían y prodigaban" dos o incluso tres veces a la semana, sin que la menor osara explicarlo a su madre o hermanos porque el padre la amenazaba con matarla tanto a ella como al resto de la familia.

Las amenazas y los abusos continuaron durante los próximos tres años y, según concluye la fiscalía, cuando la víctima cumplió los 9 años, fueron a más. "A partir de ese año, comenzó a penetrar la niña por vía vaginal, con la misma frecuencia y circunstancias", expone el fiscal que relata que las violaciones solían tener lugar en el domicilio familiar pero a veces también las cometía el coche. La víctima, explica la acusación pública, continuaba guardando silencio por miedo a su padre.