Ana Isabel Martínez Arranz, coordinadora del Grupo de Intervención Psicológica en Catástrofes y Emergencias del Colegio Oficial de Psicólogos de Galicia (COPG), estuvo al frente del dispositivo psicológico que intervino en el accidente de tren de Angrois en 2013, una tragedia muy similar a la del Airbus A320, en la que los familiares tienen que afrontar una muerte inesperada y trágica de un ser querido. Según la psicóloga, lo más complicado en este tipo de tragedias es asumir los hechos. En el caso del avión siniestrado en Los Alpes, además, hay que sumar la dificultad que entraña la distancia y las características del siniestro. Las tareas de recuperación e identificación de las víctimas alargarán el tiempo que tardarán los familiares en poder despedir a sus seres queridos, un capítulo fundamental para que comiencen a asumir su vida sin esa persona fallecida.

-¿Cómo actúan los equipos de intervención psicológica en una emergencia como esta?

-En una situación así, con muchos afectados y múltiples víctimas, nuestra función es la atención directa a los familiares en todo el proceso, dándoles información sobre los distintos pasos que van a ser necesarios. Los psicólogos estamos ahí para cuando el sostén de familiares y amigos no es suficiente y los afectados necesitan la intervención de un profesional. Estamos con ellos durante todo el tiempo que dura la emergencia, desde estos primeros momentos hasta que reciben a sus seres queridos. Pero en estos momentos iniciales también es importante la gestión de la información, que en este caso tiene como dificultad que ha ocurrido en el extranjero, lo que complica la coordinación entre los distintos profesionales implicados.

-¿Cómo se afronta la pérdida repentina de un ser querido?

-Lo más complicado en estas situaciones tan repentinas y dramáticas es darte cuenta y aceptar todo lo que está pasando. Ahora mismo lo que tiene la mayoría de los familiares es incredulidad. No se lo acaban de creer. Hasta que no te confirman que no hay supervivientes o en el caso de que los haya que tu familiar es una de las víctimas, no empiezas el proceso de duelo.

-Afirma que gestionar la información es importante. ¿Qué tipo de información reclaman las familias?

-Primero, que les confirmen si hay o no supervivientes. Después, todo lo que tiene que ver con lo que ha sucedido y cuál va a ser el procedimiento que se va a seguir. También por qué se ha caído el avión.

-¿Hasta qué punto es importante conocer las causas?

-Cuando pierdes a un ser querido las causas son importantes. Para las familias no es lo mismo asumir que alguien, conscientemente, ha provocado todo ese daño que saber que se ha tratado de un fallo mecánico, por ejemplo. El problema de gestionar la información en estas situaciones es que las familias están siguiendo los medios de comunicación, que van adelantando información y datos no confirmados, y que nosotros no podemos facilitar precisamente porque están sin confirmar, y esto crea más tensión.

-¿Cómo se supera una tragedia de esta magnitud?

-Aunque hay ciertas características que siempre facilitan o complican el proceso de duelo, las características personales también son muy importantes. Aquí entran en juego la historia personal que tengas en cuanto a pérdidas, es decir, si has tenido más pérdidas anteriores y las has resuelto correctamente; el momento en que estás; la implicación que tiene la persona fallecida en cuanto a sostén familiar... Toda persona tiene que pasar el proceso de duelo, que puede durar uno o dos años, depende de cada caso. En accidentes como los aéreos, que requieren la recuperación e identificación de las víctimas, la despedida del ser querido se alarga y lo que en una muerte normal dura uno o dos días, aquí lleva varios, lo que es otra dificultad añadida porque la persona necesita despedirse y dar sepultura a su ser querido para comenzar a aprender a vivir sin él. Como también lo es en estos momentos poder estar cerca de los seres queridos, circunstancia que no se da aquí.

-¿Tener miedo a volar estos días es una reacción normal?

-Sí, sobre todo si estás directamente afectado, aunque en la población en general también hay siempre un repunte por la mayor sensibilidad que provoca este tipo de tragedias.