Tragedia a 2.000 metros de altitud

La respiración de Lubitz no se alteró ni siquiera en los últimos instantes

Varios miembros del equipo de rescate busan restos en la zona en la que se estrelló el avión.

Varios miembros del equipo de rescate busan restos en la zona en la que se estrelló el avión. / reuters

Agencias

Andreas Lubitz "era 100% apto para el vuelo, sin ningún tipo de peculiaridad", afirmó tajante el presidente de Lufthansa, Carsten Spohr, tras reconocer que el copiloto había interrumpido su formación hace seis años, sin dar las razones, aunque indicó que no es algo infrecuente.

La tranquilidad que se atribuye al copiloto en su trato diario, se mantuvo también en el interior del avión, según el fiscal de Marsella. La grabación de la caja negra permite saber que el comandante reclamó que le abriera la puerta varias veces. Primero se oyen unos ligeros golpes y al capitán llamando a Lubitz. Luego los golpes se hacen más fuertes y el comandante llama a gritos a Lubitz. El capitán trata entonces de derribar la puerta. En todo ese tiempo, diez minutos, la torre de control llamó hasta tres veces al avión para saber qué estaba pasando, pero no obtuvo respuesta alguna de Lubitz.

La respiración del copiloto era en apariencia normal, añadió el fiscal Robin, por lo que todo indica que estaba vivo hasta el momento en que el avión se estrelló contra las cumbres de los Trois Évêchés. La respiración de Lubitz no se alteró ni siquiera en los últimos instantes del vuelo, a la vista de las paredes de roca contra las que se estrelló el avión. Se descarta por tanto que hubiese una persona ajena a la tripulación en el interior de la cabina. Robin ha abierto una investigación por "homicidio involuntario". Los motivos de Lubitz siguen oscuros.

Los familiares de las víctimas españolas comenzaron a llegar ayer a Seyne para vivir la prueba más dura. La noticia del posible suicidio añadió más dolor a la situación.

Tracking Pixel Contents